9 de septiembre de 2008

Pueden irse

Mario Iván Paredes Mallea

Si la oligarquía de Santa Cruz, y la de todo el país, no quiere que se distribuya la riqueza de la sociedad de una manera un poco más democrática, como ahora se plantea que se lo haga.

Si ellos no quieren comprender que la riqueza de la sociedad es creación de la gente que trabaja y no de la gente que se la pasa contando el dinero de las ganancias malhabidas.

Si se empeñan en negar el derecho que tiene cualquiera que no tenga un pedazo de tierra para trabajarla, mientras ellos poseen miles de hectáreas de tierra destinadas a la especulación, a la obtención de la ganancia fácil, al fraude en los créditos bancarios.

Si logran cada vez mayores ganancias en desmedro de los ingresos de quienes trabajan; es decir, mientras ellos multiplican sus ganancias, quienes trabajan sólo suman sus ingresos (si es que lo consiguen).

Si es que su desprecio y odio hacia nosotros se acrecienta con cada minuto que transcurre, hasta convertirse en la más vil de las prácticas humanas: el racismo.

Si es que no quieren comprender que, a pesar de nuestras diferencias, pertenecemos todos al género humano, y todos merecemos un trato digno de nuestra especie, así como a cualquier otra.

Si han de continuar con su afán de distorsionar las mentes de las personas, hasta el grado de la más degenerada de las alienaciones.

Si pretenden continuar reproduciendo un modo de vida y de trabajo que está destruyendo a todo el planeta Tierra, disminuyendo, así, las posibilidades reales de continuación de la especie humana misma.

Si todo ello y aún mucho más, las clases pudientes del país se entercan en continuar haciendo práctica y pensamiento, entonces, nosotros, los de abajo, los que producimos la riqueza, los que generamos la cultura, los que ofrecemos un futuro digno para toda la humanidad, declaramos:

A las oligarquías del país y a sus sirvientes pagados y gratuitos, les quedan dos caminos: a) Uno pacífico y, b) otro no tan pacífico. O concurrimos a la lucha política en la actual democracia, con todas las consecuencias que ésta pudiera generar.

O nos empujan a una confrontación de la cual ellos serán los perdedores, en cuyo caso, también se encuentran dos resultados: Derrotados, cambiarán de actitudes; o la otra: que se vayan de donde vinieron, pues al fin y al cabo, por ejemplo, en lo que ahora es España los árabes estuvieron presentes como conquistadores y colonizadores durante aproximadamente 800 años, los conquistadores y colonizadores que vinieron desde España hacia nuestras tierras ya llevan un poco más de 500 años, y algunos no están ni siquiera 50 años, así que no les costará, ni nos costará mucho que se vayan o expulsarlos.

Entonces, les daremos, si cabe, las gracias por el idioma y podremos, al fin, construir un mundo donde tengamos un poco más de bienestar.

Santa Cruz, 9 de septiembre de 2008

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