29 de septiembre de 2008

La marcha sobre Santa Cruz

Mario Iván Paredes Mallea

¡Qué gran impulso mueve a estas miles de personas!, ¡dónde nace el talento de sus pensamientos!, ¡cómo logran acumular en tan poco tiempo tanta fortaleza para la lucha!, ¡cómo pueden disolver tan rápido un ejército singular como fue el suyo!, ¡de dónde emerge su proverbial comprensión de lo humano!

Todos vimos con cierta ansiedad y sorpresa continuas cómo, desde hace unos días atrás, se procedía a bloquear en diferentes puntos de las carreteras principales del departamento de Santa Cruz, en la república de Bolivia, con el firme propósito de cercar a esta ciudad. Los bloqueadores: campesinos, “colonizadores”, sin tierra, indígenas, pequeños comerciantes, obreros de la ciudad y del campo, estudiantes; y estuvieron miles y miles. Pero desde el día 22 de septiembre esas magníficas multitudes apostadas en los diferentes puntos de bloqueo iniciaron una marcha en dirección a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. ¡Qué impresionante espectáculo social y militar este!

Tal pareciera que se hubieran levantado las multitudes de Tupak Katari y de Apiaguaiki Tüpa. Sí, los dos juntos, y otros más, a la misma vez. El cerco de Katari y el empuje de Apiaguaiki. Una vez más, los de piel morena, y los de piel clara, pero hermanados en lo común de todos nosotros: la pobreza, el desprecio de los de arriba, su odio hacia nosotros; todo porque nosotros lo producimos todo.

Es la primera vez en la historia de Bolivia que se registra un hecho como este. Parece ser la primera vez en la historia de Latinoamérica que se registra un hecho como este. Por el norte, se dirigían desde el Chapare cochabambino, desde los municipios de Yapacaní, San Germán, Santa Fé, Buenavista, San Carlos, Hardeman, San Pedro y otros del departamento de Santa Cruz. Por el este marchan desde San Julián, 4 Cañadas y otros municipios. Por el suroeste desde las provincias de los valles mesotérmicos, y desde La Angostura, El Torno, Tuiquipaya, San Luis. Desde el sureste, de diferentes comunidades de la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz; en este último caso merece subrayar la participación de indígenas guaraní. Y en la misma ciudad de Santa Cruz, a la espera, los miles de decididos combatientes del Plan 3.000 y de otras zonas.

En todos los puntos de las marchas es de destacar que, por primera vez en la historia de Santa Cruz, se encuentra la presencia de todos los pueblos indígenas de Santa Cruz junto a los migrantes y descendientes de migrantes del occidente del país radicados en territorio de Santa Cruz (a quienes últimos se conoce con el apelativo de collas). Es la primera vez que se observa una amalgama de solidaridad y lucha tan interesante y heterogénea de pueblos existentes en el territorio de Bolivia; guarayos, chiquitanos, guaraní junto a quechuas y aymaras y a mestizos de todos los colores. Es la primera vez que se encuentran en predisposición de lucha sectores y clases sociales diferentes como campesinos, originarios y citadinos de diferente origen y procedencia geográfica, racial y social en contra de las oligarquías del país y de sus acólitos.

Los propósitos de la marcha sobre Santa Cruz son producto de la intención separatista del fascismo radicado especialmente en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, y los marchistas exigen la renuncia del prefecto de Santa Cruz, no aceptar modificaciones a las reivindicaciones campesinas y originarias incluidas en la nueva Constitución Política del Estado y, en definitiva, protestar contra las actitudes bestiales características del fascismo, que se manifestaron de manera trágica en la matanza de campesinos en el departamento de Pando el 11 de septiembre.

Ante nuestros ojos se desplegó, entonces, uno de los movimientos indígenas y campesinos más singulares de los últimos cincuenta años de la historia de Bolivia y de toda la historia del departamento de Santa Cruz. A la memoria acude el recuerdo del singular cerco a la ciudad de La Paz a la cabeza de Tupak Katari, la épica hazaña de los guaraní a la cabeza de Apiaguaiki Tüpa, la marcha de los indígenas a principios de la década de los 90 desde el oriente del país hacia la ciudad de La Paz, todas las marchas y bloqueos que se hicieron durante los últimos 20 años, todo como preludio de lo que acontece ahora.

Pero este cerco y la subsiguiente marcha se diferencian del resto de movimientos populares, campesinos y originarios, entre otras características, porque en ellas se expresan claramente las dos perspectivas históricas de hoy que se enfrentan. Sencillamente: los que están por la conservación del orden existente y los que quieren cambiar el mundo para hacerlo mejor.

Tal como se pintan ahora las cosas, pareciera que el cerco y/o la marcha sobre Santa Cruz todavía están latentes. Todo dependerá del comportamiento político de la derecha en el oriente del país y a nivel nacional. De continuar cerco y marcha, estaremos ante una de las posibilidades más cercanas al aplastamiento de las oligarquías del país.

Santa Cruz, 26 de septiembre de 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué crónica tan emocionante!! Otra cosa no hubiera esperado. Pero era difícil imaginar cómo pudo haber sucedido el cerco a Santa Cruz porque eso es inédito en nuestra historia. La alianza de campesinos e indígenas collas y cambas así como la alianza con organizaciones urbanas, es una verdadera lección de unidad y solidaridad para todos los bolivianos. El año pasado estuve en el cabildo de Achacachi y me invadió un orgullo innombrable al ver a tanta gente reunida con sus ponchos rojos, con pututos y wipalas. Ahí pude constatar qué fuertes son las convicciones que tienen. Comprendí también que pese al etnocidio del estado boliviano, las organizaciones campesinas e indígenas son profundamente patrióticas. Si el barco de nuestro país se hunde, yo quiero estar con ellos....Mientras tanto, en la distancia, creo en ellos y mi corazón está ahí.