25 de septiembre de 2008

No vienen en “son de paz”, pero tampoco son sicarios ni pistoleros

Por Gisela López Rivas *

Anoche José Ros se atrevió a decir, en vivo y en directo, en la televisión, que cree que los campesinos que mantienen cercada Santa Cruz vienen a la ciudad “en son de paz” y se atrevió también a “cuestionar” el rol de los comunicadores y de los medios que aportan a mostrar estas movilizaciones campesinas e indígenas como agresivas.

Pero qué atrevimiento el de mi amigo Pepe Ros. Decir semejante verdad (la del rol de los medios y de los colegas) a los cuatro vientos y a través de las mismas cámaras.

Sobre la primera aseveración lamento que, por esta vez, no coincida con Pepe. Los campesinos y los indígenas se cansaron de andar en “son de paz”.

Por andar en son de paz los aniquilaron hace 15 días en Pando. Esa burda teoría mediática (que emerge de la oposición) de que lo de El Porvenir y Filadelfia fue un “enfrentamiento” no tiene sustento y se derrumba a medida en que se encuentran los cuerpos, de niños por ejemplo; y a medida en que aparecen los testimonios de mujeres, algunas embarazadas y otras que desde el once de septiembre pasado quedaron viudas y con el testimonio vivo de haber huido dejando atrás a sus cónyuges heridos o desaparecidos.

La última vez que los campesinos cruceños (porque los de San Julián, Yapacaní, Tiquipaya, etc. también son cruceños), los mismos que ahora están cercando Santa Cruz, llegaron a la simbólica plaza 24 de septiembre fue el 17 de octubre de 2003, el mismo día que cayó Gonzalo Sánchez de Lozada. Vinieron a exigir la renuncia del entonces Presidente precisamente, y fueron brutalmente agredidos por la “juventud cruceñista” y por miembros de la Nación Camba (revisar la prensa del 18 de octubre de 2003).

Esa vez, mi querido Pepe, vinieron en “son de paz”. Pero les esperó la guerra. La mayoría fue apaleada por los “defensores de Santa Cruz” y pobre de aquel que se atravesaba en su defensa, igual “recibía” por “defender a los indios”. Todavía están vivos esos testimonios y no me van a dejar mentir.

Después vinieron un montón de intentos fallidos de los campesinos por llegar a nuestra plaza 24 de Septiembre, la de todos los cruceños nacidos y no nacidos que vivimos en esta tierra. Recordemos aquella marcha que fue interceptada en la doble vía a La Guardia donde la “juventud cruceñista” se deleitó apaleando collas. O, recordemos algo más reciente, la paliza que le dieron a los campesinos y no campesinos que liderados por Lucio Vedia también pretendía entrar a la plaza principal.

¿“Son de paz” cuando todavía trasmina el olor a muerte de campesinos en Pando? ¿“Son de paz” cuando aún no se conoce con precisión cuántos de ellos murieron en manos de sicarios o pistoleros adiestrados? ¿“Son de paz” después de haber recibido a gritos un montón de veces los calificativos de ¡raza maldita!, invasores, indios, hediondos, cochinos? ¿“Son de paz” después de haber visto cómo ultrajaban a sus mujeres de pollera que quedaban ensangrentadas? ¿“Son de paz” después de que les destruyeron la sede de los indígenas de los cinco pueblos nativos cruceños?
Yo no creo que vengan en son de paz. Pero estoy segura que no tienen ametralladoras. Estoy segura que no son pistoleros. Y estoy segura que aquí en la ciudad hay más gente armada, con tecnología de punta, y adiestrada para matar. Adiestrada para matar “invasores”.

Que no se sorprenda el Fiscal con esto que escribo, porque él debe conocer este tema - probablemente- mejor que yo. Yo, simplemente, me remito a las versiones que he venido recogiendo de boca en boca. En este pueblo es vox populi que existen cruceñazos que financian el entrenamiento físico de grupos juveniles para probables choques armados. Claro, para “defender Santa Cruz”. Así como también es vox populi la internación de armas. Sin ir muy lejos, dicen que aquí se compra un arma como comprar pipocas (esto lo he leído en “diarios serios” cruceños).

Pero para estos “rumores” que forman parte de la charla nuestra de cada día no existe Ministerio Público. Así como no existió Ministerio Público cuando la “juventud cruceñista” “defendió” la plaza 24 de septiembre de los “avasalladores” campesinos aquel 17 de octubre de 2003 y los apaleó frente a las cámaras de televisión. Así como no existió Ministerio Público el día en que esa misma juventud “tomó” o, mejor dicho, asaltó las oficinas de ENTEL, las saqueó y terminó destruyendo y quemando sus bienes. Así como no existió Ministerio Público para frenar el vandalismo de hace apenas quince días en Santa Cruz de la Sierra. ¿Dónde estaban los 30 fiscales que ayer se fueron a decomisar “el armamento” de los campesinos cuando la documentación del INRA fue quemada y sus bienes destruidos; cuando se robaron cientos de celulares, computadoras, tarjetas telefónicas, sillas, escritorios y quemaron información institucional de una entidad del Estado? ¿Dónde estaban los fiscales el día en que asaltaron “pacíficamente” la oficina de Impuestos Internos?

Los campesinos y los indígenas no están siendo utilizados por el Gobierno como afirman -haciendo eco de la versión de oposición- los medios de comunicación. Los campesinos y los indígenas no son -como también afirman los medios de comunicación amplificando la posición de la media luna- de propiedad del Gobierno, ni de Evo Morales y menos de García Linera.

Creo que el asunto es al revés. Sin los campesinos y sin los indígenas el Gobierno se cae. Y, también, tengo la impresión que los campesinos y los indígenas, a pesar de haberse “aliado” al Gobierno y de identificarse con el liderazgo del presidente de extracción campesina-indígena, desconfían.

Desconfían que sus luchas sociales de años, sus reivindicaciones históricas que pasan por el contenido del texto de Constitución Política del Estado aprobado por la Asamblea Constituyente se negocien a título de preservar la famosa “gobernabilidad”.

No hay “son de paz” cuando siempre han recibido beligerancia. Eso de que “los esperaremos con los brazos abiertos” (a los campesinos marchistas) que salió de la boca de uno de los líderes cruceños es la mentira más grande que se ha podido escuchar en estos días.

A Dios rogando y con el mazo dando, reza el dicho que se ajusta bien a esa doble moral que fluye desde el mismo atrio del símbolo religioso de nuestro pueblo donde se reúnen los fariseos hipócritas para tocar las campanas, rezar y después correr detrás de los “traidores” para abofetearlos cobardemente.

A quienes desde el corazón abogamos, sinceramente, por la paz no nos queda otra que mantener la esperanza y aunar esfuerzos para que en estas horas se mantenga.

* Periodista (giselalopezrivas@yahoo.es)

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