Leopoldo Fernández al paredón

Max Murillo Mendoza
Hace muchos años se denuncia al cacique de Cobija por abusos a campesinos, gansteril conducción de la política local, corrupción desenfrenada. En la ciudad de La Paz, todos sabíamos de este señor su manera particular de vivir en las noches: drogas, prostitutas y gastos de muchísimo dinero, proveniente del narcotráfico, en fiestas y farras semanales. Ninguna novedad. Este tipo de perfiles políticos son clásicos en la política boliviana. Los Cayos Salinas, los Fortún, los Asbún (de la colonia árabe), los Petricevic y otros, se han adueñado del quehacer político boliviano, porque su característica principal es básicamente el enriquecimiento ilícito y a mansalva. La política era el maquillaje. El rostro verdadero es el que muestran hoy los prefectos de la medialuna, y el mejor alumno por supuesto es el exprefecto de Pando Leopoldo Fernández. Un ser patológico, que raya en la esquizofrenia y sus manos están manchadas de sangre desde hace muchos años, años de impunidad gracias a la real politik de los partidos políticos tradicionales.
Si la justicia boliviana no hace algo, eso es por lo menos el paredón de fusilamiento, con este sujeto, se debe cambiar a toda la estructura del poder judicial, y no importa si después desatan a los perros de cacería de la prensa tradicional, felizmente existe ya un grado de conciencia en este país, para ver claramente quién es quién. Hoy es cuando para sentar un precedente al país, sobre todo como mensaje a los sectores quiénes desde siempre han ofrendado su sangre, los pobres (campesinos y obreros) de este país, en la defensa de la democracia, democracia que ha servido solamente para el negociado y el negocio de estos drogadictos y enfermos mentales. Si no se actúa en contra de este último abuso y crueldad del establisment patronal-hacendado logiero, empezaremos a cuestionar la labor del actual gobierno. Y tenemos todo el derecho de cuestionar seriamente, si es que no se hace justicia.
Con este hecho ya nada tienen que hacer estos perros de caza llamados prefectos de la media luna. En el mejor de los casos deben renunciar y dar pasos realmente en serio, para frenar a sus para-cívicos y sectores ultraconservadores, sino pues no existe otra salida: hacer justicia también con ellos. No podemos retroceder ni un milímetro ante la impunidad, ante el desprecio al país y sus verdaderos dueños: indios, campesinos y obreros. Si hay que expulsar a colonias enteras debemos hacerlo. Croatas, árabes, italianos, norteamericanos, y de otras nacionalidades, que estén comprometidas con este avasallamiento y desorden deben salir del país. Sus bienes pasar al Estado boliviano.
La suerte de América Latina se juega hoy en Bolivia. Tenemos que tener la seguridad de que la esperanza de todos los pueblos están en Bolivia, depende de cómo juguemos nuestras cartas, para consolidar las esperanzas de la América profunda, de la América intervenida en nombre de la doctrina Monroe, en nombre de la guerra fría como patio trasero y reducido a reserva esclava de recursos naturales, humanos y económicos.
Cochabamba, 14 de septiembre de 2008.