29 de septiembre de 2008

El dolor de ya no ser. se licua la identidad "camba" como expresión separatista

Por Flavio Dalostto
La primera foto nos muestra, entre otros, a un muchacho "blanco", "ario", con 100% de genes guaraníes, de la terrorista "unión juvenil cruceñista", financiado por el sí blanco y ario terrateniente cruceño Branko Marinkovich. La segunda foto, nos muestra a un muchacho "blanco", "ario", con 100% de genes bantúes africanos, que exhibe con orgullo su camiseta nazi, en una ciudad de Nosedonde.
Ambos son muestras cabales de lo que puede producir la alienación mental, inducida desde centros o grupos de poder, y teniendo como "masa", el resentimiento, la auto-negación y la sensación de inferioridad.. En el fondo, tanto las bases de la ujc como ese muchacho negro, no son más que víctimas sociales, económicas y culturales de grupos económicos ligados al poder ganadero o sojero, que los explotan para sostener sus políticas de privilegio, haciéndoles creer a estos jóvenes que son "algo".
Y son "algo", pero no son "eso" que les hicieron hacer creer. Son personas, no importa que sangre les corre adentro de las venas (al fin y al cabo, está comprobado que todas las sangres son rojas), que deberían estar construyendo un presente de amor y un futuro de sueños; y no, un presente de odio y un futuro de pesadilla.
Seamos sinceros. Si Adolfo Hitler los hubiera tenido a mano, al jóven cruceñista y al negro "nazi" que se ven en las fotos de arriba, no lo hubiera dudado. Los habría convertido en jabones.
La famosa "identidad camba", especie de nacionalidad inventada, con pasados "robados" a otras etnias o pueblos, que sojuzgaron los antepasados de los líderes, que ahora las reinvindican, se derrumba; porque nació sin raíz y se alimentó de mentiras. Se cambiaron los abuelos, los jefes del cruceñismo camba. Entonces, Marinkovich no tuvo un abuelo croata, sino un abuelo guaraní, el inexistente cacique "Marinkobichí"; así como el prefecto Rubén Costas Aguilera no tuvo un abuelo español, sino un abuelo isoseño, el fabuloso cacique "Aguila-Ligera". Y así, podemos seguirle el tren a todas las pavadas inventadas por el cruceñismo "camba".
Hoy, el diario basura de Santa Cruz "El Deber", en su editorial "diálogo entre tortuosidades y problemas", bajo el subtítulo "Camba, ¿especie en vías de extinción?" confiesa que "so pretexto de la ‘unidad nacional’, todo lo camba se ha ido perdiendo", y también que "lo camba y el camba están ahora en peligro de extinción", y agrega que "Bastaba con quitarle sus recuerdos, con practicarle una lobotomía psicológica en su memoria colectiva para que, al no tener historia ni rumbo ni tradición, ese pueblo muera. Pues bien, en Santa Cruz ya están casi a punto de lograrlo. Para colmo, ante la indiferencia general de nosotros mismos. El camba, lo camba, está muriendo. Y agoniza en medio de palabrerío insulso, de dirigentes que no perciben cómo se está liquidando el alma oriental", para rematar con "A este paso, no tardaremos en ver la foto del último camba en la tapa del National Geographic…"
"A confesión de partes, relevo de pruebas", dice el dicho. Ahora, debemos aclarar algo. Lo "camba", como identidad elegida por grupos de personas en el departamento de Santa Cruz, sobre todo "urbanos" del primer y el segundo anillo de la ciudad capital, no creo que deje de existir, ni de proseguir su desarrollo cultural. Es fundamentalmente una cultura "urbana", con sus bailes, su mentalidad, sus comidas, sus artistas. Lo que está dejando de existir, lo que se está derrumbando a pasos acelerados, lo que se está extinguiendo es esa "anomalía", en el cuerpo de la cultura camba. Esa anomalía se llama "cruceñismo", que no es lo mismo que "cruceño".
El cruceñismo de Rubén Costas y Branko Marinkovich es racista, clasista, separatista, segregacionista, violento y auto-proclamado "nazi" (¿no dicen "Hitler mató a los judíos, porque no conocía a los collas"?). Y pretende absorber y ahogar a todas las demás identidades de ese departamento, en su supuesta "cruceñidad": guarayos, abás, isoseños, chaqueños, vallunos, norteños, chiquitanos, collas. Lo "cruceño", si se quiere hablar de una supuesta identidad departamental sería la unidad armoniosa en la diversidad enriquecedora de todas esas identidades indígenas y regionales que pueblan el departamento. El "cruceñismo" es el ahogo de todo lo diverso, en una supuesta unidad empobrecedora y violenta, bajo el mando de los clanes terratenientes. Lo "camba", sería una cultura más de ese conglomerado de pueblos y regiones que habitan el departamento.
Identidad, no es solo folklore, no es solo disfraz de ocasión. Identidad también es la Tierra y el Territorio. Lo que quiere el cruceñismo es mantener el dominio oligárquico de la Tierra y dejarle a los indios que sigan con sus danzas, sus canciones y su colorido, pero sin fundamento territorial. "Bailen, muchachos para los turistas, que nosotros nos llenamos de dinero".
Lo Camba, si quiere existir como cultura, como "nacionalidad", si quiere (podríamos incluirla como la nacionalidad número 37, en la nueva constitución) desarrollarse, si tiene identidad que ofrecer y modelar, deberá resignarse a ser una etnia más, en el conjunto heterogéneo del Gran Santa Cruz, y compartir de igual a igual con el super-barrio Plan Tres Mil, con la nación guaraya o la región valluna. De igual a igual, pero no encima de las otras. De esta manera, "lo cruceño", si llegase a existir, englobaría, entre otras muchas, a la "nacionalidad camba", pero no sería lo mismo. Si aquellos que se consideran "cambas" quieren ser nación, que vayan, se afilien, y exijan al gobierno nacional que los incluya en la nueva constitución. Es su derecho, pero no pueden hablar por todos los cruceños. Muchos cruceños se identifican como "regionalidad camba", pero no como "nacionalidad camba". Aquí estuvo su error. Muchos "cambas" se sienten 100% bolivianos, y solo una minoría de ellos quiso elevar esa identidad a algo "por fuera de Bolivia". Nacesitaron inventarse una historia, un pasado y símbolos culturales que no les eran propios. Por eso lo "camba" entendido como "no-boliviano" se cae a pedazos.
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