Max Murillo Mendoza
Durante la guerra fría los medios de comunicación masivos, los gobiernos dictatoriales de toda América Latina y en general todas las instituciones formales de los estados de entonces, impusieron a ordenes de los EUA como parte de la doctrina de seguridad nacional, el término condenatorio de “comunista” a todo aquel que pensaba distinto, o que protestaba contra el orden establecido, contra las injusticias de las dictaduras. La palabra comunista encerraba todo el contenido de condena y conclusión total hacia una persona, era el sello preciso para decir “indeseable” y perturbador del orden social, por tanto pasible a ser condenado por las leyes en vigencia, incluso muerto en aras de la libertad y la patria. Era el expediente clásico para referirse a dirigentes sindicales, obreros, políticos de izquierda, intelectuales críticos del modelo, sacerdotes de la teología de la liberación y gente común que simplemente no compartía con los abusos de las dictaduras. No había diferencias. Todos eran comunistas y listo.
Casualmente, hoy en día los medios de comunicación tradicionales, los sectores conservadores de nuestra sociedad, y los oligarcas acuden también a este término de comunista, ya pasado de moda y superado; pero efectivo para atacar y condenar a cualquier persona que reclame sus derechos, o muestre sus opiniones en contra de los engaños e injusticias actuales. Tuvieron la habilidad, además, de mezclar en el lenguaje y los contenidos, a las palabras masista y comunista como términos similares o iguales. Todos los bloqueadores o marchistas de los movimientos sociales de cualquier calle de cualquier ciudad de Bolivia, “son masistas”, es decir comunistas. De esos grupos probablemente sólo un porcentaje mínimo sean militantes del MAS; eso no importa, lo importante es la condena y el estigma, o sea el mensaje para asustar a las clases medias.
Los esquemas ideológicos funcionan bien. De eso se encarga la prensa. La palabra masista es una palabra peligrosa, de condena y rechazo para esta prensa. Es una palabra que tiene los contenidos similares a comunista, cuando no tiene nada que ver con esta. Ni ideológicamente, ni políticamente, ni culturalmente tienen parecidos. Pero, repito, para atacar eso no importa.
El trabajo de la prensa es retocar la realidad, mostrar lo que no es. La masacre de Pando no es masacre, es enfrentamiento entre “masistas” y autonomistas, es decir entre peligrosos y ciudadanos ilustres. El estado de sitio no es como tal, es “dictadura masista” en contra de “democráticos” ciudadanos. Como vemos, el término masista está en todos los logotipos de la prensa, con aquel contenido de la guerra fría para referirse a personas desequilibradas, en contra de la ley y el orden, en contra de la constitución política del estado, es decir en contra de la Patria y la Libertad. Y no creo que se den la molestia para averiguar los contenidos ni la realidad que delatan estos términos, como muchas cosas no les interesa, sino cuidar lo acumulado y listo.
Cochabamba, 19 de septiembre de 2008.
23 de septiembre de 2008
Masista es igual a comunista!!!
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