El gobernador tigre

Por Carlos Alejandro Lara Ugarte
Se reunieron los habitantes del monte, los había convocado el Gobernador Tigre, asistieron los habitantes del Reino Vegetal, Mineral, Animal. El Reino Acuífero también fue convocado.
Entonces el Gobernador Tigre, sin ningún preámbulo, rugió ronco y enojado ante los presentes.
_ ¡Nuestro monte está amenazado de ser invadido por las alpacas!_
El búho tranquilo y reflexivo primero pregunto y luego afirmó. – ¿De donde viene esa historia? A las alpacas las mataría el calor de nuestros montes, es imposible que vengan por acá-
El Gobernador Tigre no estaba acostumbrado a recibir ni siquiera sugerencias, volvió a rugir _ ¡Ah¡ Pero que me dicen de los quirquinchos que quieren ocupar nuestras cuevas
_ Son parientes míos – dijo amistosamente el Tatú -Además ellos no ocupan cuevas ajenas, ellos harían sus propias cuevas. El monte es para todos- terminó diciendo
¿Y del Cóndor?, ¿Acaso esa maldita carroña de los andes no está volando nuestros cielos esperando nuestra muerte para bajar a comernos?
- No se preocupe señor Gobernador Tigre, de comerlos a todos nos encargamos nosotras, no dejaremos un gramo de carne para los moradores de los Andes. – dijo la líder sucha secundada por su coro de aves negras que no dejaban dar vueltas y picotear la poca carne que el Gobernador Tigre acostumbraba sobrarles.
_Eso está mejor- Dijo el Gobernador Tigre y continuó. -Esos son los verdaderos defensores de nuestros montes- El Buho y el Tatú deben ser considerados traidores a las aspiraciones de los moradores del monte, deben ser humillados en el Curichi Central y condenados a que no circule por sus inmediaciones.
Y algunos seres del monte que no compartía con los castigos empezaron a retirarse. De cerca de un millón que asistieron apenas quedaron diez mil, entendió entonces el Gobernador Tigre que se quedaba sin aquellos que respetan la diversidad de la vida y la naturaleza y ante de quedar solo dijo a sus más allegados:
_Somos más de un millón y ratificamos la potestad que me han asignado en el gran cabildo, y con el noble atributo de Gobernador Tigre ordeno lo siguiente:
_A partir de este momento el curso de las aguas ya nunca mas serán definidas en las alturas, ¡ESO NUNCA MAS! y por ello ordeno a que los cerros bloqueen y cambien el curso de los ríos, que los ríos tomen las lagunas y que las lagunas que tienen el agua mezclada con arena o agua turbia, sean desalojadas y remplazada por agua “blanca y pura”-
Cuando la orden se dio los cerros se movilizaron y se cumplió la orden. Entonces las aguas fueron incontrolables, en su curso arrastraron rocas y piedras, inclinaron a los respetados árboles verdes que protegían el desborde de los ríos, las piedras ocuparon el espacio del aire y de los peces… los peces fueron expulsados a la arena, y el tiempo cambió, entonces el vapor de agua se convirtió en lágrimas.
La temperatura hirió y mato a los peces, las aguas voraginosas se llevaron todo lo que tenían al frente, y las suchas se comieron a los peces mientras estos se revolcaban en la arena e intentaban volver a su laguna.
Y mientras esto ocurría el Gobernador Tigre exclamó.
_ Ha llovido demasiado en las alturas y el agua que viene de allá ha inundado nuestro monte. Los Andes quieren invadirnos.
Pero los Andes se quedaron donde estaban y el Gobernador Tigre volvió a convocar a los habitantes del monte, y aunque no lo crean ustedes, a la convocatoria solo asistieron las Suchas, algunas víboras y las garrapatas.

Santa Cruz, 25 de septiembre de 2008