La invasión de Abya Yala

Mario Iván Paredes Mallea

Un mundo que se va corroyendo paulatinamente a sí mismo, de a poco, hasta llegar al punto del inicio de su propia extinción-destrucción. Una forma de organización de la vida que tiene como caminos innegables la destrucción de sus propias formas de vida. Una manera histórica de organizar el trabajo que produce capital y plusvalor para pocos, y pobreza, opresión y humillación para muchos. Unos métodos depredadores de hacer uso de la naturaleza, que nos conducen al extremo de cambiar a la misma naturaleza con efectos destructivos para la propia naturaleza y para las sociedades de todos los países.

Un mundo, una forma de vida, una manera de organizar el trabajo y métodos depredadores de la naturaleza, que se han mediado, fundado y basado, a su vez, en la más vil de las alienaciones del espíritu humano, en las más crueles de las degeneraciones de la mentalidad de las personas, en las más efectivas formas de control de las mentes de las personas.

Un mundo que se reproduce a sí mismo creando mundos minúsculos, cada uno de los cuales trata de separarse de los otros, para crear, a su vez, otros mundillos más pequeños; es decir, atomizar y pulverizar los lazos de solidaridad, de reciprocidad, de colaboración mutua que la sociedad humana había estado desarrollando en el transcurso de milenios; tal es otro de los medios que implantó (por coacción y por convicción) el mundo del capital para reproducirse a sí mismo.

Un mundo, el del capital, que se sabe universalizar a costa de (o mediante) la desuniversalización del resto de las posibilidades históricas de las demás sociedades; es decir, un mundo que ha sabido cerrar, combatir, anular las posibilidades de desarrollo de otras probables mejores formas de desarrollo de las vidas de las personas en sociedad.

Un mundo tal, sin embargo, no ha podido ser posible sin las contribuciones que trajo la invasión de Abya Yala por parte de los europeos. Si éste nuestro continente no hubiera sido invadido por la gente venida de Europa, muy posiblemente que otro hubiera sido el destino del naciente capitalismo en Europa, y tal vez en todo el planeta.

Fue sólo gracias a la invasión de Abya Yala, a su conquista y a su posterior colonización que el capital a nivel mundial pudo llegar a ser lo que es hoy. En otras palabras, el proceso de la acumulación originaria del capital; la acumulación creciente de ingentes cantidades de riqueza económica en manos de las élites políticas europeas; la concentración de un inmenso poder político en los representantes del capital de Europa expandido a nivel planetario; la galopante expansión de la ideología capitalista naciente sobre todos los países del planeta, todo ello fue posible gracias a la explotación de la fuerza de trabajo de gran parte de los habitantes originarios de Abya Yala.

Ni el oro, ni la plata, ni todas las valiosas materias primas extraídas de nuestro continente, pudieron por sí solos lograr el desarrollo económico, financiero, político e ideológico de Europa en su sentido capitalista. Pues ninguna porción de materia de la naturaleza tiene valor por sí sola, más al contrario es por la intervención de la fuerza de trabajo de los seres humanos de cualquier parte del planeta que llegan a tener valor.

Si algo hay que recordar el 12 de octubre, si hay algo que rememorar esta fecha, es el sacrificado trabajo de los millones de hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas, todos hermanos nuestros, que con el sacrificio de sus vidas, con su trabajo obligado hicieron posible que Europa y gran parte del mundo sean lo que llegaron a ser en el transcurso de siglos.

No hubo el tal descubrimiento de América, lo que hubo fue el descubrir a millones de personas con fuerza de trabajo disponible para crear riqueza, para generar para otros la mayor de las riquezas materiales que se hayan visto en la historia de la humanidad. Pero esa riqueza no fue distribuida socialmente, tal como fue su producción, sino que fue apropiada individualmente por las clases sociales dominantes de ese entonces.

Si algo hay que recordar el 12 de octubre, es uno de los factores históricos que dio inicio al origen del capital a nivel mundial: la explotación inmisericorde, sostenida y prolongada de la fuerza de trabajo de los originarios de nuestro continente.

Si algo hay que recordar el 12 de octubre, es el inicio de una de las formas de organizar el trabajo, la vida, la sociedad en su conjunto que está destruyendo el planeta en su conjunto de una manera acelerada en términos históricos.

Si algo hay que recordar el 12 de octubre, es el inicio de una de las resistencias más heroicas de los originarios de Abya Yala que se desarrollaron en todo el planeta en contra de la invasión, conquista y colonización por parte de los europeos.

Resistencia que ahora viene rindiendo sus frutos, porque las multitudes populares, los pueblos originarios van generando nuevas formas de lucha que van venciendo de a poco al poder de los poderosos de hace siglos.

Santa Cruz, 12 de octubre de 2008