25 de agosto de 2008

Los boumerang del referéndum ratificatorio

Escrito por Xavier Albó(*)

El referéndum del 10 resultó pacífico, democrático y muy participado। No fue revocatorio sino ratificatorio, con goleada sobre 2/3 para Presidente y Vicepresidente y victorias claras pero menos contundentes para los cuatro prefectos de la Media Luna, aunque se revocó por un 64% a Pepe Lucho y Manfred, como estaba cantado. Pero algunas novedades y reacciones merecen algunos comentarios adicionales a los de todo color y condición que ya han salido en los medios e Internet.

Lo analizaré bajo la figura del boumerang, es decir aquel medio arco de los indígenas de Australia que se lanza hacia un objetivo y después retorna al que lo ha lanzado de modo que si le agarra desprevenido puede herirle. Si lo prefieren, hablemos de tiros por la culata o de autogoles.

El boumerang madre fue, naturalmente, el que se volvió contra Manfred y PODEMOS que insistieron inicialmente en llevar adelante ese referéndum que los ha sacado de la cancha.

Otro fue es el de los 2/3, tan cacareado en la Constituyente. Allí su primer golpe fue contra el MAS, que se desgastó siete meses en esa pelea fortaleciendo “sin querer queriendo” a una oposición que encontró en esos 2/3 su nueva bandera de democracia. Ahora podrían revender al MAS, a precio de remate, los miles de poleras que les quedan, porque el segundo salto del boumerang ya va contra ellos mismos. El único prefecto que rebalsó esa marca fue el de Potosí (79 %). Se le acercó el del Beni (64%) pero el propio Costas, después de datos parciales que reiteradamente le daban más de 2/3, al final se queda con 59%.

Tercer boumerang: el voto por Evo en los cuernos de la Media Luna, ganando en Pando y raspando con un “empate técnico” en Tarija. Desde esta perspectiva la mitad extrema de la Media Luna traslada el empate a su propio departamento, hacia un Cuarto Menguante. Mirando con lupa los resultados, resulta que en Tarija Evo sólo perdió en la capital y en Pando incluso la capital lo apoyó. Es algo a ser tomado en cuenta, a igual que el 40 y más % logrado, por primera vez, en las fortalezas antes inexpugnables de Beni y Santa Cruz.

La mayoría de los medios - sobre todo los escritos y televisivos - si son periodísticamente objetivos deberían encajar también otro boumerang: el de los resultados sensacionalmente divulgados antes de que el arco les rebote desde el campo o incluso de la periferia urbana.

Con todo cariño debo reclamar del propio medio que publica mi columna, que dos días después del referéndum lanzó su gran titular sobre las irregularidades detectadas por la OEA. Fui a los detalles de la página interior y eran sólo menudencias muy comunes a todo proceso semejante, como enseguida aclaró el propio Stein, de la OEA. Tal aclaración ya sólo apareció el día siguiente en página interior. Pero al día siguiente el editorial persistió hablando del “grave quebranto” en la credibilidad del referéndum. Incluso sancionaron a Stein con la flecha para abajo en el “Tobogán”. La Corte tuvo que pagar una costosa página “solicitada” para precisar el alcance estadístico de los datos. Pero el efecto publicitario ya se había lanzado a los cuatro vientos. ¿Quién acaba perdiendo en credibilidad? ¿Stein o el periódico?

Otra cosa es que sí conviene ajustar el padrón electoral y, con ello, cambiar incluso la actual norma. Mejor sería depurar sólo a quienes hayan estado ausentes en dos eventos electorales seguidos.

El último boumerang me sospecho que se lo están ganado los que, tras el nuevo posicionamiento marcado por el Soberano, se siguen empeñando en no entrar en el diálogo. El gran mensaje del pueblo es que desea paz y unidad. El discurso de Evo fue en esta línea, y así lo han reconocido representantes de las principales iglesias, incluido el arzobispo de La Paz, que este viernes han orado y desayunado con él. Los discursos de Costas, no. Bastantes -masistas o no- lo vieron como el “gato acorralado” que saca las uñas y los dientes. Tal vez por eso, ni siquiera se ha optado por no registrarlo por escrito en la página web de su prefectura. Pase como “el derecho al pataleo”. Pero no como una posición seria y constructiva. Duros de ambos lados, ¡ábranse ya al dialogo, desde la premisa de que lo primero es el país y los más pobres!

(*) El autor es jesuita, antropólogo e investigador de CIPCA

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