Por: Jaime Rodrigo Gainza
El planeta luna de nuestro sistema solar es uno solo, tiene sus fases que son cuarto menguante, luna nueva, cuarto creciente y luna llena, nunca media luna.
Personajes desplazados del campo político, que perdieron el poder y el Gobierno en las últimas elecciones generales de 2005 y en las elecciones para constituyentes, desde 1985 pasaron de ser enemigos frontales, revirtiendo sus principios e ideología, como los de MNR, ADN, MIR, NFR y MBL, a formar alianzas para gobernar el país.
Desde el Gobierno impusieron el neoliberalismo mediante el DS 21.060 que originó la destrucción del Estado, con la entrega de los recursos naturales y de las empresas estatales al capital extranjero. En el año 2005 esos ex partidos conformaron una agrupación política residual denominada Podemos, cuyos mayores componentes son de la ex ADN, ex MIR y ex militantes de partidos tradicionales. Podemos ganó algunas prefecturas, como las de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando y cuenta con el prefecto solitario de Cochabamba, aliado de Gonzalo Sánchez de Lozada, quienes desconociendo la realidad boliviana se convirtieron en los mayores defensores del neoliberalismo y de las transnacionales, oponiéndose al Gobierno que obtuvo en las últimas elecciones generales más del 54% de votos.
Esa agrupación residual a través de sus prefectos se autodenominó la `media luna', frente a cinco departamentos de occidente: La Paz, Chuquisaca, Cochabamba, Oruro y Potosí. La mal llamada `media luna' a través de sus prefectos, alcaldes y comités cívicos actúa negativamente pretendiendo legislar, gobernar y administrar sus regiones contrariando la Constitución Política del Estado y las leyes, llegando al extremo de plantear `independencias'.
Podemos, agrupación residual sin ideología ni estructura, es un opositor irracional que más temprano que tarde estallará en pedazos por su misma conformación. Su última actuación fue introducir en la Asamblea Constituyente el tema de la capitalidad plena, que consiste en trasladar los poderes Ejecutivo y Legislativo a la ciudad de Sucre, a cambio de que los constituyentes de Chuquisaca apoyen las autonomías departamentales, lo que demuestra su irresponsabilidad política que podría ocasionar graves daños a la Nación, incluso la división de las regiones y del país mismo.
Lo que acontece amerita una patriótica reflexión, pues el fondo del problema es mucho más serio, no se trata de actitudes aisladas o personales de los políticos de la oposición. La historia nos enseña que el capital extranjero siempre ha dividido los pueblos y las naciones, destruyendo los Estados, con la complicidad de personas o grupos antinacionales.
Interferir el destino nacional desde afuera ha sido una constante. Nuestra América latina ha sido víctima de ello, ahí esta la invasión a México y el despojo de parte de la mitad de su territorio; el asalto a Venezuela a comienzos del siglo pasado; en Santo Domingo, planteadas las exigencias de los acreedores extranjeros contrarios al interés y soberanía del Estado, fue obligado a colocar sus aduanas bajo control extranjero; la desmembración de Colombia y el nacimiento de la República de Panamá por intereses capitalistas europeos y norteamericanos, con la administración y explotación del Canal. En 1895 estalló la revolución en Cuba y EEUU se aprestó a dar el zarpazo lanzándose a la conquista de la isla, España se puso al frente y se produjo la guerra declarada por el presidente estadounidense Kinley; como se esperaba la guerra la ganó la Unión, pero no se quedó con Cuba, aunque la dominaron y explotaron mediante los capitales norteamericanos dedicados a la industria del azúcar hasta 1959, cuando la revolución castrista terminó con esa situación.
Nuestro país no escapó a la voracidad imperialista, la Guerra del Acre fue por la explotación de la goma; la invasión de Chile a Bolivia en 1879, que nos despojó de toda la costa marítima dejándonos enclaustrados, fue motivada por empresas inglesas para explotar el cobre y los nitratos; la guerra con el Paraguay en 1932 fue provocada por la Standard Oil para apoderarse del petróleo boliviano. En la actualidad, cuando se ha recuperado para el Estado los hidrocarburos, la fundición del estaño y las empresas del Estado por el gobierno de Evo Morales, logrando considerables ingresos en beneficio del país, desde Podemos se pretende el fracaso de la Asamblea Constituyente con objeto de destruir el proceso de cambio que vive el país.
En ese camino dicha agrupación se opone a todo, aun a las medidas que benefician al desarrollo del país y a las grandes mayorías. El cambio está en proceso y nadie podrá detenerlo, se irradia por toda América. No hay media luna. La luna es una sola, siempre habrá aulladores, mas no podrán alcanzarla y menos destruirla. Bolivia es como la luna, una sola, digna y soberana.
2 comentarios:
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