Por: Iván Arias D।
En la pared de informaciones de Penubol, una resolución, firmada por el Poder Legislativo, decía: Las elecciones democráticas, por voto universal y secreto, para el poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial se realizarán en 30 días. Los partidos políticos deberán tener: lista de militantes, programa de gobierno realizable y lista de ministros que ocuparán las carteras del poder ejecutivo, legislativo y judicial. Esta elección es la más importante de nuestra historia porque a partir de mayo, como República, asumiremos la responsabilidad total, dejándo a un lado la Monarquía en la que vivimos.
Era finales de los setenta, la dictadura banzerista estaba en declive, los petrodólares que habían dado la sensación de ultra desarrollo mostraban su lado insostenible y nosotros, en ese contexto, en un colegio internado dirigido por los jesuitas, Pedro Basiana y Alfonso Pedrajas (Pica), aprendíamos democracia y gestión en la autodenominada ´Pequeña nueva Bolivia´ debido a que los 130 alumnos proveníamos de decenas de rincones rurales y marginales de Bolivia. Después de esas elecciones, y durante dos meses, los padres se alejaron del internado y los discípulos a la cabeza de nuestro gobierno nos hicimos cargo de la administración del colegio-nación: los primeros días comimos como reyes, los últimos 15 pasamos hambre.
Pedro y Pica, aparte de preocuparse por la excelencia académica, formarnos y prepararnos para ser libres y la vida era su obsesión. ´¿De qué sirve un muchacho sabiondo (decía Pica) si es que no sabe leer su contexto?. Si no sabe pensar y repite como loro lo que oye, peor aún si él mismo no se conoce ni se entiende´. Era normal que a mediados de año hagamos retiros para reflexionar sobre nuestras falencias y virtudes personales que nos servían para construir una vida más justa, democrática y tolerante en el colegio. Había que empezar por casa: ´¿Cómo quieren cambiar Bolivia, si no cambian ustedes?, ¿Cómo quieren gobernar Bolivia si no saben gobernar el Colegio?, ¿Cómo quieren ser hombres nuevos si son sectarios y matan con insultos a su hermano de cuarto?, \'Ser para los demás\', no es una frase, es una forma de vida y empieza por tu vida´, sentenciaba Pedro.
En el Juan XXIII no faltaba la comida, pero durante la gestión del primer gobierno decidimos implementar el programa ´alumnos que trabajan´ (estudiar en el día y trabajar en la noche) y el de ´trabajadores que estudian´ (trabajar en el día, estudiar en la noche) por el lapso de 45 días. Los primeros, debían ganar en dinero el valor de su desayuno y té; los segundos, el valor del desayuno, almuerzo y te. Así que si querías comer tenías que conseguir trabajo en la ciudad de lo que sea. Aprendí a trabajar de changador, heladero, lustrabotas y la única vez que tuve la suerte de pasar por buen mozo fue cuando trabajé en una chichería de la cancha.
Los fines de año, Pica los reservaba para el desafío de las caminatas por Bolivia en la que por grupos viajábamos a pie desde Cochabamba hasta La Paz, otros a Santa Cruz o hasta Tarija. Pedro murió en 1977, Pica vive y solo suele decir: “Gracias Padre por haberme dado maestros a los que tú rodeas con tu amor, como tanques blindados´.
*es experto en descentralización.
Era finales de los setenta, la dictadura banzerista estaba en declive, los petrodólares que habían dado la sensación de ultra desarrollo mostraban su lado insostenible y nosotros, en ese contexto, en un colegio internado dirigido por los jesuitas, Pedro Basiana y Alfonso Pedrajas (Pica), aprendíamos democracia y gestión en la autodenominada ´Pequeña nueva Bolivia´ debido a que los 130 alumnos proveníamos de decenas de rincones rurales y marginales de Bolivia. Después de esas elecciones, y durante dos meses, los padres se alejaron del internado y los discípulos a la cabeza de nuestro gobierno nos hicimos cargo de la administración del colegio-nación: los primeros días comimos como reyes, los últimos 15 pasamos hambre.
Pedro y Pica, aparte de preocuparse por la excelencia académica, formarnos y prepararnos para ser libres y la vida era su obsesión. ´¿De qué sirve un muchacho sabiondo (decía Pica) si es que no sabe leer su contexto?. Si no sabe pensar y repite como loro lo que oye, peor aún si él mismo no se conoce ni se entiende´. Era normal que a mediados de año hagamos retiros para reflexionar sobre nuestras falencias y virtudes personales que nos servían para construir una vida más justa, democrática y tolerante en el colegio. Había que empezar por casa: ´¿Cómo quieren cambiar Bolivia, si no cambian ustedes?, ¿Cómo quieren gobernar Bolivia si no saben gobernar el Colegio?, ¿Cómo quieren ser hombres nuevos si son sectarios y matan con insultos a su hermano de cuarto?, \'Ser para los demás\', no es una frase, es una forma de vida y empieza por tu vida´, sentenciaba Pedro.
En el Juan XXIII no faltaba la comida, pero durante la gestión del primer gobierno decidimos implementar el programa ´alumnos que trabajan´ (estudiar en el día y trabajar en la noche) y el de ´trabajadores que estudian´ (trabajar en el día, estudiar en la noche) por el lapso de 45 días. Los primeros, debían ganar en dinero el valor de su desayuno y té; los segundos, el valor del desayuno, almuerzo y te. Así que si querías comer tenías que conseguir trabajo en la ciudad de lo que sea. Aprendí a trabajar de changador, heladero, lustrabotas y la única vez que tuve la suerte de pasar por buen mozo fue cuando trabajé en una chichería de la cancha.
Los fines de año, Pica los reservaba para el desafío de las caminatas por Bolivia en la que por grupos viajábamos a pie desde Cochabamba hasta La Paz, otros a Santa Cruz o hasta Tarija. Pedro murió en 1977, Pica vive y solo suele decir: “Gracias Padre por haberme dado maestros a los que tú rodeas con tu amor, como tanques blindados´.
*es experto en descentralización.
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