Era el año 2004, cuando CIPCA me propone reingresar a la institución con la idea de apoyar al equipo técnico de la Regional de Moxos en el Beni. Acepté la propuesta con la condición de trabajar todo el año 2004 con una meta "lograr que la organización indígena consiga dos concejales en las elecciones municipales a realizarse en diciembre de ese año". Sin embargo, no se me aceptó y fue la Regional Santa Cruz que me invitó a trabajar en su equipo.
Esas casualidades de la vida hace que por una decisión de la Dirección General de la institución, meses después se nos delegara junto con otro compañero de trabajo, para apoyar a la organización indígena CPEMB en el proceso eleccionario para elegir alcalde y concejales en el municipio de San Ignacio de Moxos.
La primera vez que llegamos como "expertos en política" fue en octubre de ese año. Estuvimos por espacio de una semana, lapso de tiempo en el que capacitamos a un grupo de dirigentes de alrededor de 30 personas, en una estrategia electoral que consistía en considerar varias etapas en el arduo proceso de campaña para lograr buenos resultados. El proceso debía iniciarse con una buena elección de candidatos, realización de alianzas políticas con sectores claves de la sociedad moxeña, realización de una campaña austera, sin prebendalismos y finalmente asegurar el voto en las urnas evitando el fraude electoral.
El primer trabajo de asesoramiento que debimos realizar, estaba relacionado con la decisión de consolidar la alianza política con las juntas vecinales de la ciudad de San Ignacio de Moxos. Se trataba de definir la plancha de candidatos, pues de acuerdo al código electoral que se había modificado recientemente, las organizaciones indígenas debían llevar en su lista de candidatos hombres y mujeres en forma paritaria y de manera alterna, es decir, si el candidato a alcalde era hombre, su suplente debía ser mujer y el segundo titular debía ser mujer y su suplente hombre y así sucesivamente con los demás cargos. El conflicto surgía debido a que el candidato de las juntas vecinales, don Oscar Noe, no podía ocupar el puesto de segundo titular pues el candidato a primer concejal y a la vez a alcalde, era Sixto Bejarano de la CPEMB y por tanto no podían tenerse en la plancha dos hombres en la titularidad. Entonces sugerimos que para definir este conflicto, se anote en la segunda titularidad a la candidata mujer de las juntas vecinales, con el compromiso interno de que de salir electa, de paso a la titularidad del suplente Oscar Noe, que en realidad era el candidato oficial. Se hizo de esa manera, e incluso se hizo campaña a favor del candidato oficial de las juntas. Una vez que se ganó en las elecciones, la historia no fue como debería ser, pero este episodio lo comentaremos en otra oportunidad.
Ahora sigamos con otros episodios de esta digna experiencia. En el proceso de capacitación, tuvimos que lidiar con bastantes dificultades que tenían que ver con mentalidades, con la inercia de hacer política. Por ejemplo, se veían muchas dificultades para cumplir con los compromisos asumidos, es decir, cuando se tenía que ir a una comunidad distante a 30 km de San Ignacio de Moxos, se tuvo el problema de no contar con los recursos económicos para contratar una camioneta que llevara a los 4 dirigentes que debían llegar a dicha comunidad. Se necesitaban 400 Bs para el alquiler del vehículo y de hecho no se contaba con ese dinero. Les preguntamos si alguien tenía moto, y nos respondieron que dos de los candidatos que debían trasladarse a la comunidad, tenían moto. Entonces le propusimos que vayan en ellas y que máximo gastarían 4 litros de gasolina que a un precio de 5 Bs/litro, necesitarían escasos 20 Bs para ir y volver. Mi compañero de trabajo donó los 20 Bs y se hizo realidad el viaje. En la noche llegaron contentos de haber cumplido con esa comunidad y sin invertir muchos recursos.
Otras dificultades con las que fuimos tropezando, tuvieron que ver con la misma mentalidad derrotista de la gente involucrada en la campaña. Preguntamos si tenían la seguridad de conseguir una victoria en esta contienda electoral y debo admitir que la mayoría de la gente no estaba convencida. Es en ese momento que le proponemos hacer una especie de terapia colectiva que consistía en gritar entre todos "vamos a ganar". Al principio lo hacían con mucha timidez y yo diría hasta miedo. Les exigimos que gritaran, que se animaran a gritar y logramos que al menos 80 personas a voz en cuello griten "vamos a ganar!!". Luego les recomendamos que todos y todas, al momento de conciliar el sueño, repitan mentalmente esa misma frase unas 5 veces, ya sea en voz alta o en silencio.
Cuando propusimos salir a las calles a dar a conocer la propuesta de la organización indígena una vez llegue a gobernar, pusieron demasiadas trabas, desde el pretexto de que no habían recursos para contratar una camioneta, pasando por el pretexto de que tampoco se tenían recursos para alquilar un equipo de sonido para el perifoneo por las calles. Las banderas estaban listas, gracias al trabajo de decenas de mujeres que se dedicaron a costurar los retazos de telas y de hule de color verde y café, distintivos de la CPEMB para esas elecciones. Les preguntamos en ese momento de quien era un parlante que se encontraba en una tacuara de al menos 12 metros de altura, nos contestaron que de la CPEMB, pero también vimos que tenían una carretilla nuevita, la batería, el equipo de transmisión, el micrófono, tacuaras, alambre de amarre… o sea, no se necesitaba más que esos materiales y equipos para tener una "carretilla móvil de la victoria", como la bautizamos a esa famosa carretilla, que se constituyó a la postre, en la sensación de la campaña electoral y que incluso salió publicada en un reportaje de El Deber.
Con las pilas puestas esa noche, aún había algo que faltaba y era la música. Nosotros teníamos conocimiento que don Oscar, el candidato de las juntas vecinales, tenía una "bombilla" (tamborita típica de la región) y su grupo de músicos, entonces le propusimos que convenciera a sus compañeros para que vinieran esa noche a tocar y que les prometa que una vez ganemos, se convertirían en la bombilla oficial del municipio de San Ignacio de Moxos. Esa noche los músicos estuvieron firmes y logramos salir por las calles del pueblo. Como buenos políticos, les aconsejamos que hicieran filas de a tres y que se distanciaran al menos 2 a 3 metros unos de otros, de modo que haya espacio para flamear las banderas y crear además la sensación de multitud. Confieso que fue misión imposible, pues permanentemente se iban congregando haciendo un grupo reducido. Sin embargo, así seguimos el periplo por las calles del pueblo. Enseguida nos tocó pasar por una calle que según los compañeros y compañeras, era "calle de los ganaderos" y por tanto peligroso pasar por allí. Como nosotros no teníamos el más mínimo temor, los animamos a pasar y que con actitud de humildad, difícilmente se atreverían a insultarnos ni agredirnos. Logramos pasar sin novedad!!!. Fue increíble en la evaluación realizada al día siguiente, ver rostros triunfalistas, pues como testimoniaron varios, esa hazaña había significado "perder el miedo a los ganaderos", pues siempre fueron abusivos y prepotentes y esa noche no hicieron ni dijeron nada en contra de ellos.
Tuvimos que lidiar también con algunas personas que venían de otros partidos políticos y que se unieron a la CPEMB, según ellos cansados de los políticos tradicionales. Lo raro es que nos querían obligar a desarrollar una campaña prebendalista, en base a la dádiva, al regalo. Nosotros les explicamos que esta campaña era diferente, y que no queríamos caer en el error del pasado, de llegar con poleras, pelotas, cuadernos, lápices, etc, tal como hacen los partidos tradicionales. La gente de las comunidades y del pueblo debían saber que no teníamos plata para eso, que la campaña es austera y que la conciencia es la que debía prevalecer a la hora de decidir el voto. Recuerdo que llegamos a tener una agria discusión con un par de profesores que manifestaban que no se podría llegar a San Lorenzo sin regalos. Les dijimos que si no era posible llegar sin regalos, que lo más aconsejable era no ir.
Los problemas seguían surgiendo, pues constatamos que no se estaba haciendo una verdadera campaña en el pueblo. Nos manifestaron que por el temor que se tenía, se estaba haciendo una campaña "hormiga", puerta por puerta. Les dijimos que no se podía hacer una campaña tipo clandestina, que la misma debía ser abierta, pública, entonces debían llegar a las casas, a los barrios, sin temores, sin miedos y transmitiendo el mensaje de victoria y de cambio para el municipio. Que no se necesitaban grandes cantidades de dinero para hacer ese tipo de campaña, que se debían involucrar la mayor cantidad de personas en la misma campaña electoral.
Tengo en la memoria un pasaje bastante impactante para mí, cuando tuve que hacer pisar los pies sobre la tierra al candidato a alcalde, después de haber llegado de un viaje en avioneta a la comunidad de Santísima Trinidad, muy distante de la capital del municipio y provincia a la vez. La reflexión surgió debido a que se habían gastado 300 dólares americanos en ese viaje para visitar a 40 votantes de dicha comunidad. A la pregunta de la proyección que se tenía en cuanto al apoyo de parte de los vivientes de esa comunidad, Sixto afirmó que esperaba que al menos 30 votaran por la fórmula. Es decir, le dije, que se estarían gastando 10 dólares americanos por cada voto, cuando el promedio de un voto en una elección normal es de entre 1 y 2 dólares americanos por voto. El candidato no se contuvo y lloró, pues creía que era un buen gesto el de haber visitado esa comunidad, y argumentaba que incluso lo habían esperado durante 3 días. Admito que fui muy duro en mi reflexión, cuando le dije que podían esperarlo un año y más, pues viven allí y no significaba un esfuerzo adicional para ellos. Les pedí a todos que pisemos firme, que las batallas y finalmente la guerra se debía ganar en el pueblo, que representaba el 75% del universo de votantes.
En definitiva habíamos decidido transitar por el camino de la no violencia de la no provocación. Se pidió a los candidatos que ni se acuerden de sus opositores, que hagan una campaña limpia, de impactos, con humildad, logrando el compromiso de la mayor cantidad de gente a la causa. Los indígenas son mayoría y debían gobernar su municipio, les dijimos.
Otro de los momentos cruciales que nos tocó acompañar, fue una noche en la que teníamos preparadas las banderas para colocar en los postes del alumbrado eléctrico de las dos calles más importantes y concurridas del pueblo. Teníamos que lograr el impacto del golpe de vista. Esa noche salimos alrededor de 20 personas, munidos de todos los materiales necesarios para colgar las banderas en los postes de luz. El trabajo duró como 4 horas, entre las 12 de la medianoche y las 4 de la mañana. Al amanecer, el impacto que provocó el ver las banderas en las puntas de los postes de luz, fue decisivo, pues mucha gente se conmovió y se metió en la cabeza que fueron muchos los que salieron esa noche. No me olvido de la reacción de un par de compañeros, que al llegar a la esquina de una de las calles, se resistía a subir al poste contiguo a la casa de un ganadero, al que lo tildaban de abusivo y peligroso, y que podía salir y pegar un tiro si le colocábamos las banderas de la CPEMB en "su poste". Tuvimos que animarlos para que lo hicieran y por supuesto no pasó nada, pero que había miedo, si lo había. Nosotros, debo confesar, estábamos ausentes de esos temores, en parte porque no teníamos la vivencia ni el conocimiento de esas personas, como para que nos infundan temor.
La CPEMB y sus dirigentes tuvieron que tomar una decisión en un momento complicado del proceso, cuando llegamos a una de las comunidades a uno de los encuentros de corregidores a explicar la estrategia electoral y la estrategia de campaña. En esa reunión, un funcionario de una ONG amiga, después de escuchar la explicación que brindamos, en la que enfatizábamos no usar la violencia, no confrontarse con los otros partidos políticos, no acordarse siquiera de ellos, no actuar con resentimientos, etc, intervino pidiendo que no se siga ese camino señalado y que "tenía que quedar claro que el poder no se conquista pacíficamente" que debía haber violencia. Nos preocupamos por esa intervención y de emergencia pedimos una reunión con el núcleo de dirigentes y candidatos de la CPEMB para tratar este tema. Les planteamos que se definan, que si ellos creían que el camino era el de la violencia, sugerido por ese funcionario o el camino era la estrategia inteligente y no violenta que les habíamos sugerido. Fueron categóricos al decirnos que seguirían con la estrategia que nosotros les habíamos sugerido. Me quedé tranquilo al ver que lo dijeron convencidos. Creo que no nos equivocamos.
Ya se acercaba el gran momento, por supuesto no pudimos seguir acompañando el proceso, pero recibíamos reportes de lo que se estaba haciendo. La gente se había empoderado del proceso, de la campaña, creían en la victoria, salieron de día con la famosa "carretilla móvil de la victoria" y eso nos animó mucho más.
Pero había que hacer algo más. Diseñamos una última acción, que fue crucial para consolidar la victoria electoral. Nos comentaron que la dinámica de las elecciones en ese municipio era siempre la misma, es decir, llegado el momento de la elección, dos o tres días antes, los partidos acarreaban a la gente desde las comunidades al pueblo de San Ignacio de Moxos, los encerraban en casas particulares durante esos días, le daban comida, bebida y el día de la elección, escoltados por matones contratados por el partido los llevaban de diez en diez a votar. También supimos que se compraban los carnets de las personas que se sabía votarían por el partido opositor en precios que rondaban los 150 Bs por carnet, con la finalidad de evitar que dicha persona vote por el otro partido. Convenimos en que yo escribiría un artículo con el título de "Comance la carnaza pero no se traguen el anzuelo", en alusión a que debían recibir los que les den pero no dejarse convencer por el voto. Este artículo debía circular por los medios de comunicación, de manera que se logre despertar el interés de dichos medios para visitar el municipio el día de las elecciones. Por increíble que parezca, se logró que al menos 30 medios entre radios, periódicos y otros, se interesaran y se contactaran con nosotros. El resultado fue que terminó siendo esa elección, quizás una de las más vigiladas por medios de comunicación. Estaban redes importantes como ERBOL, FIDES, El Deber, y otras.
Llegó el 5 de diciembre de 2004, las elecciones comenzaron y 8 horas después recibimos los resultados extraoficiales de los datos del seguimiento realizado por la institución CIPCA en la que la CPEMB ganaba con escaso margen a partidos como la ADN, MNR y una agrupación ciudadana. La CEPMB consiguió dos de los cinco concejales. Realizó una inédita alianza nada menos que con la ADN, partido con el que se habían tenido serias dificultades de relacionamiento, por la acusación infundada que meses antes habría hecho un trabajador (que asesinó al alcalde del municipio, Sr. Abularach, por deudas que se negaba a cancelar), contra un dirigente de la CPEMB y la ONG CIPCA.
Increíble, pero la CPEMB en su primera experiencia electoral consigue gobernar el municipio con Sixto Bejarano a la cabeza. Si alguien me pregunta si yo estaba convencido de este resultado, les puedo asegurar que no. Sin embargo, nunca manifesté mis dudas ante los demás compañeros y compañeras, pero si lo compartí con mi compañero de trabajo.
Santa Cruz de la Sierra, 2 de julio de 2008.
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