12 de septiembre de 2007

A un Jesuita de TRINCHERA

A UN JESUITA DE TRINCHERA

Max Murillo Mendoza.

Simplemente relataré mis impresiones y visiones de mi época. No entraré en valoraciones conceptuales, ya que eso se los dejo a los especialistas y analistas de lo pedagógico. He vivido aquellas experiencias como un alumno más, casi del montón, sin muchas cosas que decir de mi participación al respecto; pero quizás eso mismo me da la ventaja de haber sido un perspicaz observador de los sucesos acontecidos.

Mi primer recuerdo de Pica fue cuando yo estaba en filas, antes de entrar al comedor, con mis doce años a cuestas y nuevito para el curso de segundo intermedio. Era inicios del año de 1.976. Y, por supuesto, estaba absolutamente distraído con un compañero: jugando en filas. Entonces el padre Basiana me miraba, yo no me daba cuenta, muy fijamente a mi rostro, y esa mirada era realmente mirada. Yo veía hacia atrás la risa de Pica, que me miraba también, pero él porque yo todavía desconocía quién era el padre Basiana (aunque había visitado mi casa allá en las minas del Norte de Potosí, el año 1.975). Fue cuando escuché la voz de trueno del padre Basiana: "muchachito a ti te estoy esperando, haber cuando me dejas hablar". Y Pica se reía de mí y de mi terrible impresión hacia Basiana. Me quedé seco de estupor. Pero me animaba la risa y sonrisa de Pica.

Ese mismo año ocurrió lo impensable. La enfermedad de Basiana (leucemia) y su muerte. Un hecho y un examen en la historia del Juan 23. La herencia que dejaba Basiana era por demás inmensa y supongo que Pica tuvo más de una noche para rezar y pensar qué hacer, pues no era fácil asumir una responsabilidad de tamaño calibre. Sin embargo lo asumió, con toda su humanidad, con sus errores y virtudes. Siempre me pareció Pica uno más de nosotros, y eso considero que fue su principal virtud en esa compleja experiencia. Basiana estaba en el olimpo, era un líder nato y llamado a las estrellas. Pica fue más bien un hombre terrenal, de trinchera, de barro, de lo cotidiano. Quizás por eso alguna gente notaba más los defectos, que al final era parte del trayecto.

En muchos aspectos continuó la línea de Basiana; en otros modificó substancialmente el trayecto, poniéndole su propio sello y personalidad. Nos entregó una inmensa libertad de pensamiento, con los grupos de estudio, la selección de materias por parte nuestra y la calificación, a conciencia, personal!!! para la libreta escolar. Herejías en pedagogía que sólo sucedió en un Juan 23. La cantidad impresionante de reuniones, asambleas, reflexiones, retiros y conferencias de personalidades, nos imprimieron una manera de ser y pensar frente a nosotros mismos, frente a la sociedad y los desafíos futuros. En este sentido, los valores grupales fueron la herencia más importante que nos dejaba Pica, y la versatilidad de los cambios a partir de lecturas de la realidad. En esto se había alejado de Basiana y los demás: visiones más bien de educación individualista y personalista (no digo egoísta).

Los distintos experimentos han sido para mi brillantes. Y tantísimos. Recuerdo por ejemplo el famoso Plan TRACOS (Trabajo Comunal). Con este plan recibíamos sueldos por nuestro trabajo, esa moneda se llamaba precisamente tracos. Con esa moneda podíamos comprar cosas que necesitábamos en el mes, como útiles escolares, material de aseo, algunos libros y pequeñas cositas de dulces. Por otro lado, la profundización del autogobierno nos llevó en un momento a conducirnos por nosotros mismos a niveles incluso de la economía, es decir pagar a los profes por su trabajo, a las señoras de la lavandería y cocina, etc. En fin. Tantos experimentos y pruebas que para mi han sido definitivamente brillantes, por lo que mi época, y quizás en adelante, no tuvo la noción ni la inquietud manifiesta de armar un solo partido político, o de creerse en una sola lectura de la realidad. Por eso considero brillante y adelantado a su época a Pica.

Como cualquier obra humana y pasional, podemos considerar también de que hubo errores, quizás excesos de confianza, incluso miedos a seguir profundizando la obra misma. Esta época ha recibido tremendas críticas de los exalumnos más viejos, siguiendo la ruta de sus propias visiones y vivencias de sus épocas; pero al final nunca se hizo un balance final. No existe un documento que responda a un estudio profundo y sistematizado de esta experiencia. Es decir, hay distintas tesis universitarias de todo esto; pero muy poco profundas y que no explican absolutamente nada de lo que realmente fue.

Quisiera finalizar este pequeño homenaje a Pica, trayendo a mis recuerdos los distintos campamentos que tuvimos a lo largo de tantos años. Descansos, convivencias profundas, travesuras y castigos a los más perturbadores; pero siempre con los objetivos claros: desafiarnos siempre a más, y a más posibilidades de romper estas terribles ataduras históricas y coloniales de nuestras historias latinoamericanas. Aquellos joviales y "burguesitos" descansos nos ayudaban a mejorar nuestra humanidad, a medir las posibilidades de transformación de nuestras realidades (personales y del entorno), y a no quedarnos impunemente observadores de las injustas y dramáticas realidades que vivimos. Aquellas lecturas de los diarios de adolescentes, eran precisamente el mapa para decirnos, de manera otra vez brillante, que todo se modifica, que todo cambia con velocidades increíbles, y que nuestros esquemas tenemos que revisarlos siempre, constantemente y creativamente. Por todo esto muchas gracias viejo, muchas gracias Pica…
Cochabamba, 10 de septiembre de 2007.

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