3 de septiembre de 2007

Juaquino y su ingenuidad prooligárquica

JUAQUINO Y SU INGENUIDAD PROOLIGÁRQUICA


Por: Max Murillo Mendoza.

Filemón Escobar, uno de los operadores políticos más brillantes que haya dado la política boliviana, hay que reconocerlo, le empieza a calentar los oídos a Juaquino, para hacerle creer que él es la alternativa al MAS. Y Juaquino, como no, se lo cree, entrando al juego de Filemón y sus intereses desde la izquierda tradicional, y Filemón pertenece a una de sus ramas desde siempre: troskista, cobista, vanguardista, udepista, y luego como capacitador de izquierda de los sindicatos en las seis federaciones del trópico (hay que convencerles a la indiada, decía él), que gracias a ellos llegó a ser senador de la república.

Juaquino está convencido de que es la alternativa. Considera que manejar el estado es lo mismo que manejar su alcaldía. Pero ese convencimiento obedece a su exceso de confianza, y a su ingenuidad prooligárquica. Oportunismo, ceguera, y confusión política. La formulita de Filemón es simple y falsa históricamente; pero cuando la ideología es manejada por gente hábil y agresiva, como el susodicho, funciona. Esta vez con un ingenuo como Juaquino. Eso de los complementos no se lo creerían los propios incas. Pero bueno. Filemón cree que “así fue”, y Juaquino piensa en dormir en la misma cama, como hermanitos, con Marinkovic. Interesante el complemento de opuestos.

Juaquino es, por otro lado, víctima de aquellos “entrismos” políticos y complot de alto vuelo de parte de políticos de elite, como Filemón. Gente que vivió siempre de ser portavoces y siempre en las elites. Habilidad ganada en las épocas de la lógica obrera, que su elite compartía la tradición de los pasillos del poder, a pesar de las dictaduras y la represión. Las bases de este supuesto movimiento son desanimados del MAS, que no pudieron llegar a algún puesto, o creen no les premiaron bien en sus filas. En el caso de la ciudad de Potosí son los funcionarios de la Prefectura que lograron quedarse desde anteriores gobiernos, quiénes además son los que boicotean al gobierno, y por supuesto todos los funcionarios de la alcaldía. No faltaba más. Aprovechando la terrible debilidad de los masistas, sin líderes claros, ni rumbo claro, con peleas mezquinas internas, en Potosí, Juaquino aprovecha su poder de Alcalde para lanzarse a la palestra nacional. Es decir, desde la dictadura edilicia.

Estos alternativos le hacen la corte a la ultraderecha de Santa Cruz. Y Juaquino ya fue invitado varias veces a esa ciudad, junto a su “asesor de asesores” Filemón. Y en varios programas, a lo largo de estos meses, en la televisión, relataron su travesía en aras de “resolver” los terribles problemas socio-económicos de Bolivia; pero lo que más resaltaba era su desvelada crítica “al desgobierno” del MAS. A la “izquierda tradicional”. Amén de su postulado de “complementos de contrarios”. Ya conocemos su manera folklórica del “asesor”, para recitar unas verdades escolares y simples; aunque con fuerza ideológica y carga pasional militante.

Es realmente una pena terminar un ciclo político, de la manera como termina Filemón. Además de quemar a personalidades regionales, como Juaquino, quema también una posibilidad de un retiro digno y respetable. Su habilidad de maniobra y retiro inmediato, para quemar a otros (muy típico troskista), le tocan hoy a Juaquino. Los réditos de estas jugadas llegarán en las urnas (pensará con seguridad el “asesor”); pero esta vez sin ver con claridad su servilismo y cretinismo, en momentos en que la reacción empieza a atacar con toda su maquinaria, oponiéndose a la posibilidad de mejorar el rumbo de este país. La deslealtad a las seis Federaciones del Trópico, es también la deslealtad al país, y es deslealtad a su propia tradición.


Cochabamba, 2 de septiembre de 2007.

No hay comentarios: