Germán Huanca Luna*
Hay quienes afirman que los resultados del referéndum del 25 de enero reflejan una pugna entre lo rural y lo urbano; otros, entre lo indígena y lo no-indígena, y hay quienes sostienen que están implícitas dos visiones de Estado.
Dejando de lado las valoraciones y afirmaciones de si los cambios que se avecinan son positivos o negativos, los datos finales publicados por la Corte Nacional Electoral, analizados con el nivel de desarrollo humano de cada municipio, reflejan que son los pobres quienes han apostado por la aprobación del nuevo texto constitucional.
El análisis econométrico del porcentaje de aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (NCPE) en función al Índice de Desarrollo Humano (IDH) por municipio da como resultado coeficientes estadísticamente significativos entre estas variables y la votación de la población. Mientras más limitado/reducido es el nivel de desarrollo humano a nivel municipal, mayor fue el porcentaje de aprobación a la nueva Carta Magna y viceversa. Al mismo tiempo, incorporando en el análisis el índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI), el resultado es directamente proporcional: mientras mayores son las necesidades básicas insatisfechas —por ende mayor pobreza—, mayores son los porcentajes de aprobación.
Recordemos que el referido IDH va de 0 a 1. Se considera desarrollo humano bajo a los índices menores a 0,49; desarrollo humano medio a entre 0,50 y 0,79 y desarrollo humano alto a índices mayores a 0,80. De acuerdo con estos rangos, aquellos municipios que tienen un IDH entre 0,30 y 0,40 apoyaron a la NCPE con un 95%; los que están entre 0,40 y 0,50 con un 91%; los que están entre 0,50 y 0,60 con un 80%; los que están con 0,60-0,70 con un 56%, y los que están por encima de 0,70 con un 44%. El 55% de los municipios se encuentra en el rango de IDH entre 0,50 y 0,60.
Veamos algunos ejemplos de la relación entre el porcentaje de aprobación a CPE y el IDH. En Tarija, el municipio de la capital de ese departamento, que tiene un IDH de 0,68, fue el que dio una menor aprobación a la NCPE, con 33,66%, mientras que 81,97% es el máximo porcentaje de aprobación, que se observa en el municipio de Yunchará, cuyo IDH es de 0,46. En Santa Cruz, Portachuelo fue el municipio que le dio el menor porcentaje de aprobación (11,08%) y tiene un IDH de 0,67. Sin embargo, el municipio de San Julián, cuyo IDH es de 0,54, aprobó con un 85,22%, constituyendo la mayor aprobación de ese departamento. En Potosí, el municipio de la capital de departamento aprobó con 58,9%, que representa el menor porcentaje de aprobación y cuyo nivel de IDH es de 0,64; mientras que el municipio de Mojinete apoyó con 98,84% cuando su nivel de IDH es de 0,46. El mismo patrón se presenta en los departamentos de Oruro, Cochabamba, La Paz, Chuquisaca y Beni. En Pando, esta tendencia no es muy clara.
Finalmente, este comportamiento entre aprobación de la NCPE y nivel de desarrollo nos está mostrando que son los pobres de todo el territorio boliviano quienes, en esta coyuntura, apuestan y arriesgan por un cambio. Ni son rurales solamente, ni son indígenas solamente, ni son los de occidente solamente quienes apuestan por un cambio. Son los pobres quienes ven en el nuevo texto constitucional, o en los que lo promovieron, señales buenas para salir de la pobreza.
Ojalá que las autoridades de gobierno respondan a estas aspiraciones con planes económicos serios, de manera que permita la generación de empleo, la distribución del ingreso y la ampliación de oportunidades para todos los bolivianos. Lo contrario significará una nueva frustración para un universo importante de la población.
*Germán Huanca L.
es economista.
Hay quienes afirman que los resultados del referéndum del 25 de enero reflejan una pugna entre lo rural y lo urbano; otros, entre lo indígena y lo no-indígena, y hay quienes sostienen que están implícitas dos visiones de Estado.
Dejando de lado las valoraciones y afirmaciones de si los cambios que se avecinan son positivos o negativos, los datos finales publicados por la Corte Nacional Electoral, analizados con el nivel de desarrollo humano de cada municipio, reflejan que son los pobres quienes han apostado por la aprobación del nuevo texto constitucional.
El análisis econométrico del porcentaje de aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (NCPE) en función al Índice de Desarrollo Humano (IDH) por municipio da como resultado coeficientes estadísticamente significativos entre estas variables y la votación de la población. Mientras más limitado/reducido es el nivel de desarrollo humano a nivel municipal, mayor fue el porcentaje de aprobación a la nueva Carta Magna y viceversa. Al mismo tiempo, incorporando en el análisis el índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI), el resultado es directamente proporcional: mientras mayores son las necesidades básicas insatisfechas —por ende mayor pobreza—, mayores son los porcentajes de aprobación.
Recordemos que el referido IDH va de 0 a 1. Se considera desarrollo humano bajo a los índices menores a 0,49; desarrollo humano medio a entre 0,50 y 0,79 y desarrollo humano alto a índices mayores a 0,80. De acuerdo con estos rangos, aquellos municipios que tienen un IDH entre 0,30 y 0,40 apoyaron a la NCPE con un 95%; los que están entre 0,40 y 0,50 con un 91%; los que están entre 0,50 y 0,60 con un 80%; los que están con 0,60-0,70 con un 56%, y los que están por encima de 0,70 con un 44%. El 55% de los municipios se encuentra en el rango de IDH entre 0,50 y 0,60.
Veamos algunos ejemplos de la relación entre el porcentaje de aprobación a CPE y el IDH. En Tarija, el municipio de la capital de ese departamento, que tiene un IDH de 0,68, fue el que dio una menor aprobación a la NCPE, con 33,66%, mientras que 81,97% es el máximo porcentaje de aprobación, que se observa en el municipio de Yunchará, cuyo IDH es de 0,46. En Santa Cruz, Portachuelo fue el municipio que le dio el menor porcentaje de aprobación (11,08%) y tiene un IDH de 0,67. Sin embargo, el municipio de San Julián, cuyo IDH es de 0,54, aprobó con un 85,22%, constituyendo la mayor aprobación de ese departamento. En Potosí, el municipio de la capital de departamento aprobó con 58,9%, que representa el menor porcentaje de aprobación y cuyo nivel de IDH es de 0,64; mientras que el municipio de Mojinete apoyó con 98,84% cuando su nivel de IDH es de 0,46. El mismo patrón se presenta en los departamentos de Oruro, Cochabamba, La Paz, Chuquisaca y Beni. En Pando, esta tendencia no es muy clara.
Finalmente, este comportamiento entre aprobación de la NCPE y nivel de desarrollo nos está mostrando que son los pobres de todo el territorio boliviano quienes, en esta coyuntura, apuestan y arriesgan por un cambio. Ni son rurales solamente, ni son indígenas solamente, ni son los de occidente solamente quienes apuestan por un cambio. Son los pobres quienes ven en el nuevo texto constitucional, o en los que lo promovieron, señales buenas para salir de la pobreza.
Ojalá que las autoridades de gobierno respondan a estas aspiraciones con planes económicos serios, de manera que permita la generación de empleo, la distribución del ingreso y la ampliación de oportunidades para todos los bolivianos. Lo contrario significará una nueva frustración para un universo importante de la población.
*Germán Huanca L.
es economista.
1 comentario:
siempre y cuando haya inversión.....
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