Max Murillo Mendoza
La consigna en las épocas neo-liberales o republicanas anteriores era: “aprovechar la oportunidad para robar bien”. Los miristas y comunistas inauguraron la última época democrática, UDP, con uñas realmente grandes, más grandes que todas de la derecha juntas. Y se admiraba a autoridades corruptas, por ejemplo se decía de Reyes Villa cuando alcalde de Cochabamba: “roba; pero hace obras. Eso es lo bueno”. El cinismo y el descaro es la herencia más terrible del anterior proceso. Con ese mismo descaro critican los errores del actual gobierno, claro, que pueden perder si ya han perdido todo. Es decir todavía se respira ese olor nauseabundo de que la política es y sirve en Bolivia para, entre otras cosas, enriquecerse y robar por doquier. Esos son los inteligentes, los ejemplos a seguir en nuestra sociedad. Los modelos de políticos y autoridades institucionales son precisamente los gansters, los pillos, los maleantes que manejan a su antojo los bienes del estado.
Hoy, en tiempos de cambio aparentemente no ha cambiado la figura. El discurso sí. Y eso es porque sencillamente no existen políticas para cambiar esos modelos o comportamientos de la sociedad, porque nuestras leyes premian a esos modelos y porque los políticos están hechos del mismo barro humano. Sería distinto, al menos en algo, si tuviéramos leyes realmente duras y claras respecto a estos temas de corrupción. Creo que no sería errado imponer la pena de muerte en estos casos. En algunas sociedades del Asia, la pena de muerte es el castigo más fuerte y definitivo para ese tipo de comportamientos, y pienso que está bien, que es acertado porque el mensaje es claro. Por estas tierras no pasa nada, sino algunos añitos de cárcel y a gozar otra vez de todo lo robado. Entonces, por qué no hacerlo? La tentación es enorme. La ley Marcelo Quiroga ya no es suficiente, es algo pero no suficiente.
Además, en tiempos de cambio, no han cambiado las personas quienes manejan ministerios, prefecturas y otras reparticiones del estado. Por sus habilidades y experiencias en astucias políticas, y el miedo de Evo a moverles, pues gran parte de ese contingente de corruptos del MNR, NFR, MIR, ADN, MBL y UCS siguen trabajando como si nada hubiera pasado. La mayoría ya cambió de camiseta política; pero sus lealtades no. Y lo sucedido en YPFB tiene mucho que ver con todo esto. Las prefecturas están hacinadas de gentes de los anteriores gobiernos, su trabajo es el boicot sistemático y abierto, como sucede en Cochabamba, incluida su alcaldía. Y personas como Santos Ramírez muy poco hicieron por cambiar todo eso, prefirió convivir con esas estructuras caducas y poco leales al cambio; aunque funcionales al modelo, es el caso de la prefectura de Potosí. Los resultados ya estamos empezando a verlos.
LA REVOLUCIÓN DEL COMPORTAMIENTO prometida por este gobierno, deja mucho que desear en algunos políticos del MAS. Ramírez no sólo debe ser expulsado del MAS, sino declarado enemigo del cambio y encarcelado por largos años. Sólo así será creíble la frase CAMBIO. Sino, pues entraremos a las excusas, a las gambetas del lenguaje, a las trampas de la razón hegeliana para justificar lo injustificable. Felizmente las bases de los sindicatos y ayllus agrarios, obreros e intelectuales, están atentos a todos los movimientos de la cúpula del MAS, como debe ser. Estos no son los patrones del MAS, sino los representantes. No son los oligarcas del MAS. Por lo que el control social debe ser constante y transparente. Con la actual constitución deben saber estos representantes que están bajo LA JUSTICIA COMUNITARIA. Si no son capaces de acompañar estos cambios tienen que dar un paso al costado, no podemos perder tiempo, ni espacio ni menos la oportunidad que nos da la historia y el PACHA. Eso es sagrado.
Cochabamba, 3 de Febrero de 2009.
4 de febrero de 2009
Corrupción y Cambio
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