Escrito por Xavier Albó (*)
Empezamos cada año con nuevas esperanzas. Pero más pronto que tarde se nos despintan. Volvemos a la carga y así vamos transitando y creciendo de un año a otro año, entre sueños, frustraciones y nuevos sueños movilizadores.
He repasado lo que escribí por esas fechas a fines del año anterior, 2007, y hasta me ha entrado cierto optimismo en medio de tanto pesimismo circundante. Aquellas semanas finales de hace un año sí fueron de infarto tras los enfrentamientos de La Glorieta y la polarización que siguió allí, después de que la Asamblea Constituyente aprobara su texto en Oruro y, casi en las mismas fechas, empezara el contrapunto de los estatutos autonómicos.
En cambio este año 2008 ha tenido otro tipo de curva. Fue de mal en peor hasta septiembre pero en octubre se logró, con un coro de observadores internacionales, el diálogo constructivo que nunca antes había prosperado. Para llegar a ello tuvimos que pasar primero por los referendos no reconocidos por el Gobierno ni la Corte Electoral sobre los estatutos autonómicos. A Evo se lo veía como sin capacidad de reacción ante la agresividad contra él en aquellas regiones. Pero de repente, en agosto, llegó ese giro surrealista del referéndum revocatorio, resucitado por Podemos. Contra sus previsiones, los resultados fortalecieron a Evo en todo el país y reconfiguraron el mapa de la oposición dejando a Manfred y Pepelucho fuera de juego y a los cuatro prefectos de tierras bajas ratificados, con la yapa de Savina en Chuquisaca. Éstos pasaron entonces a la rebeldía desbordada, con nuevos bloqueos de aeropuertos, tomas y destrucción sistemática de oficinas estatales, cierre y boicot del gasoducto en las tierras bajas y —finalmente— la masacre de Porvenir. Tantos desmanes fortalecieron más bien al Gobierno, que tuvo argumentos para establecer el estado de sitio en Pando, capturar a Leopoldo Fernández y a otros varios y lograr la decidida intervención de Unasur. Con todo ello, la oposición ha quedado muy debilitada y dividida.
Sigue habiendo interrogantes irresueltos, como la muerte de Oshiro en Pando. Los diversos tribunales siguen con puestos clave vacíos, por cálculo político del Congreso en uno y otro bando. La voracidad política sigue buscando cómo tragarse piezas pesadas, como a Quintana por un lado y quizás a Cossío por el otro...
Pero, en medio de todo ello, parece que a principios del 2008 llegaremos por fin al otrora postergado referéndum por la nueva Constitución, hecha más digerible a unos y otros tras los diálogos de octubre. Parece que será ampliamente aprobada. Hasta la dosificación de la campaña por el No suena a apostar por un ‘no’ en tono menor, que simplemente quiere evitar un Sí demasiado apabullante. “Votemos no para que se cumpla el Sí”, decía hace poco un astuto opositor. Porque si el No llegara a imponerse sobre el Sí, la oposición se quedaría en fojas cero, con la Constitución previa que no considera nada de autonomías. Perdería soga y cabrito... Muchos juegan quizás, por tercera vez, a un nuevo plebiscito a favor o en contra de Evo, siquiera en sus departamentos, más que a un pronunciamiento sobre qué texto constitucional deberá rayarnos la cancha en el futuro inmediato...
En el ámbito internacional, tenemos también ciertos toques de esperanza, en medio de la grave crisis económica mundial. La correlación de fuerzas en Sudamérica. Lo inaudito en Norteamérica: un negro en la Casa Blanca. Obama ciertamente no es Bush, por mucho que sus primeros nombramientos y su margen de maniobra dentro del pesado aparato estatal norteamericano ya muestren que no llegará tan lejos como algunos soñaban.
En medio de todo esto tan profano, algo nuevo y creativo nos está deparando este 2009 tanto en casa, con la nueva Constitución, como en el mundo. En clave bíblica, resuenan las palabras del profeta Isaías que meditábamos hace dos domingos en pleno adviento. “El Espíritu del Señor me ha enviado con buenas noticias para los humildes, para sanar a los corazones desgarrados, para anunciar a los desterrados su liberación y a los presos su vuelta a la luz, para proclamar el Año de Gracia”. En clave andina, nuestros pueblos originarios sienten también algo parecido: el Pacha Kuti, un vuelco en el tiempo y en el espacio.
*Xavier Albó es antropólogo lingüista y jesuita.
5 de enero de 2009
Balance 2008 y presagios 2009
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