Por:F। Xavier Iturralde
Soy partidario de las autonomías, pero éstas no pueden llevarse a cabo sin una nueva Constitución Política del Estado (CPE), ya que la actual no las contempla, salvo que provengan de un enfrentamiento que no será entre ciudadanos, sino entre intereses afincados en la tierra y territorialidad.
Al estudiar Economía, el Profesor Maurice Duverger de Derecho Constitucional me enseñó que a cualquier cambio estructural en una economía, atañe una Constitución acorde, aunque sea posterior al cambio। Aquí no se trata de que lo definan cabildos, ni tampoco el artículo 4 de la Constitución 2004 que se refiere a referendums en forma general. Lo que no esté encuadrado en lo adoptado por un referendum nacional sobre las autonomías vinculado a la Asamblea Constituyente que elabore una nueva CPE, no puede ser refrendado por referundums regionales y/o firmas de actas. El tratamiento al tema debe mantenerse en el orden nacional. Mi brazo derecho no puede separarse del cerebro de mi cuerpo, porque así lo decidieron los cinco dedos de su mano. Ni tampoco ésta puede actuar en forma independiente de la mano izquierda. Salvo que definitivamente, los cinco dedos hayan optado por seccionarse para conformar otro cuerpo con respectivo cerebro.
Además, Bolivia no está compuesta de pueblos cruceños, cochabambinos, paceños, potosinos, benianos, pandinos, tarijeños, orureños, chuquisaqueños y pandinos। Existen ciudadanos nacidos en esas diferentes regiones e incluso, relacionados familiarmente con pueblos indígenas oriundos igualmente de diferentes recodos de Bolivia, pero no son pueblos. ¿Pueblo cruceño? Un pueblo es el vasco, alemán, el húngaro, o los aymarás, guaranís, quechuas, en Bolivia. Sin embargo, un importante porcentaje de los bolivianos no pertenecen a un pueblo específico. Los asemeja el hablar español y varias costumbres como la evasión impositiva, el contrabando, la borrachera, tan propios de muchos citadinos bolivianos orientales u occidentales Las diferencias no substanciales en la comida, música, vestir, hablar español, carnavalear, etc., no los convierte en pueblos
Para mi, las contradicciones descollantes, son telones que ocultan el “quid” de la disputa esencial: tierra y territorialidad. Lo que a su vez encierra el triangulo de la vida: agua, energía y alimentos. En tal sentido, lo de las tierras es un todo que pertenece a Bolivia, y no puede ser parte de competencias regionales, menos de pueblos. Tampoco el hacerlas producir debe imponer un solo modo de producción para el país entero, dadas las diferencias entre pisos ecológicos que hacen parte de la biodiversidad boliviana. En lo de las tierras existen particularidades, incluso en función de pueblos con características muy intrínsecas, pero nunca en detrimento de la unidad territorial que compone a Bolivia. Los lugares de producción y la manera de producir pueden beneficiar a regiones, pero no a unos cuantos y jamás en menoscabo del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario