Escrito por Xavier Albó (*)
10 de febrero de 2008
Una de las principales expresiones con que actualmente se busca sintetizar el nuevo estilo de pa&iacu! te;s que deseamos construir es “vivir bien”, contrapuesto a “vivir mejor”. Se ha introducido ahora incluso en el solemne Preámbulo de la nueva Constitución entregada al Presidente el pasado 15 de diciembre. Enumera las virtudes que debería tener la nueva Bolivia – respeto, igualdad entre todos, solidaridad, armonía, equidad, etc. – y concluye: “donde predomine la búsqueda del vivir bien”. Este es también el objetivo central señalado en el Plan Nacional de Desarrollo.
Pero a veces las traducciones son traicioneras: traduttore traditore, dicen los italianos. La expresión viene del aymara: suma qamaña y será por tanto bueno entenderla en su plenitud, para aplicarla correctamente. Analicemos y gocemos de estas dos palabras y de lo mucho que implican y proyecta! n:
Qamaña es &! lsquo;ha bitar, vivir, morar, radicar’. Como nos enseña Simón Yampara, se relaciona con qamawi ‘morada’ y está también emparentado con qamasa que es ‘el carácter, el modo de ser, el valor, la audacia, la energía’. Y qamiri no es tanto ‘rico’ (en el sentido criollo, como muchos creen) sino el que vive de esa manera, acogido y acogedor. Se contrapone a wajcha, que es ‘huérfano, abandonado’. Esta última es la palabra que tanto quechuas como aymaras prefieren siempre para decir pobre, mendigo, refiriéndose más a la falta de seguridad y del calor la de convivencia en su vida que a la abundancia de sus bienes.
Todo este mundo de sentidos es más rico que el de jakaña, que es también vivir y vida, pero sólo en el sentido de estar vivo, contrapuesto a es! tar muerto y a muerte. Por eso, cuando en el mundo andino, y en tantos otros originarios, se afirma que las suyas son culturas para la vida, no se refieren sólo a este hecho físico de vivir sino también a todo este conjunto de relaciones sociales con un ambiente de acogida. Por eso se habla además de “cuidar” y “criar” la vida, como algo que hacemos juntos, en familia. Qamaña es también el nombre que se da al lugar abrigado y protegido de los vientos, construido con un semicírculo de piedras, desde el que los pastores, mientras descansan, cuidan a sus ganados.
En el más antiguo y clásico diccionario aymara de Bertonio, se usa jakaña para los sentidos más simples de “vivir”. Pero para “vivir en paz” y “vivir a gusto” recurre a qamaña: muxsaki qama&nt! ilde;a ‘vivir no más dulcemente’. !
Suma es, según nos precisa Félix Layme, “bonito, hermoso, bueno, amable”. Y suma jaqi es ‘buena gente’, pero en un sentido de plenitud que no se le da en castellano: es el “que tiene el mayor grado posible de las cualidades requeridas. Perfecto”. Se complementa con aski que se refiere más a la bondad y las cualidades morales.
Estas aclaraciones nos permiten penetrar un poquito en esas percepciones de los pueblos originarios, que no suelen tenerse tan en cuenta en planificaciones y propuestas de desarrollo. Y no está mal que también en la Constitución se haya abierto camino a eso de buscar el suma qamaña, el “bien vivir”.
¿Por qué no hablar más bien de vivir mejor? En su concepción, los pueblos originarios (al me! nos los andinos) no lo ven necesario precisamente porque suma (o sumaq n quechua) ya incluye “el mayor grado posible”.
Por otra parte se resisten a decir “mejor” porque se entiende demasiadas veces como que un individuo o grupo vive y está mejor que otros y a costa de los otros. Es eso lo que a alguien le hace q’ara y no el color de la piel, pues en realidad q’ara significa desnudo, pelado, es decir el que carece de algo fundamental. Equivale a “incivilizado”, por no cumplir la regla y objetivo fundamental de la convivencia. Por tanto, al decir sólo “bien”, en este sentido de suma(q) y en el contexto de qamaña, ya se incorpora que todo el conjunto social es del todo bueno. Algo mucho mejor que ver simplemente que algunos están mucho mejor que los demás.
En un recie! nte taller del Viceministerio de Planificación sobre el! objetiv o central del desarrollo, alguien comentó: “Es que suma qamaña en realidad no es ‘vivir bien’ sino ‘el saber convivir y apoyarnos los unos a los otros”. Ojalá lo logremos a niveles micro y a nivel macro.
(*) El autor es jesuita, antropólogo e investigador de CIPCA
19 de febrero de 2008
Bien vivir = convivir bien
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