Por: José Luis Exeni R।
Escribo estas notas con amargura, diría que hasta con rabia। ¿Estamos --como presagian/desean algunos canales de televisión sedientos de sangre-- "al borde" del enfrentamiento armado entre bolivian@s? ¿La muerte ya tiene permiso? ¿Este sábado 15 de diciembre, señores del jurado, "nos agarramos a tiros"?
Asistimos, a qué negarlo, en la Bolivia nuestra, a una "guerra de posiciones"। El diálogo ha sido desplazado por las trincheras. Los puentes de entendimiento fueron dinamitados.Dice bien Clausewitz que "la política es el cerebro de la guerra". ¿Y la guerra, pregunto, es el hígado de la (sin)razón? No sabemos "qué mierda puede ocurrir" --como dice un sin/cerote alcalde--, ¿pero estamos preparados "para lo que venga"?
¡Ahora sí, guerra civil!, gritan unos। ¡Ruido de sables!, anuncian otros. Y muchos parecieran afilar cuchillos, desempolvar odios, desatar fusiles...
Quiero compartir algunos datos, dilectos compatriotas। Datos para la esperanza. Corresponden a un estudio cuantitativo realizado por Equipos Mori entre el 1 y 3 de diciembre en las nueve ciudades capitales y El Alto. Veamos:
• El 72% de los bolivianos y bolivianas rechazamos la separación del país.
• El 81% de los consultados rechazamos la violencia y el enfrentamiento entre bolivianos.
• El 80% de los ciudadanos rechazamos que a veces es necesaria la violencia para defender los cambios.
• El 79% de los ciudadanos rechazamos que a veces es necesaria la violencia para defender la autonomía departamental.
• El 82% de los bolivianos y bolivianas creemos que se necesita cambiar el país, pero sin enfrentamientos ni violencia.
• El 81% de los encuestados desaprueba las acciones de los "ponchos rojos".
• El 83% de los encuestados desaprueba las acciones de la "Unión Juvenil Cruceñista".
• El 92% de los ciudadanos creemos que sin importar raza o región todos somos bolivianos।
Si esas son las percepciones y el sentir mayoritario de la población boliviana --con algunas diferencias regionales en temas que hoy dividen como las autonomías departamentales y la Asamblea Constituyente--, ¿entonces por qué carajo la élite político-cívico-mediática agita/anuncia, hasta con temerario regocijo, el "inminente enfrentamiento"?Como ciudadano hago una invocatoria al desarme। No para izar cándidos pañuelitos blancos ni negar que existe una lucha por el poder। Tampoco para frenar el irreversible proceso de cambio ni blindar velados intereses (en especial vinculados a la propiedad de la tierra)।
La razón-sentimiento son más sencillos: desarme para seguir debatiendo nuestras diferencias y, si acaso, encontrar cauces de solución-salida। No "de facto". No con imposición-imposturas. No con "desacatos". Hagámoslo en democracia y con unidad nacional.¿Estoy pecando de ingenuo? ¿Ya todo está perdido? Puede ser. Asumo el riesgo.
Pero si "ya nada se puede hacer", entonces los siguientes pasos-interrogantes que habremos de confrontar son asaz sensibles-complicados। Se los dejo como incitación urgente para la reflexión y el debate: ¿Estás dispuesto a morir por esta querella que hoy nos enfrenta con fecha de caducidad? O peor: ¿estás dispuesto a matar por ello?
Mi respuesta, sin condiciones, sin atajos, es democracia. Descarguen sus armas. Veámonos en las urnas.
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