Por: Max Murillo Mendoza
A nadie le interesa que mueran niños de hambre, sacrificados por este sistema cabrón e injusto. A nadie le interesa que niñas sean violadas y maltratadas todos los días. A nadie le interesan los niños de la calle, viviendo entre animales y en el más degradante espectáculo humano cotidiano. A quién le interesa la destrucción de selvas y bosques, donde mueren miles de animales de distintas especies. A quién carajo le interesa la muerte de cientos de perros todos los días en las carreteras bolivianas, atropellados por camioneros y floteros tan ignorantes como los defensores de animales. A quién le interesa el que se golpee campesinos en las ciudades, como Sucre y Santa Cruz. Pero cuando son sacrificados dos miserables perros, en son de protesta contra aquellos que son autores principales de este desastre económico y social pues toda la hipocresía, todos los vómitos “de reflexión civilizada y culta” hacen gala barroca. Y los medios de comunicación, otra vez, son el escenario adecuado para este asqueroso e hipócrita espectáculo.
Para los defensores de animales se deberían cerrar todas las granjas de pollos, de cerdos, de vacas, de conejos, de patos, ya que son sacrificados por millones para el consumo humano. Y probablemente todos estos dizque defensores sacrifican pollos y conejos en los cumples de sus familiares, y sus farras de carnavales y fin de año. Pero sucede que los sacrificios de esos dos perros miserables coincide con un gobierno de campesinos, y entonces se les sale su “horda civilizada y culta” cuando se fotografía y asisten las cámaras de televisión a un acto de protesta, en defensa de una convivencia comunitaria, en defensa de una constituyente nueva y más justa.
Qué les puede interesar de las costumbres y los ritos milenarios de nuestros pueblos, a los licenciados y cultos defensores de animales? Alguna vez se interesaron de lo que ellos mismos llaman, la Bolivia profunda? No. Sólo por el folklor, sólo por la cultura, porque es lo único que se exporta y se disfruta de alto nivel. Y todos estos especialistas en animales se disfrazan de campesinos e indígenas cuando en el extranjero no son nada, porque no tienen identidad alguna en este mundo; pero acuden a la vestimenta y los bailes milenarios de estas tierras, para sentirse algo frente a la discriminación y racismo externo. Su soledad es patética y se cobijan en el “mestizaje” porque les aproxima más a lo blancoide, a lo blanco. Esa es su debilidad y su condena; pero tienen que condenar a lo indígena para justificarse con el poder, con lo blancoide, con el amo.
Entonces sacrifiquemos hormigas. Comamos hormigas y construyamos granjas de hormigas. Porque hay millones y de miles de especies, y creo que no tienen sangre por lo que cubriría mejor a nuestra hipocresía congénita y social. Por lo que a mi se refiere seguiré mis sacrificios con mis pollos, mis conejos y mis chanchos. Y seguiré mis ritos porque han sido, junto a la organización social, los que han aguantado a cientos de años de avasallamiento y sistemático ataque para destruir y cambiar a nuestras culturas.
Vila-Vila, Norte de Potosí, 24 de noviembre de 2007
A nadie le interesa que mueran niños de hambre, sacrificados por este sistema cabrón e injusto. A nadie le interesa que niñas sean violadas y maltratadas todos los días. A nadie le interesan los niños de la calle, viviendo entre animales y en el más degradante espectáculo humano cotidiano. A quién le interesa la destrucción de selvas y bosques, donde mueren miles de animales de distintas especies. A quién carajo le interesa la muerte de cientos de perros todos los días en las carreteras bolivianas, atropellados por camioneros y floteros tan ignorantes como los defensores de animales. A quién le interesa el que se golpee campesinos en las ciudades, como Sucre y Santa Cruz. Pero cuando son sacrificados dos miserables perros, en son de protesta contra aquellos que son autores principales de este desastre económico y social pues toda la hipocresía, todos los vómitos “de reflexión civilizada y culta” hacen gala barroca. Y los medios de comunicación, otra vez, son el escenario adecuado para este asqueroso e hipócrita espectáculo.
Para los defensores de animales se deberían cerrar todas las granjas de pollos, de cerdos, de vacas, de conejos, de patos, ya que son sacrificados por millones para el consumo humano. Y probablemente todos estos dizque defensores sacrifican pollos y conejos en los cumples de sus familiares, y sus farras de carnavales y fin de año. Pero sucede que los sacrificios de esos dos perros miserables coincide con un gobierno de campesinos, y entonces se les sale su “horda civilizada y culta” cuando se fotografía y asisten las cámaras de televisión a un acto de protesta, en defensa de una convivencia comunitaria, en defensa de una constituyente nueva y más justa.
Qué les puede interesar de las costumbres y los ritos milenarios de nuestros pueblos, a los licenciados y cultos defensores de animales? Alguna vez se interesaron de lo que ellos mismos llaman, la Bolivia profunda? No. Sólo por el folklor, sólo por la cultura, porque es lo único que se exporta y se disfruta de alto nivel. Y todos estos especialistas en animales se disfrazan de campesinos e indígenas cuando en el extranjero no son nada, porque no tienen identidad alguna en este mundo; pero acuden a la vestimenta y los bailes milenarios de estas tierras, para sentirse algo frente a la discriminación y racismo externo. Su soledad es patética y se cobijan en el “mestizaje” porque les aproxima más a lo blancoide, a lo blanco. Esa es su debilidad y su condena; pero tienen que condenar a lo indígena para justificarse con el poder, con lo blancoide, con el amo.
Entonces sacrifiquemos hormigas. Comamos hormigas y construyamos granjas de hormigas. Porque hay millones y de miles de especies, y creo que no tienen sangre por lo que cubriría mejor a nuestra hipocresía congénita y social. Por lo que a mi se refiere seguiré mis sacrificios con mis pollos, mis conejos y mis chanchos. Y seguiré mis ritos porque han sido, junto a la organización social, los que han aguantado a cientos de años de avasallamiento y sistemático ataque para destruir y cambiar a nuestras culturas.
Vila-Vila, Norte de Potosí, 24 de noviembre de 2007
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