4 de enero de 2011

A propósito del decreto 748

Max Murillo Mendoza

Las contradicciones internas en el MAS son más que evidentes, son a todas luces cotidianas. Todavía más: hay sectores en los mandos medios y grupos palaciegos que no tienen idea de este proceso de cambio. No hace falta ser analista político ni mucho menos para saber que estos grupos (ex miristas, movimientistas, adenistas y eneferistas, etc) son los que mayormente están en esferas ministeriales y prefecturales. Y que se arrimaron al proceso bajo la tutela del mismo Evo, en su típico triunfalismo electoral y político clásico. Pero las consecuencias empiezan a sentirse en el mediano plazo de esa aventura triunfalista clásica de la política criolla boliviana. Esta vez encarnada en el propio Evo Morales.

Son estos grupos los que empujaron al decreto 748. Se consideraron demasiado fuertes para esta aventura, demasiado seguros desde sus ambiciones ministeriales y prefecturales. El manejo de información de sus asesores deja mucho que desear, pues ya están alejados de lo que sucede en la sociedad civil. Las cúpulas siempre traicionan a las bases. En todas las revoluciones o “cambios pacíficos” las cúpulas se han corrompido por el poder. Y en nuestro caso asistimos al mismo fenómeno humano de la debilidad por el poder. O la confirmación del asedio de estos grupos palaciegos (sean izquierdistas o derechistas que es igual), acostumbrados a su manera de medrar en las altas esferas estatales.

La derecha y la ultraderecha antiboliviana saben ahora que pueden doblarle el codo a Evo Morales. Este decreto les ha dado suficiente oxígeno para rearticularse en contra del MAS. Saben que las organizaciones sociales empiezan a sentir escepticismo del “proceso de cambio”. Que las dudas empiezan a flotar en los ambientes sindicales, de ayllus y tentas rurales. Saben que el MAS no logró articular un partido político y que sigue el folklor de distintos grupos políticos palaciegos, sin mando alguno y sin rumbo alguno. Saben que el resentimiento social de las clases medias pobres en las ciudades ha crecido exponencialmente, ante las ausencias de políticas de estado para el acceso al crédito, a la vivienda y a un trabajo digno y permanente. Son insumos suficientes para empezar a pensar en el fracaso del MAS y Evo Morales.

Es urgente la rearticulación de los grupos de base. Este proceso de Cambio debe ser defendido a pesar del MAS y Evo Morales, que empiezan a convertirse en los políticos clásicos de la política criolla boliviana, sin fundamentos éticos y morales para conducir este proceso. Sus límites son ahora verificables y claros. No son los revolucionarios necesarios para este cambio. Las organizaciones sociales deben ser más fortalecidas que nunca, porque las oligarquías saben mejor que antes que Evo Morales es un político clásico más, y no el paradigma del cambio.

La única garantía de este proceso son las organizaciones sociales. Por lo que es urgente su articulación y trabajo de análisis de este proceso, con la consigna: salvemos el proceso a pesar de Evo Morales y el MAS. Sólo la fortaleza de las bases y las organizaciones sociales será la garantía para salvar este proceso, y la honra a tantos mártires que han dado su propia vida por el mismo. Ante el peligroso descontento de la sociedad en general, las organizaciones sociales debemos entrar en un proceso de vigilancia activa, exigiendo la profundización de las medidas a favor de los sectores desfavorecidos, y de los sectores estratégicos de nuestras economías. En esta línea no nos interesa que la banca y nuestros recursos engorden, si estás no favorecen en nada a la población. Debemos exigir que ese ahorro sea efectivo y realmente llegue al bolsillo de la población, en medidas de micro y créditos de fomento a la vivienda y los pequeños negocios. No nos interesan las estadísticas macro de la economía, que está bien for export, sino lo micro, aquello por lo que la población empieza a sentir que está siendo engañada por el discurso del “cambio”, cuando nada recibe de los beneficios del engorde bancario y de nuestros ahorros internacionales. En el área rural la situación es todavía peor: la escuela es la misma, ya que cobertura total no es igual a calidad educativa y esta sigue siendo un desastre nacional. Y el sector productivo está en lo mismo, sin créditos ni apoyo logístico por lo que la migración campo ciudad no ha sido frenada.
No tenemos otra salida después del decreto 748 y su derogación: salvar el proceso de Cambio a pesar de Evo Morales y el MAS।

Cochabamba, 2 de enero de 2011.

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