Max Murillo Mendoza
Era evidente que los cruzados del colonialista Comité Cívico de Santa Cruz reaccionarían animados después del golpe de Honduras. La impunidad es su sello y siguen con sus planes de complot contra las conquistas de la Bolivia profunda. Estos extranjeros y extranjerizantes no se rendirán mientras el estado no haga lo que tiene que hacer: decretar su nacionalización y las instituciones que ellos tienen en sus manos pasen a verdaderos bolivianos. Estos hijitos de papá y extranjeros son ahora representantes de la democracia y las “libertades” democráticas. Y empiezan otra vez a presionar a los abogados de Santa Cruz para que “obedezcan” sus órdenes. Las logias vuelven a activarse en contra del país.
Los discursos están llegando a su límite. Ya no hace efecto en el pueblo que definió hace mucho recuperar este su país de las colonias de extranjeros que hicieron su hacienda, y la destruyeron totalmente. La modernidad a la que representan los Dabdoub, Nayard, Marincovich, Costas, ha quedado para el museo de fracasos. Su mentalidad estrecha, tonta y poco creativa no entenderá del país que es Bolivia, porque esencialmente son extranjeros, colonialistas y rufianes piratas que simplemente ven algo más allá de sus narices: su banderita española con la cruz, dizque de Cristo. Se adueñan incluso de la religión cristiana, religión que moralmente nada tiene que ver con estos extranjeros y patrones anti-cristianos.
Existen ya demasiadas dudas de las verdaderas actitudes de los gobernantes hacia estos extranjeros. Incluso se tejen dudas sobre la nacionalización de nuestros hidrocarburos. El copar espacios vitales es obra de gente que debe tener claro las cosas, necesitamos ese tipo de gente. Las dudas son sospechosas. No se puede dudar de un asunto tan importante como nuestra vida misma. La Reforma Agraria allá en el año 1.953, demostró, a pesar de todo, ser un instrumento para nacionalizar la tierra y pasar a manos de los verdaderos productores: indios y campesinos. Y hoy, exigimos esa misma actitud de los gobernantes. No podemos enfrentar al poder extranjero sólo con discursitos de paso, intentando convencer a unos cuantos para hacer las cosas pacíficamente. Eso es ingenuidad o sospechosa complicidad. Estos grupos de extranjeros ya demostraron lo que son: separatistas en esencia. Qué más esperan los gobernantes? Qué más tienen qué hacer estos malhechores para tomar actitudes firmes?
Las vacilaciones de los gobernantes, y la poca claridad de muchos de ellos, hacen que los extranjeros se fortalezcan en sus nidos institucionales, por supuesto a nombre de la cruceñidad. Las vacilaciones y la poca claridad estratégica de los gobernantes realmente hacen dudar sobre sus propósitos de cambio. Muchos de los temas son de sentido común y dichas vacilaciones las convierten en complejas maneras de no hacer nada, en no tomar partido por lo que se quiere hacer. En el caso de las colonias de extranjeros de Santa Cruz, lamentablemente no se tiene nada claro. El estado boliviano no tiene un libreto claro de qué hacer con esos súbditos coloniales, sobre todo con aquellos que han tomado la batuta y se han adueñado de nuestro patrimonio, y han construido un poder económico y político hoy en contra de Bolivia: racista, pigmentocrático, antidemocrático y absolutamente anti- nacional.
Pues, otra vez, exigimos claridad al respecto. A los funcionarios que dudan de su trabajo se debería retirarles la confianza, porque es el país que deposita dicha confianza, no un partidito político. Y al parecer muchos funcionarios no parecen tener conciencia de lo que está sucediendo en Bolivia: recuperación de su espacio vital, económico y político. Si eso es así, pues que entreguen sus cargos a las organizaciones sociales, a las naciones originarias, que ellos sí tienen conciencia de lo que está sucediendo en Bolivia.
Era evidente que los cruzados del colonialista Comité Cívico de Santa Cruz reaccionarían animados después del golpe de Honduras. La impunidad es su sello y siguen con sus planes de complot contra las conquistas de la Bolivia profunda. Estos extranjeros y extranjerizantes no se rendirán mientras el estado no haga lo que tiene que hacer: decretar su nacionalización y las instituciones que ellos tienen en sus manos pasen a verdaderos bolivianos. Estos hijitos de papá y extranjeros son ahora representantes de la democracia y las “libertades” democráticas. Y empiezan otra vez a presionar a los abogados de Santa Cruz para que “obedezcan” sus órdenes. Las logias vuelven a activarse en contra del país.
Los discursos están llegando a su límite. Ya no hace efecto en el pueblo que definió hace mucho recuperar este su país de las colonias de extranjeros que hicieron su hacienda, y la destruyeron totalmente. La modernidad a la que representan los Dabdoub, Nayard, Marincovich, Costas, ha quedado para el museo de fracasos. Su mentalidad estrecha, tonta y poco creativa no entenderá del país que es Bolivia, porque esencialmente son extranjeros, colonialistas y rufianes piratas que simplemente ven algo más allá de sus narices: su banderita española con la cruz, dizque de Cristo. Se adueñan incluso de la religión cristiana, religión que moralmente nada tiene que ver con estos extranjeros y patrones anti-cristianos.
Existen ya demasiadas dudas de las verdaderas actitudes de los gobernantes hacia estos extranjeros. Incluso se tejen dudas sobre la nacionalización de nuestros hidrocarburos. El copar espacios vitales es obra de gente que debe tener claro las cosas, necesitamos ese tipo de gente. Las dudas son sospechosas. No se puede dudar de un asunto tan importante como nuestra vida misma. La Reforma Agraria allá en el año 1.953, demostró, a pesar de todo, ser un instrumento para nacionalizar la tierra y pasar a manos de los verdaderos productores: indios y campesinos. Y hoy, exigimos esa misma actitud de los gobernantes. No podemos enfrentar al poder extranjero sólo con discursitos de paso, intentando convencer a unos cuantos para hacer las cosas pacíficamente. Eso es ingenuidad o sospechosa complicidad. Estos grupos de extranjeros ya demostraron lo que son: separatistas en esencia. Qué más esperan los gobernantes? Qué más tienen qué hacer estos malhechores para tomar actitudes firmes?
Las vacilaciones de los gobernantes, y la poca claridad de muchos de ellos, hacen que los extranjeros se fortalezcan en sus nidos institucionales, por supuesto a nombre de la cruceñidad. Las vacilaciones y la poca claridad estratégica de los gobernantes realmente hacen dudar sobre sus propósitos de cambio. Muchos de los temas son de sentido común y dichas vacilaciones las convierten en complejas maneras de no hacer nada, en no tomar partido por lo que se quiere hacer. En el caso de las colonias de extranjeros de Santa Cruz, lamentablemente no se tiene nada claro. El estado boliviano no tiene un libreto claro de qué hacer con esos súbditos coloniales, sobre todo con aquellos que han tomado la batuta y se han adueñado de nuestro patrimonio, y han construido un poder económico y político hoy en contra de Bolivia: racista, pigmentocrático, antidemocrático y absolutamente anti- nacional.
Pues, otra vez, exigimos claridad al respecto. A los funcionarios que dudan de su trabajo se debería retirarles la confianza, porque es el país que deposita dicha confianza, no un partidito político. Y al parecer muchos funcionarios no parecen tener conciencia de lo que está sucediendo en Bolivia: recuperación de su espacio vital, económico y político. Si eso es así, pues que entreguen sus cargos a las organizaciones sociales, a las naciones originarias, que ellos sí tienen conciencia de lo que está sucediendo en Bolivia.
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