19 de abril de 2011

En el mundo ya no hay ejemplares como éste, lamentablemente se extinguieron Harry y Bess

HARRY TRUMAN fue una clase distinta de presidente. Probablemente tomó las mismas (o quizás mayores) decisiones en relación con la historia de la nación norteamericana que las que tomaron los otros 42 presidentes que le precedieron. Sin embargo, puede que una muestra de su grandeza permanezca para siempre, y esa fue lo que hizo después de dejar la Casa Blanca.


El único "activo" que tenía cuando falleció era la casa, en la cual vivía, que se hallaba en Independence, Missouri. Su esposa la había heredado de sus padres, y además de los años que pasaron en la Casa Blanca, fue el lugar donde vivieron toda su vida. Cuando se retiró de la vida oficial en 1952, todos sus ingresos eran los provenientes de una pensión de U$S 13.507,72 al año que, según informó, venía del ejército de Estados Unidos. El Congreso enterándose de que pagaba hasta sus sellos de correo, le otorgó un "allowance" y más tarde una pensión retroactiva de U$S 25.000 al año.


Cuando juro el cargo el presidente Eisenhower, Harry y Bess Truman regresaron conduciendo su automóvil a su hogar en Missouri, sin ninguna compañía del Servicio Secreto.


Cuando le ofrecían posiciones corporativas con grandes salarios, las rechazaba, diciendo: "Ustedes no me quieren a mí, lo que quieren es la figura del presidente, y ésa no me pertenece. Le pertenece al pueblo norteamericano y no está a la venta".


El 6 de mayo de 1971, cuando el Congreso se estaba preparando para otorgarle la medalla de honor en su 87 cumpleaños, rehusó aceptarla, escribiendo que: "No considero que haya hecho algo por lo que la merezca, ya sea de parte del Congreso o de cualquier otra parte".


Como presidente pagó todos sus gastos de viaje y de comida con su propio dinero.


Los políticos modernos han encontrado una forma de generar ingresos usando la presidencia, lo que les permite obtener una enorme riqueza. Hoy en día, muchos parlamentarios también han encontrado los medios para convertirse en millonarios mientras disfrutan de sus puestos, los cuales están ahora a la venta.


Harry Truman estaba en lo correcto cuando observaba: "Mis metas en la vida fueron ser pianista en una casa de putas o político. Y a decir verdad, no existe gran diferencia entre estos dos trabajos".

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