Filemón Escobar o el fracaso de la izquierda en Bolivia

Max Murillo Mendoza
El troskista Filemón Escobar expulsado de las filas del MAS por sus posturas patronales y racistas se presta al boicot de la ultraderecha, colonias extranjeras, y la prensa colonial de Bolivia, en contra de este proceso. Sintomáticamente dicha prensa le presenta como “ideólogo y fundador” del MAS, cuando Filipo simplemente fue un invitado más, hacía de tallerista en el Chapare, de los tantos oportunistas que hubo en los momentos de crecimiento del IPSP (Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos). Estando sin pega en las filas de la izquierda no le quedo otra que hacer entrismo en las filas de los cocaleros. A pesar de la oposición de los jóvenes intelectuales de aquel momento fue aceptado por Evo, como “asesor del naciente movimiento” indígena y campesino.
Este personaje que se llevó muy bien con la derecha, hermana gemela de la izquierda, más reaccionaria de este país, utilizó el discurso para vivir bien. Los resultados son elocuentes, es vecino íntimo de Reyes Villa en su mansión de izquierdista. Un dirigente realmente comprometido con sus causas es imposible en este país que tenga semejante mansión. Y ejemplos tenemos varios, muchos. Pero no sólo refleja la postura de la izquierda de este país: doble moral, racista, oportunista y demagógica, sino que se pone al servicio de los intereses más oscuros de la ultraderecha. Resentido y dolido por su expulsión del MAS, quiere venganza, y para eso se aliará con el mismo diablo, con su lógica de izquierdista, para lograr su venganza de resentido político.
Fue uno de los operadores políticos más interesantes en sus tiempos de cobista (militante de la Central Obrera Boliviana); a pesar de sus maneras poco transparentes de operar la política, fue brillante. Hoy en su cenit biológico y mental actúa como siempre fue: de doble rostro y estratega de sus propias conveniencias de vivir bien. Nunca le interesó la miseria de los mineros y obreros, tenía el don de la palabra para su acomodo personal, y aprovechó de ese don para seguir su propia ruta de aventurero de la política criolla. Su particular folklorismo verbal le ayudó en su fama de sindicalista, así no se notó mucho su mediocre forma de transmitir sus ideas y sus posturas políticas. Y demuestra hoy todo eso: cuando debería callarse y agradecerle al MAS por haberle dado oportunidad de sobrevivencia política en su fracaso (el MAS le salvó 10 años de sobrevivencia política) empieza a darle oxígeno a la ultraderecha. Le interesa el país? No. Quiere venganza personal.
Estos son los personajes que produjo la izquierda en Bolivia. Son los “más brillantes”. A estos personajes se les confío los destinos del movimiento obrero boliviano, minero en particular. Personajes que sólo se sirvieron como mandarines, sobre las esperanzas y la miseria de los obreros. El aprendizaje de los movimientos sociales tiene un alto costo: la traición de sus dirigentes, la prostitución de sus líderes y el olvido de los procesos de sangre y luto que las bases otorgan para el bien de los demás. El movimiento minero boliviano fue una luz en su momento, de las luchas del pueblo boliviano; pero no tuvo tanta suerte con sus dirigentes, que la mayoría de ellos se prostituyeron con los distintos modelos y modas políticas de estos 30 últimos años. Como casi siempre, los que fueron coherentes y leales a las bases ya están muertos, o abandonados a su suerte en su pobreza por algún rincón de este ancho y largo país. Porque la coherencia y la lealtad no son parte del vocabulario político de la izquierda y la derecha boliviana.
Cochabamba, 2 de Marzo de 2011