26 de abril de 2010

Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra

Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra

22 de Abril Cochabamba, Bolivia

ACUERDO DE LOS PUEBLOS

Hoy, nuestra Madre Tierra está herida y el futuro de la humanidad está en peligro.

De incrementarse el calentamiento global en más de 2º C, a lo que nos conduciría el llamado “Entendimiento de Copenhague” existe el 50% de probabilidades de que los daños provocados a nuestra Madre Tierra sean totalmente irreversibles. Entre un 20% y un 30% de las especies estaría en peligro de desaparecer. Grandes extensiones de bosques serían afectadas, las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del planeta, se extenderían los desiertos y se agravaría el derretimiento de los polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas. Muchos Estados insulares desaparecerían y el África sufriría un incremento de la temperatura de más de 3º C. Así mismo, se reduciría la producción de alimentos en el mundo con efectos catastróficos para la supervivencia de los habitantes de vastas regiones del planeta, y se incrementaría de forma dramática el número de hambrientos en el mundo, que ya sobrepasa la cifra de 1.020 millones de personas.

Las corporaciones y los gobiernos de los países denominados “más desarrollados”, en complicidad con un segmento de la comunidad científica, nos ponen a discutir el cambio climático como un problema reducido a la elevación de la temperatura sin cuestionar la causa que es el sistema capitalista.

Confrontamos la crisis terminal del modelo civilizatorio patriarcal basado en el sometimiento y destrucción de seres humanos y naturaleza que se aceleró con la revolución industrial.

El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta, convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma.

Bajo el capitalismo, la Madre Tierra se convierte en fuente sólo de materias primas y los seres humanos en medios de producción y consumidores, en personas que valen por lo que tienen y no por lo que son.

El capitalismo requiere una potente industria militar para su proceso de acumulación y el control de territorios y recursos naturales, reprimiendo la resistencia de los pueblos. Se trata de un sistema imperialista de colonización del planeta.

La humanidad está frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo, la depredación y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida.

Requerimos forjar un nuevo sistema que restablezca la armonía con la naturaleza y entre los seres humanos. Sólo puede haber equilibrio con la naturaleza si hay equidad entre los seres humanos.

Planteamos a los pueblos del mundo la recuperación, revalorización y fortalecimiento de los conocimientos, sabidurías y prácticas ancestrales de los Pueblos Indígenas, afirmados en la vivencia y propuesta de “Vivir Bien”, reconociendo a la Madre Tierra como un ser vivo, con el cual tenemos una relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual.

Para enfrentar el cambio climático debemos reconocer a la Madre Tierra como la fuente de la vida y forjar un nuevo sistema basado en los principios de:

•armonía y equilibrio entre todos y con todo
•complementariedad, solidaridad, y equidad
•bienestar colectivo y satisfacción de las necesidades fundamentales de todos en armonía con la Madre Tierra
•respeto a los Derechos de la Madre Tierra y a los Derechos Humanos
•reconocimiento del ser humano por lo que es y no por lo que tiene
•eliminación de toda forma de colonialismo, imperialismo e intervencionismo
•paz entre los pueblos y con la Madre Tierra.
El modelo que propugnamos no es de desarrollo destructivo ni ilimitado. Los países necesitan producir bienes y servicios para satisfacer las necesidades fundamentales de su población, pero de ninguna manera pueden continuar por este camino de desarrollo en el cual los países más ricos tienen una huella ecológica 5 veces más grande de lo que el planeta es capaz de soportar. En la actualidad ya se ha excedido en más de un 30% la capacidad del planeta para regenerarse. A este ritmo de sobreexplotación de nuestra Madre Tierra se necesitarían 2 planetas para el 2030.

En un sistema interdependiente del cual los seres humanos somos uno de sus componentes no es posible reconocer derechos solamente a la parte humana sin provocar un desequilibrio en todo el sistema. Para garantizar los derechos humanos y restablecer la armonía con la naturaleza es necesario reconocer y aplicar efectivamente los derechos de la Madre Tierra.

Para ello proponemos el proyecto adjunto de Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra en el cual se consignan:

•Derecho a la vida y a existir;
•Derecho a ser respetada;
•Derecho a la regeneración de su biocapacidad y continuación de sus ciclos y procesos vitales libre de alteraciones humanas;
•Derecho a mantener su identidad e integridad como seres diferenciados, auto-regulados e interrelacionados;
•Derecho al agua como fuente de vida;
•Derecho al aire limpio;
•Derecho a la salud integral;
•Derecho a estar libre de la contaminación y polución, de desechos tóxicos y radioactivos;
•Derecho a no ser alterada genéticamente y modificada en su estructura amenazando su integridad o funcionamiento vital y saludable.
•Derecho a una restauración plena y pronta por las violaciones a los derechos reconocidos en esta Declaración causados por las actividades humanas.
La visión compartida es estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero para hacer efectivo el Artículo 2 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que determina “la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas para el sistema climático”. Nuestra visión es, sobre la base del principio de las responsabilidades históricas comunes pero diferenciadas, exigir que los países desarrollados se comprometan con metas cuantificadas de reducción de emisiones que permitan retornar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a 300 ppm y así, limitar el incremento de la temperatura media global a un nivel máximo de 1°C.

Enfatizando la necesidad de acción urgente para lograr esta visión, y con el apoyo de los pueblos, movimientos y países, los países desarrollados deberán comprometerse con metas ambiciosas de reducción de emisiones que permitan alcanzar objetivos a corto plazo, manteniendo nuestra visión a favor del equilibrio del sistema climático de la Tierra, de acuerdo al objetivo último de la Convención.

La “visión compartida” para la “Acción Cooperativa a Largo Plazo” no debe reducirse en la negociación de cambio climático a definir el límite en el incremento de la temperatura y la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sino que debe comprender de manera integral y equilibrada un conjunto de medidas financieras, tecnológicas, de adaptación, de desarrollo de capacidades, de patrones de producción, consumo y otras esenciales como el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra para restablecer la armonía con la naturaleza.

Los países desarrollados, principales causantes del cambio climático, asumiendo su responsabilidad histórica y actual, deben reconocer y honrar su deuda climática en todas sus dimensiones, como base para una solución justa, efectiva y científica al cambio climático. En este marco exigimos a los países desarrollados que:

•Restablezcan a los países en desarrollo el espacio atmosférico que está ocupado por sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esto implica la descolonización de la atmósfera mediante la reducción y absorción de sus emisiones.
•Asuman los costos y las necesidades de transferencia de tecnología de los países en desarrollo por la pérdida de oportunidades de desarrollo por vivir en un espacio atmosférico restringido.
•Se hagan responsables por los cientos de millones que tendrán que migrar por el cambio climático que han provocado y que eliminen sus políticas restrictivas de migración y ofrezcan a los migrantes una vida digna y con todos los derechos en sus países.
•Asuman la deuda de adaptación relacionadas a los impactos del cambio climático en los países en desarrollo proveyendo los medios para prevenir, minimizar y atender los daños que surgen de sus excesivas emisiones.
•Honren estas deudas como parte de una deuda mayor con la Madre Tierra adoptando y aplicando la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en las Naciones Unidas.
El enfoque debe ser no solamente de compensación económica, sino principalmente de justicia restaurativa – es decir restituyendo la integridad a las personas y a los miembros que forman una comunidad de vida en la Tierra.

Deploramos el intento de un grupo de países de anular el Protocolo de Kioto el único instrumento legalmente vinculante específico para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países desarrollados.

Advertimos al mundo que no obstante estar obligados legalmente las emisiones de los países desarrollados en lugar de reducir, crecieron en un 11,2% entre 1990 y 2007.

Estados Unidos a causa del consumo ilimitado aumentó sus emisiones de GEI en 16,8% durante el periodo 1990 al 2007, emitiendo como promedio entre 20 y 23 toneladas anuales de CO2 por habitante, lo que representa más de 9 veces las emisiones correspondientes a un habitante promedio del Tercer Mundo, y más de 20 veces las emisiones de un habitante de África Subsahariana.

Rechazamos de manera absoluta el ilegitimo “Entendimiento de Copenhague”, que permite a estos países desarrollados ofertar reducciones insuficientes de gases de efecto invernadero, basadas en compromisos voluntarios e individuales, que violan la integridad ambiental de la Madre Tierra conduciéndonos a un aumento de alrededor de 4ºC.

La próxima Conferencia sobre Cambio Climático a realizarse a fines de año en México debe aprobar la enmienda al Protocolo de Kioto, para el segundo período de compromisos a iniciarse en 2013 a 2017 en el cual los países desarrollados deben comprometer reducciones domésticas significativas de al menos el 50% respecto al año base de 1990 sin incluir mercados de carbono u otros sistemas de desviación que enmascaran el incumplimiento de las reducciones reales de emisiones de gases de efecto invernadero.

Requerimos establecer primero una meta para el conjunto de los países desarrollados para luego realizar la asignación individual para cada país desarrollado en el marco de una comparación de esfuerzos entre cada uno de ellos, manteniendo así el sistema del Protocolo de Kioto para las reducciones de las emisiones.

Los Estados Unidos de América, en su carácter de único país de la Tierra del Anexo 1 que no ratificó el Protocolo de Kioto tiene una responsabilidad significativa ante todos los pueblos del mundo por cuanto debe ratificar el Protocolo de Kioto y comprometerse a respetar y dar cumplimiento a los objetivos de reducción de emisiones a escala de toda su economía.

Los pueblos tenemos los mismos derechos de protección ante los impactos del cambio climático y rechazamos la noción de adaptación al cambio climático entendida como la resignación a los impactos provocados por las emisiones históricas de los países desarrollados, quienes deben adaptar sus estilos de vida y de consumo ante esta emergencia planetaria. Nos vemos forzados a enfrentar los impactos del cambio climático, considerando la adaptación como un proceso y no como una imposición, y además como herramienta que sirva para contrarrestarlos, demostrando que es posible vivir en armonía bajo un modelo de vida distinto.

Es necesario construir un Fondo de Adaptación, como un fondo exclusivo para enfrentar el cambio climático como parte de un mecanismo financiero manejado y conducido de manera soberana, transparente y equitativa por nuestros Estados. Bajo este Fondo se debe valorar: los impactos y sus costos en países en desarrollo y las necesidades que estos impactos deriven, y registrar y monitorear el apoyo por parte de países desarrollados. Éste debe manejar además un mecanismo para el resarcimiento por daños por impactos ocurridos y futuros, por pérdida de oportunidades y la reposición por eventos climáticos extremos y graduales, y costos adicionales que podrían presentarse si nuestro planeta sobrepasa los umbrales ecológicos así como aquellos impactos que están frenando el derecho a Vivir Bien.

El “Entendimiento de Copenhague” impuesto sobre los países en desarrollo por algunos Estados, más allá de ofertar recursos insuficientes, pretende en si mismo dividir y enfrentar a los pueblos y pretende extorsionar a los países en desarrollo condicionando el acceso a recursos de adaptación a cambio de medidas de mitigación. Adicionalmente se establece como inaceptable que en los procesos de negociación internacional se intente categorizar a los países en desarrollo por su vulnerabilidad al cambio climático, generando disputas, desigualdades y segregaciones entre ellos.

El inmenso desafío que enfrentamos como humanidad para detener el calentamiento global y enfriar el planeta sólo se logrará llevando adelante una profunda transformación en la agricultura hacia un modelo sustentable de producción agrícola campesino e indígena/originario, y otros modelos y prácticas ancestrales ecológicas que contribuyan a solucionar el problema del cambio climático y aseguren la Soberanía Alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a través de una producción en armonía con la Madre Tierra, local y culturalmente apropiada, el acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y nutritivos en complementación con la Madre Tierra y profundizando la producción autónoma (participativa, comunitaria y compartida) de cada nación y pueblo.

El Cambio Climático ya está produciendo profundos impactos sobre la agricultura y los modos de vida de los pueblos indígenas/originarios y campesinos del mundo y estos impactos se irán agravando en el futuro.

El agro negocio a través de su modelo social, económico y cultural de producción capitalista globalizada y su lógica de producción de alimentos para el mercado y no para cumplir con el derecho a la alimentación, es una de las causas principales del cambio climático. Sus herramientas tecnológicas, comerciales y políticas no hacen más que profundizar la crisis climática e incrementar el hambre en el planeta. Por esta razón rechazamos los Tratados de Libre Comercio y Acuerdos de Asociación y toda forma de aplicación de los Derechos de Propiedad Intelectual sobre la vida, los paquetes tecnológicos actuales (agroquímicos, transgénicos) y aquellos que se ofrecen como falsas soluciones (agrocombustibles, geoingeniería, nanotecnología, tecnología Terminator y similares) que únicamente agudizarán la crisis actual.

Al mismo tiempo denunciamos como este modelo capitalista impone megaproyectos de infraestructura, invade territorios con proyectos extractivistas, privatiza y mercantiliza el agua y militariza los territorios expulsando a los pueblos indígenas y campesinos de sus territorios, impidiendo la Soberanía Alimentaria y profundizando la crisis socioambiental.

Exigimos reconocer el derecho de todos los pueblos, los seres vivos y la Madre Tierra a acceder y gozar del agua y apoyamos la propuesta del Gobierno de Bolivia para reconocer al agua como un Derecho Humano Fundamental.

La definición de bosque utilizada en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la cual incluye plantaciones, es inaceptable. Los monocultivos no son bosques. Por lo tanto, exigimos una definición para fines de negociación que reconozca los bosques nativos y la selva y la diversidad de los ecosistemas de la tierra.

La Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas debe ser plenamente reconocida, implementada e integrada en las negociaciones de cambio climático. La mejor estrategia y acción para evitar la deforestación y degradación y proteger los bosques nativos y la selva es reconocer y garantizar los derechos colectivos de las tierras y territorios considerando especialmente que la mayoría de los bosques y selvas están en los territorios de pueblos y naciones indígenas, comunidades campesinas y tradicionales.

Condenamos los mecanismos de mercado, como el mecanismo de REDD (Reducción de emisiones por la deforestación y degradación de bosques) y sus versiones + y ++, que está violando la soberanía de los Pueblos y su derecho al consentimiento libre, previo e informado, así como a la soberanía de Estados nacionales, y viola los derechos, usos y costumbres de los Pueblos y los Derechos de la Naturaleza.

Los países contaminadores están obligados a transferir de manera directa los recursos económicos y tecnológicos para pagar la restauración y mantenimiento de los bosques y selvas, en favor de los pueblos y estructuras orgánicas ancestrales indígenas, originarias, campesinas. Esto deberá ser una compensación directa y adicional a las fuentes de financiamiento comprometidas por los países desarrollados, fuera del mercado de carbono y nunca sirviendo como las compensaciones de carbono (offsets). Demandamos a los países a detener las iniciativas locales en bosques y selvas basados en mecanismos de mercado y que proponen resultados inexistentes y condicionados. Exigimos a los gobiernos un programa mundial de restauración de bosques nativos y selvas, dirigido y administrado por los pueblos, implementando semillas forestales, frutales y de flora autóctona. Los gobiernos deben eliminar las concesiones forestales y apoyar la conservación del petróleo bajo la tierra y que se detenga urgentemente la explotación de hidrocarburos en las selvas.

Exigimos a los Estados que reconozcan, respeten y garanticen la efectiva aplicación de los estándares internacionales de derechos humanos y los derechos de los Pueblos Indígenas, en particular la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT, entre otros instrumentos pertinentes, en el marco de las negociaciones, políticas y medidas para resolver los desafíos planteados por el cambio climático. En especial, demandamos a los Estados a que reconozcan jurídicamente la preexistencia del derecho sobre nuestros territorios, tierras y recursos naturales para posibilitar y fortalecer nuestras formas tradicionales de vida y contribuir efectivamente a la solución del cambio climático.


Demandamos la plena y efectiva aplicación del derecho a la consulta, la participación y el consentimiento previo, libre e informado de los Pueblos Indígenas en todos los procesos de negociación así como en el diseño e implementación de las medidas relativas al cambio climático.

En la actualidad la degradación medioambiental y el cambio climático alcanzarán niveles críticos, siendo una de las principales consecuencias la migración interna así como internacional. Según algunas proyecciones en 1995 existían alrededor de 25 millones de migrantes climáticos, al presente se estima en 50 millones y las proyecciones para el año 2050 son de 200 a 1000 millones de personas que serán desplazadas por situaciones derivadas del cambio climático.Los países desarrollados deben asumir la responsabilidad sobre los migrantes climáticos, acogiéndolos en sus territorios y reconociendo sus derechos fundamentales, a través de la firma de convenios internacionales que contemplen la definición de migrante climático para que todos los Estados acaten sus determinaciones.

Constituir un Tribunal Internacional de Conciencia para denunciar, hacer visible, documentar, juzgar y sancionar las violaciones de los derechos de los(s) migrantes, refugiados(as) y desplazados en los países de origen, tránsito y destino, identificando claramente las responsabilidades de los Estados, compañías y otros actores.

El financiamiento actual destinado a los países en desarrollo para cambio climático y la propuesta del Entendimiento de Copenhague son ínfimos. Los países desarrollados deben comprometer un financiamiento anual nuevo, adicional a la Ayuda Oficial al Desarrollo y de fuente pública, de al menos 6% de su PIB para enfrentar el cambio climático en los países en desarrollo. Esto es viable tomando en cuenta que gastan un monto similar en defensa nacional y destinaron 5 veces más para rescatar bancos y especuladores en quiebra, lo que cuestiona seriamente sus prioridades mundiales y su voluntad política. Este financiamiento debe ser directo, sin condicionamiento y no vulnerar la soberanía nacional ni la autodeterminación de las comunidades y grupos más afectados.

En vista de la ineficiencia del mecanismo actual, en la Conferencia de México se debe establecer un nuevo mecanismo de financiamiento que funcione bajo la autoridad de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre cambio Climático rindiendo cuentas a la misma, con una representación significativa de los países en desarrollo para garantizar el cumplimiento de los compromisos de financiamiento de los países Anexo 1.

Se ha constatado que los países desarrollados incrementaron sus emisiones en el periodo 1990 – 2007, no obstante haber manifestado que la reducción se vería sustancialmente coadyuvada con mecanismos de mercado.

El mercado de carbono se ha transformado en un negocio lucrativo, mercantilizando nuestra Madre Tierra, esto no representa una alternativa para afrontar el cambio climático, puesto que saquea, devasta la tierra, el agua e incluso la vida misma.

La reciente crisis financiera ha demostrado que el mercado es incapaz de regular el sistema financiero, que es frágil e inseguro ante la especulación y la aparición de agentes intermediarios, por lo tanto, sería una total irresponsabilidad dejar en sus manos el cuidado y protección de la propia existencia humana y de nuestra Madre Tierra.

Consideramos inadmisible que las negociaciones en curso pretendan la creación de nuevos mecanismos que amplíen y promuevan el mercado de carbono toda vez que los mecanismos existentes nunca resolvieron el problema del Cambio Climático ni se transformaron en acciones reales y directas en la reducción de gases de efecto invernadero.

Es imprescindible exigir el cumplimento de los compromisos asumidos por los países desarrollados en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático respecto al desarrollo y transferencia de tecnología, así como rechazar la “vitrina tecnológica” propuesta por países desarrollados que solamente comercializan la tecnología. Es fundamental establecer los lineamientos para crear un mecanismo multilateral y multidisciplinario para el control participativo, la gestión y la evaluación continua del intercambio de tecnologías. Estas tecnologías deben ser útiles, limpias, y socialmente adecuadas. De igual manera es fundamental el establecimiento de un fondo de financiamiento e inventario de tecnologías apropiadas y liberadas de derechos de propiedad intelectual, en particular, de patentes que deben pasar de monopolios privados a ser de dominio público, de libre accesibilidad y bajo costo.

El conocimiento es universal, y por ningún motivo puede ser objeto de propiedad privada y de utilización privativa, como tampoco sus aplicaciones en forma de tecnologías. Es deber de los países desarrollados compartir su tecnología con países en desarrollo, crear centros de investigación para la creación de tecnologías e innovaciones propias, así como defender e impulsar su desarrollo y aplicación para el vivir bien. El mundo debe recuperar, aprender, reaprender los principios y enfoques del legado ancestral de sus pueblos originarios para detener la destrucción del planeta, así como los conocimientos y prácticas ancestrales y recuperación de la espiritualidad en la reinserción del vivir bien juntamente con la Madre Tierra.

Considerando la falta de voluntad política de los países desarrollados para cumplir de manera efectiva sus compromisos y obligaciones asumidos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, y frente a la inexistencia de una instancia legal internacional que prevenga y sancione todos aquellos delitos y crímenes climáticos y ambientales que atenten contra los derechos de la Madre Tierra y la humanidad, demandamos la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental que tenga la capacidad jurídica vinculante de prevenir, juzgar y sancionar a los Estados, las Empresas y personas que por acción u omisión contaminen y provoquen el cambio climático.

Respaldar a los Estados que presenten demandas en la Corte Internacional de Justicia contra los países desarrollados que no cumplen con sus compromisos bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto incluyendo sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero.

Instamos a los pueblos a proponer y promover una profunda reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que todos sus Estados miembros cumplan las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental.

El futuro de la humanidad está en peligro y no podemos aceptar que un grupo de gobernantes de países desarrollados quieran definir por todos los países como lo intentaron hacer infructuosamente en la Conferencia de las Partes de Copenhague. Esta decisión nos compete a todos los pueblos. Por eso es necesaria la realización de un Referéndum Mundial, plebiscito o consulta popular, sobre el cambio Climático en el cuál todos seamos consultados sobre: el nivel de reducciones de emisiones que deben hacer los países desarrollados y las empresas transnacionales; el financiamiento que deben proveer los países desarrollados; la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática; la necesidad de una Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra y; la necesidad de cambiar el actual sistema capitalista.

El proceso del Referéndum Mundial, plebiscito o consulta popular será fruto de un proceso de preparación que asegure el desarrollo exitoso del mismo.

Con el fin de coordinar nuestro accionar internacional e implementar los resultados del presente “Acuerdo de los Pueblos” llamamos a construir un Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra que se basará en los principios de complementariedad y respeto a la diversidad de origen y visiones de sus integrantes, constituyéndose en un espacio amplio y democrático de coordinación y articulación de acciones a nivel mundial.

Con tal propósito, adoptamos el plan de acción mundial adjunto para que en México los países desarrollados del Anexo 1 respeten el marco legal vigente y reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 % y se asuman las diferentes propuestas contenidas en este Acuerdo.

Finalmente, acordamos realizar la 2ª Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en el 2011 como parte de este proceso de construcción del Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra y para reaccionar frente a los resultados de la Conferencia de Cambio Climático que se realizará a fines de año en Cancún, México.

Hombres y mujeres en la conducción del “proceso de cambio”

Lógicas y prácticas del poder
Hombres y mujeres en la conducción del “proceso de cambio”
Jenny Ybarnegaray Ortiz
La Paz, marzo de 2010


En este “proceso de cambio”, hay cosas que cambian, cómo no. Cambian los símbolos, los íconos, los rostros, los colores, los vestidos y los sentidos. Con ellos, cambian los destinos, algunos de los que estaban abajo ahora están arriba y viceversa. Todo eso está muy bien, ya era hora de que Bolivia se mirara la cara al espejo y dejara de vivir el espejismo de modernidad con el que tanto tiempo estuvo soñando.
Pero, entre las cosas que no cambian y que demorarán mucho en cambiar están las lógicas del poder. No cambia la comprensión que tienen los líderes del “proceso de cambio” sobre la relación de poder entre hombres y mujeres. Algunos se esfuerzan pero no lo consiguen, sus afanes no traspasan la epidermis del “problema”, no logran superar sus propias limitaciones, no logran deshilvanar sus propias veleidades que se expresan en contrasentidos incomprensibles. Podríamos anotar un rosario de anécdotas en demostración de esa afirmación, pero como el espacio es breve no voy a redundar en comentarlas. Señalaré simplemente que en unos casos los discursos no coinciden con los actos y en otros, viceversa.
Tampoco cambian las prácticas del poder. Los dirigentes del proceso, empeñados en hacer la diferencia “desde la cosmovisión indígena” señalan que están ahí para servir a la sociedad, no para servirse del puesto y hay quienes se mantienen leales a ese principio. Si ésta fuera una práctica generalizada contribuiría efectivamente a modificar la lógica del poder. Lamentablemente, la mayoría demora poco tiempo en dar la vuelta la ecuación. Habría que hacer una encuesta para saber cuánto tiempo demora un “señor autoridad” para cambiar de traje y de mujer, para aprender a saborear el placer de denigrar al ujier y acosar a la secretaria.
Pero ya sabemos que “así son ellos” ¿Qué hay de ellas? De ellas se espera que hagan la diferencia, porque para hacer lo mismo ellos se bastan a sí mismos. Y hay de las que sí la hacen, como también de las que terminan involucradas en el mismo juego, de las que utilizan esos cargos para repartir privilegios entre sus íntimos círculos familiares, sus ahijados y sus primas, y eso provoca una enorme desazón. Muchas de esas mujeres ni siquiera se percatan de que sus eventuales privilegios no son sólo resultado de sus particulares méritos personales, sino de la tesonera e incansable lucha del movimiento mundial de mujeres que cuestiona el poder patriarcal. Ese movimiento lucha por abrir espacios en los ámbitos de decisión y es así como algunas mujeres vienen ascendiendo para sentar presencia allá donde antes sólo cabían ellos.
Pero ese no es el fin, es apenas un medio. El mayor desafío que tienen las mujeres al ocupar esos cargos es construir una agenda pública orientada a modificar las relaciones de poder. Lamentablemente, pocas lo hacen, la tendencia general es ocupar el puesto para cumplir los encargos de los máximos dirigentes so pena de perderlo y no sólo para ellas sino para las otras, porque cuando una mujer “no responde” a las expectativas de quienes le “cedieron” el lugar, queda sentado que “ellas no son capaces”, queda probado que “es un hombre el que se lo merece”. Quizás por eso prefieran ser obedientes, quizás por eso no quepan en esos lugares “mujeres contestonas”.
La pregunta es ¿será posible transformar la lógica del poder? Tal vez la única alternativa sea destruir el propio poder. Mientras tanto, al menos coloquémonos en posición de “insubordinación constante”, al menos cuestionemos las lógicas y las prácticas del poder. De lo contrario, en el “proceso de cambio” sólo veremos cambiar la escenografía del teatro del poder.

22 de abril de 2010

Los falsos debates mediáticos

Por Gisela López Rivas *
La prensa boliviana, sobre todo la televisiva, con hincapié en la masiva, ya lleva más de 15 días con el falso debate matemático para demostrar que el MAS –sobre todo Evo Morales- perdió en las elecciones del 4 de abril. El jueguito del millón de votos menos que obtuvo el MAS es el argumento más utilizando por los periodistas y grandes analistas mediáticos empeñados en hacer ver como perdedor al líder más popular de la historia boliviana.
La obsesión anti-Evo los ha enceguecido a tal grado que siguen sumando y restando en los set de televisión para convencer al ciudadano-soberano, que Evo perdió. Millón más, millón menos, el partido del Presidente ha consolidado 6 de las 9 gobernaciones en Bolivia, número de lejos superior en relación a la anterior y primera elección de prefectos.
Como la idea es forzar el análisis para que Evo aparezca perdedor, comparan los resultados electorales del 4 de abril con los de diciembre del año pasado, cuando no elegimos ni prefecto ni gobernador, sino PRESIDENTE. Cuando elegimos prefecto fue en 2005, elecciones en las que el MAS resultó minoría con sólo 3 prefecturas (Chuquisaca, Oruro y Potosí) frente a una oposición que acaparó las de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Beni y Pando y de esa elección parió la “media luna”. Cinco años después, en 2010, la “media luna” no existe, a pesar de que se quiere hacer ver al MAS y a Evo como los grandes perdedores.
En todo caso, la comparación matemática podría extenderse máximo hasta el año 2008, cuando se realizó el Referéndum Revocatorio y se puso a prueba del voto ciudadano a los prefectos del país y al mismo Presidente. Dejemos de lado la comparación de los votos de Evo Morales y sigamos comparando las realidades políticas departamentales que, matemáticamente también, demuestran la pérdida de poder de la oposición, ya que en agosto de 2008 el pueblo les revocó a los prefectos de La Paz y Cochabamba.
El jueguito del millón de votos menos es un blef mediático, distractivo y superficial, ya que ese millón que supuestamente perdió Evo entre diciembre de 2009 y abril de 2010 también lo ganó en la comparación real de las dos únicas elecciones departamentales, primero para prefectos y luego para gobernadores, que hemos tenido en la historia boliviana.
Es tan desesperada la posición periodística-mediática por demostrar que el 4 de abril Evo perdió que se ha empezado a inflar resultados de otras organizaciones políticas, como la del MSM, ante la ratificada desaparición de los partidos políticos tradicionales. La desesperación les lleva a plantear candidaturas presidenciales sobre caudales electorales irrisorios y liderazgos cansados. Es decir, nada nuevo, sino más de lo mismo, de los que antes se aliaron con otros gobiernos como el de Carlos Mesa, luego con el mismo MAS y ahora, los medios y la prensa, los exhiben como “alternativos”.
Algo, cualquier cosa, hay que inventar para desinflar ese fenómeno político que se llama Evo.
Achacachi, que hasta hace poco nomás, estos mismos medios de comunicación y este mismo periodismo estigmatizó como “un pueblo de carniceros” y mostró repetidas veces cómo degollaban un perro, hoy lo muestran como el ejemplo de la rebelión contra Evo. Ahora, Achacachi “es un pueblo democrático” y “se ha liberado del dedazo”.
Programas de televisión extensos se dedican a esta “forma” de hacer periodismo que raya en la superficialidad insultante de este noble oficio que, en Bolivia y el mundo entero, ha perdido precisamente esa cualidad: la nobleza.
Hasta ayer, la cantaleta mediática era el millón de votos menos del Presidente. A partir de hoy es la “mesa 18” de uno de los eventos más importantes del planeta, aquella mesa que no aparece en la lista oficial, aquella que, como en todo evento internacional de esta naturaleza, siempre se instala, al margen de lo oficial, pero con mucha riqueza, con mucha convicción, con demasiado compromiso, etc. Puede ser la 18, 19, 20 o más. Todas las que sean necesarias para presionar para que el planeta no siga siendo destruido. Pero el periodismo no cuadra en la intencionalidad de esa política de los luchadores de siempre que montan mesas extraoficiales, contracumbres, etc. para visibilizar posiciones ciudadanas que, en la mayoría de veces, no está en las agendas oficiales.
No sé si por ignorancia o por línea política, el periodismo no comprende que pueblos como Achacachi, donde perdió el MAS, o Charagua, donde sucedió lo mismo, no son –precisamente- orgánicos militantes del partido de Gobierno para votar siempre por él. Han sido, y está visto que seguirán siendo, ALIADOS coyunturales de un liderazgo con el que, en determinadas etapas, se identifican y se unen, pero en otras se distancian y hasta lo cuestionan. Hecho que, desde nuestro punto de vista, es saludable en la democracia.
Lo que pasó en Achacachi, Charagua y otras comunidades indígenas donde el MAS no ganó este abril, es una prueba más de la autonomía que tienen estos pueblos de tomar decisiones al margen de cualquier consigna partidista. Es una prueba más para desbaratar esa otra cantaleta mediática de que el MAS y/o el Presidente “maneja a sus movimientos sociales”.
Y lo que está debatiendo el sistema mediático, en valiosísimos espacios, millonarios minutos y costosos rollos de papel, son trivialidades periodísticas de la superficialidad de la política. El fondo de este proceso es otro, vinculado –por ejemplo- a la autonomía que están ejerciendo los pueblos y que gana terreno silenciosamente. Pero el periodismo no lo entiende. No se han tomado la molestia, por ejemplo, de analizar el hecho histórico de que cinco indígenas del departamento cruceño estarán presentes en la Asamblea Departamental para tomar decisiones políticas a favor de la región y de sus intereses comunitarios, comunidades que incluso son vulnerables de desaparecer y ahora, gracias a este gran avance democrático, les permitirá tener la oportunidad de “salvarse”, si es que lo hacen bien, por supuesto. Esa presencia indígena en los legislativos departamentales se extiende también en otras regiones.
La crítica, la autocrítica y el análisis están ausentes de las pantallas y de los diarios. La mayoría está siendo utilizada para lanzar los misiles contra el “perdedor” que, en realidad, sigue siendo el ganador.
*Periodista
giselalopezrivas@yahoo.es

20 de abril de 2010

Movimiento Social: Madre Tierra


Al Sur, muy al Sur con el Cambio Climático

Max Murillo Mendoza
La cuestión de este rollo está en la discusión del modelo de desarrollo vigente, y bien vigente, incluso aceptado por los supuestos gobiernos progresistas y “alternativos al capitalismo salvaje”. Es decir este modelo que privilegia el tener sobre el ser, la acumulación de riqueza personal, sobre lo social y grupal. Y la destrucción de selvas, ríos y mares para seguir alargando y ensanchando las exigencias humanas de alimentación y hábitat. Es decir, el crecimiento infinito de la riqueza y la acumulación, para seguir mejorando las estadísticas de “calidad de vida”, sobre todo del llamado primer mundo. Si esta irracionalidad del crecimiento infinito, tras de sí el modelo vigente, no entra en consideración en las discusiones actuales, pues hagamos los encuentros que hagamos nada cambiará para frenar las catastróficas y devastadoras consecuencias del llamado cambio climático.
En Bolivia inauguramos la Conferencia Mundial de los Pueblos Sobre el Cambio Climático, y los Derechos de la Madre Tierra. Una respuesta inmediata al fracaso de Copenhague, donde se volvieron a imponer los intereses de las grandes corporaciones, y sus suculentos negocios, sobre las exigencias de pueblos, de países enteros que empiezan a sufrir los efectos del cambio climático. Hasta hoy se acreditaban representantes de organizaciones sociales, grupos alternativos, movimientos anti-capitalistas, de gobiernos, de mujeres, indígenas, científicos, intelectuales y grupos de base de 129 países. Aproximadamente 20.000 personas visitantes de todo el globo, con la esperanza de iniciar acciones concretas que realmente le pongan freno a esta desmedida e irracional manera de destruir la madre tierra, en nombre del progreso y desarrollo humano.
Desde Bolivia, que ni siquiera llegamos al 0,03 % de “nuestro aporte a la contaminación mundial”; pero somos de los países más vulnerables del mundo, se intentará señalar el camino a recorrer. Tenemos las esperanzas de que así sea. Nosotros demostramos al mundo que organizándonos y confiando en nuestras propias fuerzas y fortalezas podemos avanzar. Aún siendo las fuerzas contrarias poderosas y peligrosas. Que sin esa garantía de la organización, y la fortaleza de los grupos de base, no es tan posible ni garantizado plantear alternativas de desarrollo contrarias al modelo vigente. Eso ha quedado demostrado en Copenhague. Pero también es cierto que no es suficiente tener organizaciones fuertes, se requiere una configuración social sostenible, donde científicos, intelectuales, profesionales, dirigentes sindicales, dirigentes de organizaciones originarias, de barrios, pueblos y ciudades, puedan consensuar, intercambiar información y actuar coherentemente, no sólo en un país concreto, sino de manera global, de manera mundial.
Compañeros del mundo sean bien venidos. Pero asumamos que los retos y los desafíos son enormes. El sistema y la agresividad imperial empiezan a recuperarse, aprovechan para ello el chantaje de la crisis mundial, la desocupación global, la deshumanización del trabajo, que en muchas sociedades afectan en su moral y su autoestima, lo que conduce a la desesperación social y la desmovilización de su población, entrando incluso en pánico por la pérdida de sus mínimas conquistas sociales (salud, educación, vivienda). Y la solución a esta crisis pasa efectivamente por la recuperación de la “productividad” de las empresas. Es decir, por seguir explotando las riquezas de la naturaleza, por seguir avanzando sobre ella. La movilización de los grupos del norte, de sus sociedades privilegiadas pero afectadas por el virus de la desmovilización y la inercia, puede también aportar con la presión hacia sus países, hacia sus empresas para conseguir claridad y transparencia económica, en sus inversiones que realizan por estos lados del mundo, sin respetar precisamente medidas ambientales, ni consideraciones del hábitat de culturas milenarias, que han vivido, a pesar de todo, siempre en armonía con la naturaleza y el medio ambiente. Globalicemos nuestros esfuerzos y consensuemos soluciones globales, eso sí: sin dar concesiones al capitalismo salvaje.
Cochabamba, 19 de Abril de 2010.

18 de abril de 2010

Santa Cruz, entre la cruz y la espada‏

Gisela López Rivas
giselalopezrivas@yahoo.es
Los cruceños seguimos sumidos en las dos únicas alternativas políticas que compiten no sólo filosóficamente sino, y sobre, todo en radicales posiciones. Es –más o menos- a ver quién es más fundamentalista que el otro. Por un lado, un MASismo que acepta, de dientes para afuera, candidaturas forzadas "clasemedieras" para obtener el fin sin considerar los medios; y, por otro, una corriente "cívica", elitista, clasista, racista, vacía en ideología cuyas siglas ni siquiera importan porque se las inventan y re-inventan para cada elección.
Dos proyectos políticos duros y cerrados en una sociedad diversa, plural, numerosa, heterogénea y encima generadora del 30% del PIB de Bolivia. Dos proyectos que nos ponen frente a la cruz y la espada en el momento de la reflexión seria acerca del futuro de esta sociedad.
La victoria de Rubén Costas en Santa Cruz es relativa por más 50% o más que hubiese obtenido. Su proyecto excluye a las clases populares cruceñas; es desigual en el trato a sus habitantes; los niños, las mujeres y los pueblos indígenas son "vulnerables" en su visión; y, si Evo Morales quiere el poder hegemónico en Bolivia –como dice la oposición-, el proyecto Costas lo quiere en Santa Cruz.
El MAS cruceño, por su lado, se resiste a abrirse a la idiosincrasia de las clases medias de este pueblo. La candidatura de Jerjes Justiniano es una prueba. Clasemediero, intelectual, siempre vinculado a la izquierda, político en todo el sentido de la palabra, etc. no fueron cualidades suficientes para que el MASismo –enraizado en los movimientos campesino y urbano-popular liderados por migrantes e hijos de migrantes de occidente- quiebre esa coraza y le ponga el mismo pecho que le puso a Evo en la campaña para los comicios de diciembre pasado.
Jerjes no pudo "calificar" ante la dirigencia y las bases del MAS. No es por nada que la misma noche del 4 de abril, en la conferencia de prensa que ofreció, apareció huérfano de los líderes MASistas de Santa Cruz y estuvo acompañado nada más ni nada menos que de un ex unionista, clasemediero también, pero ex aliado de la elite que lidera Rubén Costas.
Y la victoria de Percy Fernández, "contundente" como califica la prensa, es pasajera. Percy ganó por inercia en Santa Cruz de la Sierra, porque no tuvo contrincante. Roberto Fernández, cuyas cualidades no son –por supuesto- las mismas que tiene Jerjes, no logró engatusar a los cruceños a pesar de que apeló a la memoria de su padre (Max Fernández), a su color de piel, a comparar a su padre con Evo Morales y a anunciar el inicio del "proceso de cambio" en Santa Cruz como si éste no tuviera ya bastante trecho recorrido.
La carrera política de Roberto Fernández se resume así: "Primero fue concejal con Johnny, su hermano, y de la UCS de su padre; después se unió con Tuto Quiroga, el símbolo de la derecha y adverso al proceso de cambio en Bolivia; y, finalmente, aliado coyuntural-electoral de Evo Morales, el paladín del proceso histórico". Con estas referencias se dice todo acerca de él.
Esas han sido y siguen siendo las opciones que tuvimos y que –lamentablemente- seguimos teniendo los cruceños.

Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -
Alberto Acosta
ALAI AMLATINA, 16/04/2010.-
En los Derechos de la Naturaleza el centro está puesto en la Naturaleza. Esta vale por sí misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la Naturaleza.
La compleja construcción de un proyecto de vida en común
Toda Constitución sintetiza un momento histórico. En toda Constitución se cristalizan procesos sociales acumulados. Y en toda Constitución se plasma una determinada forma de entender la vida. Una Constitución, sin embargo, no hace a una sociedad. Es la sociedad la que elabora la Constitución y la adopta casi como una hoja de ruta. Una Constitución, más allá de su indudable trascendencia jurídica, es ante todo un proyecto político de vida en común, que debe ser puesto en vigencia con el concurso activo de la sociedad.
Desde esta perspectiva, la Constitución ecuatoriana -construida colectivamente en los años 2007 y 2008-, fiel a las demandas acumuladas en la sociedad, consecuente con las expectativas creadas, responsable con los retos globales, se proyecta como medio e incluso como un fin para dar paso a cambios estructurales. En su contenido afloran múltiples definiciones para impulsar transformaciones de fondo, a partir de propuestas construidas a lo largo de muchas décadas de resistencias y de luchas sociales. Transformaciones, muchas veces, imposibles de aceptar (e inclusive de entender) por parte de los constitucionalistas tradicionales y de quienes a la postre ven como sus privilegios están en peligro. Una de esas “novedades” se plasma en los Derechos de la Naturaleza.
La Naturaleza en el centro del debate
La acumulación material -mecanicista e interminable de bienes-, apoltronada en “el utilitarismo antropocéntrico sobre la Naturaleza”- al decir del uruguayo Eduardo Gudynas-, no tiene futuro. Los límites de los estilos de vida sustentados en esta visión ideológica del progreso son cada vez más notables y preocupantes. No se puede seguir asumiendo a la Naturaleza como un factor de producción para el crecimiento económico o como un simple objeto de las políticas de desarrollo.
Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, en tanto término conceptualizado por los seres humanos, debe ser reinterpretada y revisada íntegramente. Para empezar la humanidad no está fuera de la Naturaleza. La visión dominante, incluso al definir la Naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de la misma, ha abierto la puerta para dominarla y manipularla. Se le ha transformado en recursos o en “capital natural” a ser explotados. Cuando, en realidad, la Naturaleza puede existir sin seres humanos…
En este punto hay que rescatar las dimensiones de la sustentabilidad. Esta exige una nueva ética para organizar la vida misma. Un paso clave, los objetivos económicos deben estar subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales, sin perder de vista el respeto a la dignidad humana y la mejoría de la calidad de vida de las personas.
Un proceso histórico de ampliación de los derechos
A lo largo de la historia, cada ampliación de los derechos fue anteriormente impensable. La emancipación de los esclavos o la extensión de los derechos civiles a los afroamericanos, a las mujeres y a los niños fueron una vez rechazadas por los grupos dominantes por ser consideradas como un absurdo. Para la abolición de la esclavitud se requería que se reconozca “el derecho de tener derechos”, lo que exigía un esfuerzo político para cambiar aquellas leyes que negaban esos derechos. Para liberar a la Naturaleza de esta condición de sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad, es entonces necesario un esfuerzo político que reconozca que la Naturaleza es sujeto de derechos. Este aspecto es fundamental si aceptamos que todos los seres vivos tienen el mismo derecho ontológico a la vida.
Esta lucha de liberación es, ante todo, un esfuerzo político que empieza por reconocer que el sistema capitalista destruye sus propias condiciones biofísicas de existencia. Dotarle de Derechos a la Naturaleza significa, entonces, alentar políticamente su paso de objeto a sujeto, como parte de un proceso centenario de ampliación de los sujetos del derecho. Si se le aseguran derechos a la Naturaleza se consolida el “derecho a la existencia” de los propios seres humanos, como anotaba en 1988 el jurista suizo Jörg Leimbacher.
Del actual antropocentrismo debemos transitar, al decir de Gudynas, al biocentrismo. Esto implica organizar la economía preservando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de energía y de materiales en la biosfera, sin dejar de preservar la biodiversidad.
Estos planteamientos ubican con claridad por donde debería marchar la construcción de una nueva forma de organización de la sociedad. Pero, no será fácil. Sobre todo en la medida que ésta afecta los privilegios de los círculos de poder nacionales y transnacionales, éstos harán lo imposible para tratar de detener este proceso. Esta reacción, lamentablemente, también se nutre de algunas acciones y decisiones del gobierno de Rafael Correa, quien alentó con entusiasmo el proceso constituyente y la aprobación popular de la Constitución de Montecristi, pero que con algunas de las leyes aprobadas posteriormente, por ejemplo la Ley de Minería o la Ley de Soberanía Alimentaria, sin dar paso a la conformación del Estado plurinacional, en una suerte de contrarrevolución legal, atenta contra varios de los principios constitucionales.
Una declaración pionera a nivel mundial
Al reconocer a la Naturaleza como sujeto de derechos, en la búsqueda de ese necesario equilibrio entre la Naturaleza y las necesidades y derechos de los seres humanos, enmarcados en el principio del Buen Vivir, se supera la clásica versión jurídica. Y para conseguirlo nada mejor que diferenciar los Derechos Humanos de los Derechos de la Naturaleza, tal como lo plantea Gudynas.
En los Derechos Humanos el centro está puesto en la persona. Se trata de una visión antropocéntrica. En los derechos políticos y sociales, es decir de primera y segunda generación, el Estado le reconoce a la ciudadanía esos derechos, como parte de una visión individualista e individualizadora. En los derechos económicos, culturales y ambientales, conocidos como derechos de tercera generación, se incluye el derecho a que los seres humanos gocen de condiciones sociales equitativas y de un medioambiente sano y no contaminado. Se procura evitar la pobreza y el deterioro ambiental.
Los derechos de primera generación se enmarcan en la visión clásica de la justicia: imparcialidad ante la ley, garantías ciudadanas, etc. Para cristalizar los derechos económicos y sociales se da paso a la justicia re-distributiva o justicia social, orientada a resolver la pobreza. Los derechos de tercera generación configuran, además, la justicia ambiental, que atiende sobre todo demandas de grupos pobres y marginados en defensa de la calidad de sus condiciones de vida afectada por destrozos ambientales. En estos casos, cuando hay daños ambientales, los seres humanos pueden ser indemnizados, reparados y/o compensados.
En los Derechos de la Naturaleza el centro está puesto en la Naturaleza. Esta vale por sí misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la Naturaleza. Esto es lo que representa una visión biocéntrica. Estos derechos no defienden una Naturaleza intocada, que nos lleve, por ejemplo, a dejar de tener cultivos, pesca o ganadería. Estos derechos defienden mantener los sistemas de vida, los conjuntos de vida. Su atención se fija en los ecosistemas, en las colectividades, no en los individuos. Se puede comer carne, pescado y granos, por ejemplo, mientras me asegure que quedan ecosistemas funcionando con sus especies nativas.
A los Derechos de la Naturaleza se los llama derechos ecológicos para diferenciarlos de los derechos ambientales de la opción anterior. En la nueva Constitución ecuatoriana -no así en la boliviana- estos derechos aparecen en forma explícita como Derechos de la Naturaleza, así como derechos para proteger las especies amenazadas y las áreas naturales o restaurar las áreas degradadas. También es trascendente la incorporación del término Pacha Mama, como sinónimo de Naturaleza, en tanto reconocimiento de interculturalidad y plurinacionalidad.
En este campo, la justicia ecológica pretende asegurar la persistencia y sobrevivencia de las especies y sus ecosistemas, como redes de vida. Esta justicia es independiente de la justicia ambiental. No es de su incumbencia la indemnización a los humanos por el daño ambiental. Se expresa en la restauración de los ecosistemas afectados. En realidad se deben aplicar simultáneamente las dos justicias: la ambiental para las personas, y la ecológica para la Naturaleza.
Siguiendo con las reflexiones de Gudynas, los Derechos de la Naturaleza necesitan y a la vez originan otro tipo de definición de ciudadanía, que se construye en lo social pero también en lo ambiental. Estas ciudadanías son plurales, ya que dependen de las historias y de los ambientes, acogen criterios de justicia ecológica que superan la visión tradicional de justicia.
La proyección de los Derechos de la Naturaleza
De los Derechos de la Naturaleza, asumidos en la Constitución ecuatoriana, se derivan decisiones trascendentales. Uno clave tiene que ver con procesos de desmercantilización de la Naturaleza, como han sido la privatización del agua, así como de sus sistemas de distribución y abastecimiento. Igualmente se exige la eliminación de criterios mercantiles para utilizar los servicios ambientales. La restauración integral de los ecosistemas degradados es otro de los pasos revolucionarios adoptados.
La soberanía alimentaria se transforma en eje conductor de las políticas agrarias e incluso de recuperación del verdadero patrimonio nacional: su biodiversidad. Incluso se reclama la necesidad de conseguir la soberanía energética, sin poner en riesgo la soberanía alimentaria o el equilibrio ecológico.
Si aceptamos que es necesaria una nueva ética para reorganizar la vida en el planeta, resulta indispensable agregar a la justicia social y la justicia ambiental, la justicia ecológica. En otras palabras, los Derechos Humanos se complementan con los Derechos de la Naturaleza, y viceversa.
De los Andes al mundo
El mandato de los Derechos de la Naturaleza nos invita a pensar y realizar una integración regional de nuevo cuño. Y desde esta perspectiva, desde Nuestra América habrá que levantar la tesis de una pronta Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza, compromiso que podrá encontrar un espaldarazo en el marco de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, convocada por el presidente Evo Morales.
Nuestra responsabilidad es grande y compleja. Al tiempo que condenamos los sistemas y las prácticas depredadoras forjadas en el capitalismo metropolitano, debemos condenar por igual y superar las diversas formas de extractivismo que consolidan la sumisión de nuestros países en el mercado mundial, en tanto productores y exportadores de materias primas. Este extractivismo, para nada superado en nuestros países, seguirá hundiendo en la miseria a los pueblos y agravando los problemas ambientales.
En suma, está en juego el Buen Vivir (sumak kausay o suma qamaña), relacionado estrechamente con los Derechos de la Naturaleza. Estos derechos, sumados a los Derechos Humanos, nos conminan a construir democráticamente sociedades sustentables. Y esas sociedades se lograrán a partir de ciudadanías plurales pensadas también desde lo ambiental, en las que el ser humano y las diversas colectividades de seres humanos coexistan en armonía con la Naturaleza.
-Alberto Acosta es Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO. Consultor internacional. Ex-ministro de Energía y Minas. Ex-presidente de la Asamblea Constituyente.
Publicado en América Latina en Movimiento Nº 454, abril de 2010, “Por un nuevo amanecer para la Madre Tierra”, coedición ALAI – Fundación Solón.
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17 de abril de 2010

La historia y ERBOL

Tinku Verbal - Andrés Gómez Vela

La historia y ERBOL

Estos últimos días, el poder se ocupó de Erbol y lo expuso en un escaparate. Y cuando el poder ataca públicamente a una institución es porque no tiene la llave para controlarla y las falacias que formula se desmoronan frente a su independencia. La palabra del poder no puede contra el poder de la palabra porque esta última se sustenta en la verdad y aquella, generalmente, sobrevive sobre la mentira.

En el caso de Erbol, la historia testifica el valor de sus acciones y esclarece todas las posibles dudas del solipsismo del poder. Veamos:

• Cuando Evo Morales era todavía un niño de 10 años, Erbol ya había comenzado a enseñar a los marginados a leer, a escribir, y, fundamentalmente, a promover pensamiento político para que un día haya un Presidente como él.

•Cuando la exclusión indígena era casi natural en la década del 60, Erbol ya fomentaba el uso de las lenguas originarias en la programación de sus radios para recuperar la autoestima y revalorizar las culturas indígenas originarias campesinas; por lo que los bautizaron como “indio radios”.

• Cuando hablaban y hacían política sólo los poderosos, Erbol abrió sus micrófonos al pueblo (hoy rebautizado como movimientos y organizaciones sociales) para que tome la palabra y después tome el poder, con ese fin formó líderes obreros, campesinos, indígenas, quienes han ido desbrozando el camino hacia el gobierno desde las décadas del 60 y 70.

•Cuando la derecha fascista impuso la dictadura en el país, decenas de trabajadores y sacerdotes de Erbol fueron asesinados, perseguidos, torturados, exiliados; enfrentó a la dictadura a través de las cadenas radiales mineras con las únicas armas que tenía: la palabra y la verdad; y coadyuvó en el retorno de la democracia a través del apoyo logístico y directo a la huelga de hambre de las cuatro mujeres que derrocaron a Banzer.

• Cuando el gobierno de Víctor Paz impuso el sistema neoliberal, Erbol acompañó la marcha por la vida de mineros, relocalizados, obreros empobrecidos, campesinos marginados y propugno un sistema económico más humano.

• Cuando estallaron las movilizaciones de principios del siglo XXI, la “guerra del agua”, los bloqueos campesinos en el altiplano, Erbol acompañó la resistencia del pueblo en busca de un Estado nacional.

• Cuando El Alto sufrió la masacre y comenzó la insurrección revolucionaria en Octubre 2003, Erbol se convirtió en una asamblea virtual del pueblo, sufrió atentados, amenazas y puso en riesgo la vida de sus periodistas. Por la cobertura informativa de ese hecho, el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada culpó a Erbol de su caída. Hoy algunas responsables del MAS culpan a Erbol de causar su baja votación en El Alto y su derrota en La Paz.

• Cuando el MAS ganó las elecciones por primera vez en diciembre de 2005 un grupo de políticos tradicionales increpó a Erbol: “¿Están contentos? Acaban de parir a un indio Presidente, ya verán cómo les va a ir”.

Este paseo histórico demuestra que Erbol nació al lado de los marginados del futuro, de los excluidos de la esperanza, de los más necesitados de palabra.

Las decisiones de Erbol son producto de la deliberación y de un alto razonamiento colectivo en un amplio escenario democrático: la Asamblea Anual. Esta instancia decidió apoyar el proceso de cambio que arrancó con intensidad el año 2000 y llegó a su clímax el 2003. También determinó impulsar y defender la Asamblea Constituyente y sostener el proceso de cambio frente a la derecha fascista y apátrida.

Por cumplir con sus principios, los grupos de choque de las fuerzas conservadoras casi queman las radios de Erbol: Aclo Sucre; San Miguel de Riberalta, Juan XXIII de San Ignacio de Velasco, Alternativa de Santa Cruz; Ichilo de Yapacaní. No sólo eso, por ser consecuente, puso en riesgo la vida de sus periodistas, quienes han sufrido agresiones, insultos y calumnias.

Erbol decidió en marzo de 2009 cuidar el proceso de cambio fomentando un pensamiento crítico y exigiendo consecuencia en las acciones gubernamentales porque “los principios no se negocian”, diría Fidel Castro. La Asamblea de 2010 ratificó esa posición y determinó informar para que el cambio llegue a cada uno de los hogares de los bolivianos. Pues, todo cambio revolucionario requiere pensamiento crítico para sostenerse en el tiempo, escribiría Ernesto “Che” Guevara.

Erbol fomenta la crítica constructiva, en los términos de Luis Espinal, “porque es aquella que se dirige a los amigos. Si no fuesen amigos, ¿para qué ofrecerles el servicio de una crítica constructiva? Pero como la crítica constructiva suele doler, casi siempre se interpreta como crítica destructiva y malévola. Y entonces ¿vamos a perder un medio tan importante para no repetir errores u olvidos como en la crítica y la autocrítica? (…) Pero, por favor, no nos consideren enemigos cuando hacemos alguna crítica constructiva. ¿No es esto un presupuesto para una verdadera democracia?”.

Nuestra crítica es como la de una madre a un hijo, nutre su alma, y es como un faro que ilumina mejor su inteligencia. Sólo los oportunistas no critican porque temen perder su pega y prefieren vivir bajo la sombra del poderoso de turno.

Erbol no es un simple medio, Erbol es un proyecto político de comunicación con una opción muy clara: los pobres. Muchos gobernantes no lo han entendido, entre ellos los ex presidentes Sánchez de Lozada, quien pretendió silenciarnos por informar sobre la Masacre de Octubre, y el ex presidente Carlos Mesa, quien quiso descalificarnos, en su libro Historia de Bolivia, escribiendo que “la Red Erbol tomó liderazgo en el comienzo del siglo XXI, aunque con un sesgo ideológico muy marcado”. ¿Será que el poder actual lo entiende?

Por las razones expuestas Erbol es patrimonio de Bolivia, es la Red Multilingüe que une al país. Erbol mira de frente a los actores políticos de turno porque tiene moral para hacerlo, por sus cabinas pasan todas las personas, desde aquellas que no piensan igual que nosotros hasta los que comparten nuestros sueños.

Erbol es causa del proceso, no es consecuencia. Para Erbol, el cambio está más allá de un partido o de un político porque la historia aún no ha dado su última palabra sobre lo que estamos viviendo en este momento en Bolivia.

16 de abril de 2010

Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo

OBSERVATORIO ECLESIAL

Equipo de Reflexión y Análisis

El día de hoy (ayer en Europa) Hans Küng hizo pública en El País y otros medios una Carta abierta a los obispos católicos del mundo, sobre el tema de los abusos sexuales a menores al interior de la institución; aunque mucho se ha hablado (en todos los tonos) sobre esta situación, las reflexiones del teólogo de Tubingen nos muestran que nunca serán suficientes, toda vez que no se pone un alto a la pederastia en la Iglesia, y nos coloca un nudo central de este debate que debemos considerar: que cuando la jerarquía católica relativiza e inclusive condena los reclamos que se le hacen de justicia y solución a este problema, no está desoyendo y condenando solo al "mundo" externo, sino también y principalmente a su propia feligresía, pues es desde ella donde surgen los más intensos reclamos, dejando entrever hasta qué medida se ha deteriorado este sujeto específico (la jerarquía) de nuestra Iglesia. En la caída en cuenta de esta realidad por parte de la comunidad eclesial se encuentra la clave de superación definitiva del abuso sexual y las violaciones a la dignidad y derechos de los más desprotegidos al amparo de la institución, empezando por lo que H. Küng señala como la primera de sus propuestas y que espera sean respaldadas por millones de católicas y católicos: NO CALLAR, porque el silencio nos hace cómplices. De esta indispensable tarea hacen eco dos comunicados recientes desde diversos sectores eclesiales (y sociales) de México y AL, reclamando justicia. Que sean estos tres breves artículos detonadores de una corriente mayor de renovación eclesial en nuestra Iglesia.

CARTA ABIERTA A LOS OBISPOS CATÓLICOS DE TODO EL MUNDO*

HANS KÜNG

DOS COMUNICADOS

Hans Küng juzga el pontificado de Benedicto XVI como el de las oportunidades perdidas. En el quinto aniversario de su llegada al Vaticano, pide al clero que reaccione ante la crisis de la Iglesia, agudizada por los abusos a menores.

Estimados obispos,

Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, y yo fuimos entre 1962-1965 los dos teólogos más jóvenes del concilio. Ahora, ambos somos los más ancianos y los únicos que siguen plenamente en activo. Yo siempre he entendido también mi labor teológica como un servicio a la Iglesia. Por eso, preocupado por esta nuestra Iglesia, sumida en la crisis de confianza más profunda desde la Reforma, os dirijo una carta abierta en el quinto aniversario del acceso al pontificado de Benedicto XVI. No tengo otra posibilidad de llegar a vosotros.
Aprecié mucho que el papa Benedicto, al poco de su elección, me invitara a mí, su crítico, a una conversación de cuatro horas, que discurrió amistosamente. En aquel momento, eso me hizo concebir la esperanza de que Joseph Ratzinger, mi antiguo colega en la Universidad de Tubinga, encontrara a pesar de todo el camino hacia una mayor renovación de la Iglesia y el entendimiento ecuménico en el espíritu del Concilio Vaticano II.
Mis esperanzas, y las de tantos católicos y católicas comprometidos, desgraciadamente no se han cumplido, cosa que he hecho saber al papa Benedicto de diversas formas en nuestra correspondencia. Sin duda, ha cumplido concienzudamente sus cotidianas obligaciones papales y nos ha obsequiado con tres útiles encíclicas sobre la fe, la esperanza y el amor. Pero en lo tocante a los grandes desafíos de nuestro tiempo, su pontificado se presenta cada vez más como el de las oportunidades desperdiciadas, no como el de las ocasiones aprovechadas:

- Se ha desperdiciado la oportunidad de un entendimiento perdurable con los judíos: el Papa reintroduce la plegaria preconciliar en la que se pide por la iluminación de los judíos y readmite en la Iglesia a obispos cismáticos notoriamente antisemitas, impulsa la beatificación de Pío XII y sólo se toma en serio al judaísmo como raíz histórica del cristianismo, no como una comunidad de fe que perdura y que tiene un camino propio hacia la salvación. Los judíos de todo el mundo se han indignado con el predicador pontificio en la liturgia papal del Viernes Santo, en la que comparó las críticas al Papa con la persecución antisemita.

- Se ha desperdiciado la oportunidad de un diálogo en confianza con los musulmanes; es sintomático el discurso de Benedicto en Ratisbona, en el que, mal aconsejado, caricaturizó al islam como la religión de la violencia y la inhumanidad, atrayéndose así la duradera desconfianza de los musulmanes.

- Se ha desperdiciado la oportunidad de la reconciliación con los pueblos nativos colonizados de Latinoamérica: el Papa afirma con toda seriedad que estos "anhelaban" la religión de sus conquistadores europeos.

- Se ha desperdiciado la oportunidad de ayudar a los pueblos africanos en la lucha contra la superpoblación, aprobando los métodos anticonceptivos, y en la lucha contra el sida, admitiendo el uso de preservativos.

- Se ha desperdiciado la oportunidad de concluir la paz con las ciencias modernas: reconociendo inequívocamente la teoría de la evolución y aprobando de forma diferenciada nuevos ámbitos de investigación, como el de las células madre.

- Se ha desperdiciado la oportunidad de que también el Vaticano haga, finalmente, del espíritu del Concilio Vaticano II la brújula de la Iglesia católica, impulsando sus reformas.

Este último punto, estimados obispos, es especialmente grave. Una y otra vez, este Papa relativiza los textos conciliares y los interpreta de forma retrógrada contra el espíritu de los padres del concilio. Incluso se sitúa expresamente contra el concilio ecuménico, que según el derecho canónico representa la autoridad suprema de la Iglesia católica:

- Ha readmitido sin condiciones en la Iglesia a los obispos de la Hermandad Sacerdotal San Pío X, ordenados ilegalmente fuera de la Iglesia católica y que rechazan el concilio en aspectos centrales.

- Apoya con todos los medios la misa medieval tridentina y él mismo celebra ocasionalmente la eucaristía en latín y de espaldas a los fieles.

- No lleva a efecto el entendimiento con la Iglesia anglicana, firmado en documentos ecuménicos oficiales (ARCIC), sino que intenta atraer a la Iglesia católico-romana a sacerdotes anglicanos casados renunciando a aplicarles el voto de celibato.

- Ha reforzado los poderes eclesiales contrarios al concilio con el nombramiento de altos cargos anticonciliares (en la Secretaría de Estado y en la Congregación para la Liturgia, entre otros) y obispos reaccionarios en todo el mundo.

El Papa Benedicto XVI parece alejarse cada vez más de la gran mayoría del pueblo de la Iglesia, que de todas formas se ocupa cada vez menos de Roma y que, en el mejor de los casos, aún se identifica con su parroquia y sus obispos locales.

Sé que algunos de vosotros padecéis por el hecho de que el Papa se vea plenamente respaldado por la curia romana en su política anticonciliar. Esta intenta sofocar la crítica en el episcopado y en la Iglesia y desacreditar por todos los medios a los críticos. Con una renovada exhibición de pompa barroca y manifestaciones efectistas cara a los medios de comunicación, Roma trata de exhibir una Iglesia fuerte con un "representante de Cristo" absolutista, que reúne en su mano los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Sin embargo, la política de restauración de Benedicto ha fracasado. Todas sus apariciones públicas, viajes y documentos no son capaces de modificar en el sentido de la doctrina romana la postura de la mayoría de los católicos en cuestiones controvertidas, especialmente en materia de moral sexual. Ni siquiera los encuentros papales con la juventud, a los que asisten sobre todo agrupaciones conservadoras carismáticas, pueden frenar los abandonos de la Iglesia ni despertar más vocaciones sacerdotales.
Precisamente vosotros, como obispos, lo lamentaréis en lo más profundo: desde el concilio, decenas de miles de obispos han abandonado su vocación, sobre todo debido a la ley del celibato. La renovación sacerdotal, aunque también la de miembros de las órdenes, de hermanas y hermanos laicos, ha caído tanto cuantitativa como cualitativamente. La resignación y la frustración se extienden en el clero, precisamente entre los miembros más activos de la Iglesia. Muchos se sienten abandonados en sus necesidades y sufren por la Iglesia. Puede que ese sea el caso en muchas de vuestras diócesis: cada vez más iglesias, seminarios y parroquias vacíos. En algunos países, debido a la carencia de sacerdotes, se finge una reforma eclesial y las parroquias se refunden, a menudo en contra de su voluntad, constituyendo gigantescas "unidades pastorales" en las que los escasos sacerdotes están completamente desbordados.
Y ahora, a las muchas tendencias de crisis todavía se añaden escándalos que claman al cielo: sobre todo el abuso de miles de niños y jóvenes por clérigos -en Estados Unidos, Irlanda, Alemania y otros países- ligado todo ello a una crisis de liderazgo y confianza sin precedentes. No puede silenciarse que el sistema de ocultamiento puesto en vigor en todo el mundo ante los delitos sexuales de los clérigos fue dirigido por la Congregación para la Fe romana del cardenal Ratzinger (1981-2005), en la que ya bajo Juan Pablo II se recopilaron los casos bajo el más estricto secreto. Todavía el 18 de mayo de 2001, Ratzinger enviaba un escrito solemne sobre los delitos más graves (Epistula de delitos gravioribus) a todos los obispos. En ella, los casos de abusos se situaban bajo el secretum pontificium, cuya vulneración puede atraer severas penas canónicas. Con razón, pues, son muchos los que exigen al entonces prefecto y ahora Papa un mea culpa personal. Sin embargo, en Semana Santa ha perdido la ocasión de hacerlo. En vez de ello, el Domingo de Ramos movió al decano del colegio cardenalicio a levantar urbi et orbe testimonio de su inocencia.
Las consecuencias de todos estos escándalos para la reputación de la Iglesia católica son devastadoras. Esto es algo que también confirman ya dignatarios de alto rango. Innumerables curas y educadores de jóvenes sin tacha y sumamente comprometidos padecen bajo una sospecha general. Vosotros, estimados obispos, debéis plantearos la pregunta de cómo habrán de ser en el futuro las cosas en nuestra Iglesia y en vuestras diócesis. Sin embargo, no querría bosquejaros un programa de reforma; eso ya lo he hecho en repetidas ocasiones, antes y después del concilio. Sólo querría plantearos seis propuestas que, es mi convicción, serán respaldadas por millones de católicos que carecen de voz.

1. No callar: en vista de tantas y tan graves irregularidades, el silencio os hace cómplices. Allí donde consideréis que determinadas leyes, disposiciones y medidas son contraproducentes, deberíais, por el contrario, expresarlo con la mayor franqueza. ¡No enviéis a Roma declaraciones de sumisión, sino demandas de reforma!

2. Acometer reformas: en la Iglesia y en el episcopado son muchos los que se quejan de Roma, sin que ellos mismos hagan algo. Pero hoy, cuando en una diócesis o parroquia no se acude a misa, la labor pastoral es ineficaz, la apertura a las necesidades del mundo limitada, o la cooperación mínima, la culpa no puede descargarse sin más sobre Roma. Obispo, sacerdote o laico, todos y cada uno han de hacer algo para la renovación de la Iglesia en su ámbito vital, sea mayor o menor.
Muchas grandes cosas en las parroquias y en la Iglesia entera se han puesto en marcha gracias a la iniciativa de individuos o de grupos pequeños. Como obispos, debéis apoyar y alentar tales iniciativas y atender, ahora mismo, las quejas justificadas de los fieles.

3. Actuar colegiadamente: tras un vivo debate y contra la sostenida oposición de la curia, el concilio decretó la colegialidad del Papa y los obispos en el sentido de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro tampoco actuaba sin el colegio apostólico. Sin embargo, en la época posconciliar los papas y la curia han ignorado esta decisión central del concilio. Desde que el papa Pablo VI, ya a los dos años del concilio, publicara una encíclica para la defensa de la discutida ley del celibato, volvió a ejercerse la doctrina y la política papal al antiguo estilo, no colegiado. Incluso hasta en la liturgia se presenta el Papa como autócrata, frente al que los obispos, de los que gusta rodearse, aparecen como comparsas sin voz ni voto. Por tanto, no deberíais, estimados obispos, actuar sólo como individuos, sino en comunidad con los demás obispos, con los sacerdotes y con el pueblo de la Iglesia, hombres y mujeres.

4. La obediencia ilimitada sólo se debe a Dios: todos vosotros, en la solemne consagración episcopal, habéis prestado ante el Papa un voto de obediencia ilimitada. Pero sabéis igualmente que jamás se debe obediencia ilimitada a una autoridad humana, sólo a Dios. Por tanto, vuestro voto no os impide decir la verdad sobre la actual crisis de la Iglesia, de vuestra diócesis y de vuestros países. ¡Siguiendo en todo el ejemplo del apóstol Pablo, que se enfrentó a Pedro y tuvo que "decirle en la cara que actuaba de forma condenable" (Gal 2, 11)! Una presión sobre las autoridades romanas en el espíritu de la hermandad cristiana puede ser legítima cuando éstas no concuerden con el espíritu del Evangelio y su mensaje. La utilización del lenguaje vernáculo en la liturgia, la modificación de las disposiciones sobre los matrimonios mixtos, la afirmación de la tolerancia, la democracia, los derechos humanos, el entendimiento ecuménico y tantas otras cosas sólo se han alcanzado por la tenaz presión desde abajo.

5. Aspirar a soluciones regionales: es frecuente que el Vaticano haga oídos sordos a demandas justificadas del episcopado, de los sacerdotes y de los laicos. Con tanta mayor razón se debe aspirar a conseguir de forma inteligente soluciones regionales. Un problema especialmente espinoso, como sabéis, es la ley del celibato, proveniente de la Edad Media y que se está cuestionando con razón en todo el mundo precisamente en el contexto de los escándalos por abusos sexuales. Una modificación en contra de la voluntad de Roma parece prácticamente imposible. Sin embargo, esto no nos condena a la pasividad: un sacerdote que tras madura reflexión piense en casarse no tiene que renunciar automáticamente a su estado si el obispo y la comunidad le apoyan. Algunas conferencias episcopales podrían proceder con una solución regional, aunque sería mejor aspirar a una solución para la Iglesia en su conjunto. Por tanto:

6. Exigir un concilio: así como se requirió un concilio ecuménico para la realización de la reforma litúrgica, la libertad de religión, el ecumenismo y el diálogo interreligioso, lo mismo ocurre en cuanto a solucionar el problema de la reforma, que ha irrumpido ahora de forma dramática. El concilio reformista de Constanza en el siglo previo a la Reforma acordó la celebración de concilios cada cinco años, disposición que, sin embargo, burló la curia romana. Sin duda, esta hará ahora cuanto pueda para impedir un concilio del que debe temer una limitación de su poder. En todos vosotros está la responsabilidad de imponer un concilio o al menos un sínodo episcopal representativo.
La apelación que os dirijo en vista de esta Iglesia en crisis, estimados obispos, es que pongáis en la balanza la autoridad episcopal, revalorizada por el concilio. En esta situación de necesidad, los ojos del mundo están puestos en vosotros. Innúmeras personas han perdido la confianza en la Iglesia católica. Para recuperarla sólo valdrá abordar de forma franca y honrada los problemas y las reformas consecuentes. Os pido, con todo el respeto, que contribuyáis con lo que os corresponda, cuando sea posible en cooperación con el resto de los obispos; pero, si es necesario, también en solitario, con "valentía" apostólica (Hechos 4, 29-31). Dad a vuestros fieles signos de esperanza y aliento y a nuestra iglesia una perspectiva.

Os saluda, en la comunión de la fe cristiana,

Hans Küng.

El País, 15 abril 2010

Traducción: Jesús Alborés Rey

Hans Küng es catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga (Alemania) y presidente de Global Ethic.


YA BASTA AL ENCUBRIMIENTO INSTITUCIONAL QUE PRIVILEGIA LA IMAGEN DE LA IGLESIA CATOLICA Y EL PRESTIGIO DE SUS MINISTROS POR ENCIMA DEL DAÑO Y DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS VICTIMAS

Exigimos a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en su LXXXIX Asamblea Plenaria, una resolución contundente acerca de la pederastia en la Iglesia católica

• El abuso sexual no es cualquier crimen: es un crimen que destruye vidas de niñas y niños inocentes. Cuando se comete abusando del poder simbólico que tiene la investidura sacerdotal, además de un daño irreparable a la integridad física y psíquica de los menores afectados, "es una violación del alma", una herida profunda que marca de por vida a las víctimas.
• Los actos de abuso sexual contra niñas y niños inocentes cometidos por clérigos (sacerdotes, obispos o cardenales) o consagrados, son abominables y detestables desde cualquier valoración ética pero, sobre todo, son delitos graves y una flagrante violación a sus derechos humanos, que la autoridad civil debe perseguir y sancionar con penas de cárcel.
• Nos oponemos a que los obispos envíen primero a la Santa Sede los casos de clérigos o consagrados acusados de abuso sexual de menores, para luego recibir la orden de si se procede o no civilmente. Este mecanismo de esperar dictados desde la Santa Sede, es injusto e ilegal, porque privilegia el trato a presuntos delincuentes y determina a discreción de las autoridades eclesiásticas su presunta responsabilidad. De hecho es un mandato de encubrimiento por parte de la Santa Sede a las Iglesias locales y a las Órdenes y Congregaciones religiosas.
• El encubrimiento de este delito criminal por parte de la Iglesia católica como institución es un comportamiento de orden estructural que alcanza a todos los niveles de autoridad en esta Iglesia y que debe erradicarse definitivamente de la Institución: desde la anulación de los documentos que se elaboraron al respecto para normar dichos procedimientos, hasta las prácticas nefastas que se han extendido a lo largo de todo el mundo.
• Insistimos en que la jerarquía de la Iglesia católica no puede seguir tomando a la ligera este tema. Calificar de chisme las denuncias que llevan más de 50 años tocando puertas que no se han abierto, es una muestra más de la actitud negligente y poco respetuosa de la jerarquía ante la gravedad de este tema. En el Siglo XXI son inaceptables los fueros y la impunidad. Toda institución se debe regir por las leyes civiles y en el caso del abuso sexual, es obligación de las autoridades eclesiásticas colaborar y no obstaculizar el ejercicio de las autoridades civiles para que procedan conforme a derecho.
• El caso paradigmático de Marcial Maciel reúne todos los aspectos sombríos del encubrimiento y complicidad institucionales por parte de obispos, arzobispos cardenales locales y de la Santa Sede y hasta de los mismos Papas, quienes por más de 50 años no sólo le toleraron que delinquiera impunemente, sino que lo cubrieron de un halo de santidad y de libertad de acción permitiendo que siguiera violando los derechos humanos y destruyendo las vidas de niños y jóvenes, incluso las de sus propios hijos y manipulara a un sin fin de personas y familias creyentes que le entregaron a sus hijas e hijos, dieron fuertes donativos cuyo uso hoy es cuestionable, y creyeron casi a ciegas en la imagen santificada en vida del fundador.
• Exigimos a los obispos, cardenales y arzobispos que hagan un examen de conciencia profundo sobre su responsabilidad en este drama y a la CEM que analice a fondo lo que ha sucedido y está sucediendo al respecto: que estudie y emita normas dirigidas a evitar la repetición de este crimen atroz y que se pronuncie públicamente con medidas concretas y efectivas para castigar a los responsables de abusos sexuales en la Iglesia, que no obstaculice la acción de las autoridades civiles, que colabore para la localización y entrega de los responsables, que informe a las familias afectadas sobre el derecho que tienen de emprender acciones penales contra los responsables y que repare integralmente el daño a las víctimas.
• Algunos pasos se empiezan a dar pero son insuficientes. Si bien el Papa Benedicto XVI envió su carta a la Iglesia de Irlanda, la Legión de Cristo publicó un documento reconociendo, después de tantos años los crímenes de Maciel, y el Cardenal Rivera Carrera se pronunció en el sentido de castigar y entregar a los sacerdotes pederastas a las leyes civiles, SEGUIMOS ESPERANDO mecanismos concretos y efectivos que permitan erradicar esta pandemia del interior de la Iglesia católica.
Una vez más, exigimos justicia para las víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes, obispos y cardenales, el reconocimiento institucional de que las víctimas han hablado con la verdad, y la reparación integral del daño. Exigimos la erradicación del encubrimiento eclesiástico y la creación de mecanismos que garanticen el respeto a los derechos humanos al interior de la Iglesia católica y la no repetición de este crimen abominable.

FIRMANTES:

ORGANIZACIONES

A: Academia Mexicana de Derechos Humanos; Academia Morelense de Derechos Humanos; Agencia de Información NotieSe; Asociación Ecológica Santo Tomas; Asociación Queretana de Educación para las Sexualidades Humanas (AQUESEX); Asociación Sinaloense de Universitarias; C: Calacas y Palomas; Cátedra UNESCO de derechos humanos de la UNAM; Católicas por el Derechos a Decidir; Centro de Derechos Humanos de las Mujeres de Chihuahua; Centro de Derechos Humanos Victoria Diez; Centro de Estudios Ecuménicos; Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos; Centro Mujeres; Centro Mujeres Graciela Hierro; Centro Nacional de Comunicación Social; Centro Regional para la Educación y Organización, (CREO); CIMOS; CLADEM; Colectiva Ciudad y Género; Colectivo Alas; Colectivo Bolivariano; Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos; Comité de Derechos Humanos de Colima; Comunidad Ecuménica Magdala; Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad; Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas 1o. de Agosto; Coordinadora Regional de Mujeres del Sureste (COREMUS); CreSer Baja California Sur; Cristianos Comprometidos en la Luchas Populares; D: DDESER - Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México; E: Educación y Ciudadanía (EDUCIAC); Elige; Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia; F: Foro de Mujeres y Políticas de Población; Frente por la Cultura Laica; Fundación de la Mano con la Justicia; Fundación Don Sergio Méndez Arceo; G: Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE); H: Hermanas del Servicio Social; I: Infancia Común; Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia; Ipas México; L: Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana; M: Marcha Mundial de las Mujeres-Zona centro-; Mujeres para el Diálogo (MpD); Mujeres por México; Mujeres Unidas: Olympia de Gouges; O: Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio; Observatorio Eclesial; OMSA; P: Por Nuestros Derechos Mujeres en Red; Programa Jóvenes en Acción; Propuesta Cívica; Pros Salud Sexual y Reproductiva (Prosser); R: Red de Abogadas Feministas en Michoacán; Red de Mujeres de Guerrero; Red de profesores e investigadores de derechos humanos de México; Red Nacional Católica de Jóvenes por el Derecho a Decidir; Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos "Todos los Derechos para Todas y Todos" (conformada por 69 organizaciones civiles); Red Nacional Género y Economía (REDGE); Red por los Derechos de la Infancia; S: Salud Integral para la Mujer; Servicios Humanitarios en Salud Sexual y Reproductiva; SNAP México; U: UNASSE, Unidad de Atención Sicológica, Sexológica y Educativa para el Crecimiento Personal.

PERSONAS

A: Aidé García Hernández, Alberto Athié Gallo, Alejandra Lorena De Santiago Guzmán, Alma Rosa Botello Ramírez, Ana Yeli Pérez Garrido, Antonio Medina, Arelhí Galicia Santamaría C: Claudia Loeffler,Consuelo Ramírez D: Daptnhe Cuevas E: Eduardo del Castillo V, Elsa Conde F: Flavio Lazos, Flor Alegría Mar; G: Gabriela Rivera Diaz, Guadalupe Ramos H: Heddy Villaseñor I: Iraís García Olvera, Irene Ruiz Bautista, Irma Saucedo González J: Jesús Ramírez Funes, Jorge Cerpa, Jose Bonilla Sada, José Guadalupe Sánchez Suárez, José Luis Razo Ochoa, Juana Mercado Alcántara, L: Liliana Vázquez Rosa M: María Consuelo Mejía,María de la Luz Estrada Mendoza, Maria del Carmen Hernández, María Elena Mireles Cisneros, María Isabel Belausteguigoitia Rius, María Luisa Cabral Bowling, María Luisa Sánchez Fuentes; Mariana Gómez Álvarez Icaza, Martha Tagle Martínez, Minerva Santamaría Hernández, P: Patricia Arendar, Patricia Bedolla, Paz Escobar Zúñiga, Pilar Puertas Pérez, R: Raffaela Schiavon, Rocío Garcia Olmedo, Rosa Lidia González S: Sandra Fosado Alarcón,Sandra Peniche Quintal, Soila Luna Pineda V: Violeta Sánchez Luna Y: Yasmin Morales, Yuriria Rodríguez Estrada.
Responsable del comunicado: María Consuelo Mejía Piñeros

"NO HAY VERDAD OCULTA QUE NO SALGA A LA LUZ" POR UNA RENOVACIÓN DE NUESTRA INSTITUCIÓN ECLESIAL

Estos días hemos visto crecer en el escenario público internacional el agravio social y humano por los abusos sexuales a menores y a mujeres perpetrados por sacerdotes de la Iglesia católica o integrantes laicos de las órdenes y organizaciones religiosas, poniendo al descubierto que no son hechos aislados ni solamente individuales, sino que responden también a responsabilidades institucionales y estructurales. El problema sigue ganando presencia en los medios, con más y más denuncias en diversos países del mundo. En los últimos meses, se han hecho públicos clamorosos escándalos en Alemania, Holanda, Irlanda, Brasil, México… e Italia. La reacciones de la jerarquía eclesiástica han sido, por un lado la de minimizar el problema diciendo que ese tipo de casos son escasos, y por otro la de auto-victimizarse diciendo que las denuncias atienden a intereses de orden político, evadiendo así asumir su responsabilidad, por acción u omisión, en los delitos de pederastia en la Iglesia católica. Finalmente, han querido desacreditar las denuncias acusándolas de falsas y sin fundamento, o producto de "chismes" o habladurías"; nada más lejos de los hechos y evidencias que se han colocado tanto en la opinión pública como en las instancias correspondientes en El Vaticano y las Conferencias Episcopales de los países involucrados. Por eso, como Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir, nos unimos a este sentimiento de indignación mundial, e invitamos al papa y los obispos a que examinen su conciencia con sinceridad y responsabilidad; ellos han sido responsables y cómplices en estos y otros abusos perpetrados por jerarcas católicos; abusos que han sido ocultados y cuya justicia ha sido obstaculizada, como queda demostrado en hechos como:

- la protección de los sacerdotes abusadores, a quienes cuando se les descubre y denuncia, simplemente se les transfiere a otras parroquias, diócesis e incluso países, como el mecanismo que la jerarquía católica ha encontrado para "solucionar" estas situaciones; estas trasferencias contribuyen a encubrir y mantener impunes a los inculpados, a la vez que exponen a más comunidades a abusos semejantes.

- La colusión con las autoridades civiles y políticas para evitar que los sacerdotes pederastas sean sometidos a la justicia por sus actos, claramente delictivos en las legislaciones de todos los países del mundo.

- La protección desde las altas esferas de la institución católica, que involucran directamente al cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, y cuya responsabilidad no es reciente, sino que se remonta a su gestión al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, e inclusive a su ministerio episcopal en Alemania:

* Cinco años como arzobispo de Munich, durante los cuales se dieron abusos por parte de, al menos, un sacerdote y delincuente sexual, trasladado de sede durante el obispado de Ratzinger.

* Veinticuatro años como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe dan fe de su conocimiento e involucramiento en la gran cantidad de denuncias por abuso sexual a menores llegadas a esta instancia, sobre todo a partir de 2001, cuando el entonces Prefecto Joseph Ratzinger, envió a todos los obispos del mundo un documento donde tipificaba como "secreto pontificio" todos los delitos sexuales de clérigos, y penalizaba con castigo eclesiástico el rompimiento de ese secreto.

* Tuvo asimismo a su cargo, desde el principio, la investigación de las denuncias hechas por ex-legionarios contra Marcial Maciel por abuso sexual; investigación que nunca prosperó en la Congregación presidida por Ratzinger, y terminó con una sanción canónica insignificante para el fundador de la Legión de Cristo.

- Ante estas claras muestras de la responsabilidad institucional de la jerarquía católica y personal del pontífice, la reacción de los episcopados católicos ha sido cerrar filas en torno a Benedicto XVI, como una muestra más de la complicidad existente y que se mantiene a toda costa.
Ante estos hechos consideramos necesario afirmar que no es suficiente que el Papa pida disculpas a las víctimas de abusos sexuales; demandamos:

- Una reacción seria de investigación y penalización de los culpables, tanto por parte de la Iglesia como por parte de los Estados. Porque la pederastia es un delito grave cometido por los miembros de la Iglesia a personas indefensas y para eso hay leyes civiles ante las cueles todos los ciudadanos, sean religiosos o no, deben responder.
- Una conversión en el pensamiento parcial y pernicioso de la Iglesia sobre la sexualidad, que propicia prácticas poco saludables, sobre todo en los sacerdotes y en quienes están sujetos a un celibato impuesto; siendo conscientes que, si bien no todo celibato conduce al abuso sexual, su imposición y la ausencia de una verdadera libertad, puede generar prácticas de abuso en detrimento de la dignidad de las mujeres, niñas y niños en nuestra iglesia.

- El respeto a la laicidad del Estado en nuestros países, con una sana separación entre lo político y lo religioso, el ejercicio de las leyes y la justicia sin favoritismos o actitudes obsequiosas hacia la jerarquía católica. Finalmente llamamos a una sincera y real conversión de nuestra institución católica, desde el Papa, los obispos y los sacerdotes hasta la comunidad eclesial entera, que produzca frutos verdaderos para la reparación justa del daño a las víctimas de abuso sexual en la iglesia y para asegurar la verdadera solución y la no repetición de estos hechos deplorables contra las y los más indefensos.


Silvia Juliá, Aidé García, Yury Puello
Coordinación Regional
Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir

Causas estructurales de la crisis climática y la crisis global

- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -

Elizabeth Peredo Beltrán

ALAI AMLATINA, 13/04/2010.- Hablar de la crisis climática es hablar de la crisis del sistema capitalista o más bien de la crisis del mundo a raíz del sistema capitalista y del colonialismo que durante siglos explotaron sin límites los recursos naturales, las culturas de los pueblos, sus saberes y conocimientos y las fuerzas de trabajo de miles de millones de personas, de aquellas que sostienen con su esfuerzo y sus energías la vida de las sociedades del mundo. Así, el cambio climático que a estas alturas puede considerarse como uno de los mayores crímenes cometidos contra la humanidad y contra la Madre Tierra, es el síntoma más claro y paradigmático de una crisis civilizatoria que ha tocado límites.
Un crimen que –contrariamente a las versiones ingenuas ampliamente difundidas en las que todos seríamos culpables- tiene responsables con nombre y apellido: sus siluetas se ven transitando de las gerencias de las fábricas a los bancos, de los hoteles de lujo a los tribunales de arbitraje, de los gabinetes de gobiernos vendidos a los proyectos de "mal desarrollo", de las conferencias de la OMC, Banco Mundial y FMI a las sesiones diarias de la bolsa, de los campos despojados y territorios destruidos a los ghettos de opulencia de los pocos ricos del mundo y que con sus decisiones y afán de lucro no dudaron en poner en riesgo la vida de miles de millones de seres humanos, de miles de especies vivas, de innumerables ecosistemas en el planeta.
Todo este entramado de sistemas de explotación de las riquezas en el mundo ha generado la mayor concentración de Gases de Efecto Invernadero de la historia y provocado, por tanto, un incremento de la temperatura global que ya excede la capacidad de la atmósfera y del planeta para controlarlo y regularlo, ha sobrepasado toda posibilidad natural y sólo una acción drástica de cambio de paradigmas podrá ejercer un cambio. Sus impactos no afectan a todos por igual, son los países del Sur, los países llamados en desarrollo y los grupos más pobres y vulnerables de las sociedades los que sufren sus consecuencias de manera inclemente.
El 80% de las emisiones globales son producidas por las industrias, la energía y el consumo desmedido de los países más ricos y más desarrollados que reúnen el 20% de la población mundial. América Latina es responsable apenas del 10.3% de las emisiones globales. Esta diferencia en las emisiones entre países desarrollados y países en desarrollo no ha sido controlada ni antes ni ahora, a pesar de haberse alertado sobre este peligro hace más de 15 años y de haberse firmado el Protocolo de Kyoto destinado a este fin. De los 191 países que han firmado el Protocolo, uno de los más poderosos y contaminadores (EEUU: 20.2%) se ha negado sistemáticamente a ratificarlo, junto a varios otros que en las negociaciones de la Convención no realizan compromisos verdaderos para reducir sus emisiones e incluso pretenden escapar del cumplimiento que les exige el Protocolo de Kyoto archivándolo y buscando un acuerdo frágil y antidemocrático, sin mecanismos de control como es el Entendimiento de Copenhague de diciembre de 2010. El peso vinculante de los acuerdos a favor de la humanidad y el medio ambiente es mínimo comparado con el peso vinculante de la fuerza del capital que tiene sus propios acuerdos e instituciones.
Y esta situación ha puesto al planeta y sus habitantes al borde del abismo. Las emergencias por desequilibrios climáticos se han multiplicado por 40 veces en el último tiempo y cada catástrofe es una herida por la que vemos desangrar la vida y en la que se hace evidente la desgarradora vulnerabilidad de los más pobres, de los pueblos indígenas, de las mujeres, los viejos y los niños ante las calamidades producidas por la crisis climática. Sólo en estos días hemos lamentado más de 300 muertos y desaparecidos en las favelas de Brasil por las torrenciales e inusuales lluvias que inundaron el Estado de Río de Janeiro obligando a los alcaldes cariocas a pedir que se desconecten las centrales nucleares instaladas en Angra do Reis por su enorme peligrosidad para la población.
Hace poco, en la región andina de Bolivia y Perú, se ha lamentado pérdidas de más de un centenar de vidas por las catástrofes de derrumbes e inundaciones en el Cuzco, el Oriente boliviano y otras regiones, al tiempo que se derriten nuestros glaciares, fuente de vida e identidad cultural. Mientras que en otras regiones se han vivido periodos de sequía severos que han matado miles de cabezas de animales. Europa y América del Norte no han escapado a las inundaciones y tormentas de nieve inusuales en su magnitud este último invierno. Mientras que la silenciosa desaparición de Venecia, es un efecto evidente del cambio climático del que todavía no se habla.
La deuda climática y la deuda histórica
Los gases de efecto invernadero (GEI) se han ido concentrando en la tierra desde la revolución industrial, pero las mayores concentraciones de GEIs se han dado durante los últimos 40 años coincidiendo con el despliegue del neoliberalismo. Y han sido fundamentalmente los países desarrollados, los más ricos y aquellos que iniciaron la conquista del mundo sometiendo a sus pueblos a la colonización de sus territorios, al exterminio de sus habitantes, a la negación de sus culturas, los que se han beneficiado de esa explotación de combustibles fósiles, de riquezas minerales, de la biodiversidad y del conocimiento local. Son ellos los principales responsables de la crisis climática, mientras que los países del Sur global son los que más sufren sus consecuencias. Así, los países del Norte tienen una enorme deuda ecológica y climática que pagar a las naciones pobres, debate que se ha reflejado en el proceso de la Conferencia de Cambio Climático de las NNUU, evidenciando una de las relaciones más inequitativas y desequilibradas de nuestra civilización.
Los países en desarrollo plantean que la única forma de pagarla es con reducciones de emisiones drásticas que paguen la deuda acumulada y mitiguen efectivamente los cambios producidos pero que además dejen el espacio atmosférico libre para el desarrollo equitativo de los países en desarrollo, es decir transferencia sustantivas de fondos al Sur para enfrentar los costos de adaptación, para contribuir a la mitigación del cambio climático mediante el uso de tecnologías adecuadas, por lo tanto de transferencias de tecnologías fuera de las reglas de comercio privatizadoras.
La mercantilización de todo lo que está ante nuestros ojos
El paradigma dominante de la civilización colonial-capitalista o capitalista neocolonial, es que todo tiene un precio, pero también que todo puede alterarse para ser vendido. Así, los principios fundamentales de la vida, del derecho a la vida, de los equilibrios y de la diversidad genética se vulneran; el agua, la tierra, el fuego, la energía y hasta el aire están mercantilizados y son territorios ocupados. El ejemplo más claro es la atmósfera, ahora ocupada por los gases de efecto invernadero en un 80% producido por el 20% de la población concentrada en los países más ricos y desarrollados. Ese grado de concentración de gases imposibilita el ejercicio del derecho al desarrollo de los pueblos que no han logrado alcanzar niveles básicos de acceso a los derechos de alimentación, energía, transporte, infraestructura básica. Pero además pone en peligro la propia existencia del planeta que enfrenta el mayor peligro a su estabilidad.
La base de ese sistema mercantil está concentrada en las instituciones que desarrollaron reglas de comercio y financieras que legitiman y profundizan ese paradigma dominante: la OMC, el Banco Mundial, el FMI, los acuerdos de comercio como el NAFTA o el CAFTA que establecen una serie de normas, mecanismos y condicionalidades para generar “crecimiento”.
Estas normas y reglas van de la mano con la mayor irracionalidad neoliberal en la que el despilfarro, la anulación de la biodiversidad genética, la contaminación de las fuentes de agua y vida, la mercantilización de los bienes comunes, la sobreexplotación de los recursos de la tierra, el uso desmedido de la energía en la producción y traslado de mercancías contribuyen de manera continua no sólo a una mayor emisión de GEI, sino a una huella ecológica totalmente insostenible. Según el informe del WWF de 2009, actualmente la huella ecológica de la intervención humana sobrepasa en un 30% la capacidad de la biósfera para restituirse. Según esta misma fuente, la primera vez que se ha registrado este “déficit” entre lo que se consume y lo que la tierra es capaz de reponer fue en los 80, coincidiendo con el inicio del Consenso de Washington que formuló un plan global en el que la inversión privada fue concebida como la clave del desarrollo.
Las visiones de desarrollo y la ruptura del equilibrio con la Madre Tierra
Otra de las bases estructurales del cambio climático está en la forma en que se concibe el desarrollo y el propio desarrollo sostenible cuya definición se concentra en mantener condiciones para las futuras generaciones; pero al no contar con una visión holística de interrelaciones vitales con la naturaleza no necesariamente incluye o presupone un equilibrio con la Madre Tierra: “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades” (UN). Por lo tanto el concepto y la práctica del “desarrollo sostenible” han sido articulados con los enfoques mercantilistas y extractivistas, pues la sostenibilidad se ha definido en un estrecho enfoque androcéntrico, extractivista y predominantemente basado en el consumo de fuentes fósiles.
En el trasfondo de esto yace la ruptura de la civilización humana con la naturaleza que propició la cultura occidental capitalista en la que la tierra no es vista más que como un “recurso” y un territorio de ocupación. Informes serios afirman que la intervención humana ha superado las propias fuerzas de la naturaleza y se constituyen en un verdadero peligro para los innumerables equilibrios logrados por la evolución para la habitabilidad de las especies en siglos.
De ahí el enorme valor de todos los procesos locales y movimientos sociales que en el mundo están intentando resignificar la Naturaleza con el concepto de Madre Tierra, y reafirmando aquello que la naturaleza no es un "recurso", es “nuestro hogar”, es nuestra Madre Tierra.
Sistemas financieros y sistemas económicos
Pero también es fundamental analizar en estas causas estructurales los mecanismos y estructuras financieras que gobiernan al mundo. Estas estructuras financieras se han articulado para seguir extrayendo recursos de los países en desarrollo y de sus estados a favor de las grandes transnacionales y de los países poderosos. La deuda es una de las muestras más claras de estos mecanismos que no sólo empobrece a los pueblos sino que posibilita que las multilaterales condicionen a los países en desarrollo a aplicar políticas neoliberales que en el fondo favorecen a las multinacionales. Como se dio en las décadas de los 80 y 90 con procesos de liberalización y reducción del poder regulador de los estados, en favor del poder de las trasnacionales. Ejemplos de ello tenemos miles, como el caso de los tribunales de arbitraje que se permiten juzgar a los pueblos porque las empresas se han visto afectadas por leyes locales ambientales, laborales, de salud, etc.
La relación de estos sistemas financieros y económicos con la crisis climática es directa y causal y se expresa también en los procesos de negociación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático -CMNUCC- en los que se debate ahora cómo se va a financiar la adaptación de los países en desarrollo, proponiéndose que sea a través de mecanismos ya viciados. Por eso es que los países en desarrollo proponen que cualquier mecanismo de financiamiento debe ser en el marco de un control multilateral, transparente, democrático y no condicionado al financiamiento para adaptación.
Pero aún más grave es la posibilidad de que algunos países desarrollados, en el afán de eludir sus responsabilidades y compromisos multilaterales, destinen sus fondos de cooperación a fondos de financiamiento para cambio climático, como se advierte en las últimas propuestas efectuadas en el parlamento de la Unión Europea. Los países desarrollados han propuesto 30.000 millones de $US para el periodo 2010-2012 y 100.000 millones hacia el 2020. (Entendimiento de Copenhague). Suma irrisoria si se considera, como sugiere el G77, que los gastos superarán el 5% del Producto Nacional Bruto de los países desarrollados (1.900.000 millones de $US.) Y si se comprara con lo que necesitaría sólo un país devastado como Haití (cuya tragedia no fue causada por el cambio climático pero que es una muestra de la vulnerabilidad de los países más pobres) que va a requerir alrededor de 11.000 millones de $US.
Pero también la discusión está en la propia estructura de los sistemas económicos que han puesto en prioridad el lucro y la rentabilidad en lugar de la eficiencia de los servicios y del cuidado de los pueblos y la naturaleza. Los índices de crecimiento económico de una sociedad se miden por medio de inversiones, valores en la bolsa, pero no existen indicadores que midan cuán beneficioso podría ser para una sociedad un uso distinto del tiempo, de los recursos humanos, de una priorización diferente de las áreas que requieren de mayor atención y destino de recursos económicos para ser más humana. En ese sentido, la economía feminista ha dado y está dando muchos elementos para encontrar alternativas.
El control de territorios, la migración obligatoria y los acuerdos de integración
Finalmente se deberá analizar, en la perspectiva de las causas estructurales, el tema del control de territorios. El cambio climático está produciendo en el mundo una reconfiguración geopolítica debido al desplazamiento y movilidad de personas a gran escala, pérdidas de territorios, procesos de deglaciación que permitirán el acceso a riquezas naturales ahora valoradas por su valor económico como el petróleo y los minerales.
Según la Organización Internacional para las Migraciones -OIM-, se estima que más de 200 millones de personas serán, en pocas décadas (2050), migrantes climáticos desplazados y buscando en el mundo un lugar donde vivir. Ya en la actualidad alrededor de 40 millones de gente ha sido desplazada de sus lugares de origen por impactos de la minería y la industria altamente contaminante. Mientras que, sin ninguna sensibilidad, las grandes potencias y los países en desarrollo endurecen sus leyes de migración y desarrollan planes perversos de reclutamiento étnico para admitir a jóvenes extranjeros en sus países.
Hace más de una década, se decía que había más de 25 millones de personas obligadas a abandonar sus territorios por motivos medioambientales como la contaminación, degradación de suelos, sequías y desastres naturales. Hoy los “refugiados medioambientales” son más que los refugiados por persecución política y por guerras. (OIM).
Pero lo curioso de todo es que en lugar de flexibilizar las reglas de inmigración, los países desarrollados se han dedicado a construir cada vez más reglas y prácticas draconianas para evitar y controlar la migración a un límite inaudito, como el muro de la vergüenza entre Estados Unidos y México y la Directiva Retorno de la Unión Europea. A esto se suman las numerosas manifestaciones xenófobas y casi fascistas que se generan a partir de estos enfoques. En Estados Unidos se han puesto en marcha programas para controlar a los inmigrantes mexicanos que involucran a la población civil estadounidense (mediante la formación de patrullas) e incluye vigilancia electrónica fronteriza (monitores de TV). En Italia se han registrado vergonzosos disturbios xenófobos contra los inmigrantes. (BBC)
Esto cuestiona profundamente los llamados acuerdos de integración que se multiplican por el mundo pero sólo para facilitar la circulación de mercancías y crear condiciones cada vez más favorables para las inversiones y fortalecer matrices energéticas “petroadictas”, extractivistas, expoliadoras de recursos naturales, pero no encaran el tema de la circulación y los derechos humanos y laborales de las personas. Pero que sobre todo no promueven una verdadera adaptación de sus contenidos a la emergencia climática, a la crisis global que no sólo provocará catástrofes que requerirán de grandes montos de dinero para atenuarlos, sino de infraestructuras y normas para encarar el tema de la migración por razones climáticas y financieras, fruto de la deuda histórica del Norte con el Sur y consecuencia de las políticas vigentes de acumulación de riquezas.
Lo bueno de todo es que la crisis global, y en particular la crisis climática, han puesto en evidencia la necesidad de cambiar el mundo, de cambiar los paradigmas, de buscar restablecer el equilibrio con la Madre Tierra y de eliminar las profundas inequidades e injusticias de un sistema que se come el mundo de a pedacitos. La fuerza de los pueblos está ahora a prueba para resignificar la vida en el planeta y fortalecer la solidaridad y la justicia.
- Elizabeth Peredo Beltrán es directora de la Fundación Solón, Bolivia.
Publicado en la revista América Latina en Movimiento Nº 454