12 de noviembre de 2010

Las cúpulas de la iglesia católica: palestras de las oligarquías antibolivianas

Max Murillo Mendoza
La XC reunión de obispos en Cochabamba, se convierte abiertamente en portavoz de las oligarquías anti bolivianas y anti indígenas de este país. Se equivocan por enésima vez en su postura frente a los acontecimientos sociales y nacionales de nuestro país. Qué lejos queda, cada vez más, aquella iglesia de la Teología de la Liberación de los años 70 y 80 del siglo anterior, cuando curas y monjas se jugaban la vida cristianamente denunciando las atrocidades de las dictaduras militares. Esa iglesia fue desmontada por el Papa anticomunista y agente de la CIA Juan Pablo Segundo. Hoy sólo quedan los herederos de ese Papa anti teólogo de la Liberación, y anti latinoamericano. Su sucesor y asesor principal de ese entonces Ratzinger (militante activo de las juventudes hitlerianas), simplemente sigue sus pasos.
Estos curas del poder eclesial católico, confesores y asesores espirituales de domingo de grupos de poder oligárquicos, aprovechan el pánico de dicha reunión “pastoral” para denunciar que en Bolivia hay “una dictadura que pisa los derechos más elementales de los ciudadanos”. Supongo que se refieren a los “ciudadanos de primera”, a quiénes ellos protegen pastoralmente. Porque los demás ciudadanos han mejorado notablemente sus perspectivas en este gobierno, muy a pesar de las contradicciones y graves errores que tienen internamente.
Los jerarcas de la Iglesia Católica van de retroceso en todo el mundo. Acaban de ser recibidos con abucheos y silbidos en España, que es el país más católico del mundo. Son los últimos reyes medievales, que viven al margen del mundo con los lujos más insultantes en donde se encuentren. Sus privilegios terrenales no cambiaron con el paso del tiempo, se modificaron y se transformaron para seguir presentes. Y están protegidos, en todo el mundo, por los grupos de poder económico y político, que es la única razón de su existencia. Ya no son más la referencia moral y ética pues los desmantelamientos de su hipocresía, con todos los escándalos de violaciones sexuales a niños y niñas por todo el mundo, es una muestra de su debilidad estructural. Estos pastores se están quedando sin rebaño por todo el mundo. Y si no piden perdón y no modifican estructuralmente sus maneras de ver este mundo, están condenados al basurero del pasado.
Son varios, por no decir muchos, los sacerdotes de base que están decepcionados por sus cúpulas y su misma iglesia; pero no pueden hacer mucho por sus características totalitarias y dictatoriales típicamente católicas. Las famosas comunidades eclesiales de base están bajo control totalitario de estas cúpulas, y se han convertido en reunión de viejitas y viejitos que rezan no se sabe a quién, y a nombre de quién, para justificar a una estructura eclesial sin sentido y fuera de toda consideración social y comunitaria. Sus colegios católicos son el engranaje más elegante de transmisión de la mentalidad colonial, racista y pigmentocrático en nuestra sociedad. Sus resultados han sido evidentes en los enfrentamientos del 11 de enero del 2.007, cuando hordas de hijitos de papa “educados”, la mayoría de ellos, en los prestigiosos colegios católicos de Cochabamba, salieron al grito de mueran los indios a apalear y humillar campesinos e indígenas. De eso nunca reflexionaron los pastores de las cúpulas católicas. Porque es parte de su mentalidad y su estructura social. No dijeron nada cuando sus “jovencitos católicos” de la juventud cruceñista salieron a apalear y pisotear campesinos e indígenas en Santa Cruz de la Sierra, cuando el intento de golpe prefectural en septiembre del 2.008 bajo el mando de las colonias croata y árabe asentados en Santa Cruz.
Hay que decirles a estos pastores que se encuentran en Bolivia, que mejoren sus lecturas y reflexiones de nuestra realidad. Que el tiempo de las vacas sagradas ya quedó en el recuerdo, que no es suficiente rezar para cambiar la realidad, que es mejor mirar la viga en sus ojos que la paja en los ojos de los demás, que ya no les queda discurso para referirse a la sociedad. Y que es mejor que escuchen y escuchen lo que está sucediendo a su alrededor. Porque cuando más hablan, más vacían de feligreses sus templos. Amén.
Cochabamba, 12 de Noviembre de 2010.

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