4 de mayo de 2010

Nacionalización, energía de un proceso

Soledad Antelo

El gobierno nacional ha dispuesto este 1º de Mayo la nacionalización de una buena parte de las empresas de electricidad que operan en el país. De esta forma, se ha propuesto cumplir con su programa ofertado desde el 2005, cuando Evo Morales prometió que el Estado se haría cargo de las empresas consideradas estratégicas.

Tal acción no ha caído bien a algunos. Para empezar, nuestro inefable Cayetano Llobet, cada vez con menos luces, intenta explicarse tal histórica medida por el cristal de sus pequeñas mezquindades. Así lo informa a su público, en titular que textualmente dice: “Evo nacionaliza la energía para disminuir la tensión”. No sorprende ya que, detrás del título alarmista, no exista ningún párrafo, ninguna línea, que aclare a que tensión se refiere, si a la social o a la eléctrica.

El tema de las nacionalizaciones, que al parecer se vuelve saludablemente recurrente cada 1º de Mayo en Bolivia, despierta una vieja polémica. Blanco o negro, hay quienes consideran que sólo la iniciativa privada es capaz de generar una capacidad de gestión que luego se exprese en ganancias, generación de riquezas y reinversión de las mismas para crear un círculo virtuoso. Quienes defienden esta postura añaden, como complemento, una frase lapidaria: El Estado, el mejor ladrón. De esa manera, se descalifica las posibilidades de gerenciar con éxito una iniciativa que carecería del incentivo de lucro, motor se dice de cuanto progreso hay en la humanidad.

Dado que don Cayetano no ilustró mucho en el título ni en el desarrollo de la noticia, escarbamos en el mismo periódico para encontrar algo que sirviera para alimentar el debate sobre tan espinoso tema. Vano intento; felizmente, fue La Razón de La Paz el medio que recogió al respecto una opinión de un ex presidente colombiano, de quien El Día ha sido permanente bocina. La noticia trae una opinión de Álvaro Uribe, conocido por su capacidad de genuflexión ante el imperio norteamericano, el capitalismo mundial y de sus axiomas.

Así dice la nota:

Uribe ataca las estatizaciones de Chávez y Evo

“El mundo ha demostrado que cuando se anula la iniciativa privada, se anula también la investigación, los pueblos se vuelven perezosos, se destruye la gerencia, se elimina la creatividad y la laboriosidad, y todo eso conduce a que colapse la calidad de vida", agregó Uribe.

Tal apreciación contrasta, sin duda, con muchos de los avances alcanzados por la humanidad, no precisamente gracias a un sistema que sacrifica la calidad de vida de minorías y mayorías, en nombre de la libertad de empresa. Un par de ejemplos valen: la carrera hacia el espacio encontró a los soviéticos sorprendiendo al mundo con el primer astronauta girando por la tierra. Amén de la ya innegable eficiencia del sistema de salud de Cuba, habrá que reconocerle muchas medicinas que salen para alivio del dolor ajeno y no para lucro, de sus laboratorios e investigadores.

Para suerte de bolivianas y bolivianos, los malos deseos de Uribe tropiezan con la testaruda realidad. Así, el periódico El Deber, en su edición de la fecha, reproduce un informe que, por más que se le busque tres pies al gato, es revelador acerca de las bondades de una medida histórica:

Bolivia ganó $us 7.110 millones en cuatro años de nacionalización

Los ingresos para Bolivia tras la nacionalización de los hidrocarburos alcanzaron los $us 7.110 millones en los cuatro años posteriores a esta medida, informó ayer YPFB.

En una separata publicada en diversos medios de prensa, YPBF precisó que los ingresos de Bolivia generados en el sector de hidrocarburos pasaron de $us 677,9 millones en 2005 a $us 1.192,4 millones en 2006, año en que el Gobierno de Evo Morales decretó la nacionalización de las empresas petroleras.
Con la nacionalización de las empresas generadoras y distribuidoras de electricidad, el gobierno de Evo Morales ya ha anunciado una pronta rebaja de hasta un 20% en las tarifas que se le cobra al ciudadano de a pie, sin distingos de color político.

¡Cuán infantil aparece el griterío de una dirigencia sindicalera que se rebela ante un aumento salarial y califica al actual gobierno, nada menos que de seguidor de las políticas neoliberales!

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