10 de junio de 2020

Un coronavirus, dos realidades, nos tocó la peor

Santa Cruz, 07 de junio de 2020.
ARTÍCULO Nº 2 
Un coronavirus, dos realidades, nos tocó la peor

Leila Cortez Pérez

Es cierto que ningún gobierno o país ha demostrado estar preparado para atender la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus SARC-COV-2. Todos, desde los más avanzados y equipados con sistemas de salud eficientes hasta los menos, han sido rebasados. El mundo científico aún estudia tratamientos y vacunas, entre tanto, se desarrollan protocolos aproximados y cada tanto aparecen mejores respuestas, mientras siguen investigando.

En Bolivia, la población está cansada, angustiada, temerosa y una buena parte se aferra a la fe religiosa esperando por el día de las buenas noticias. 

Cómo no estar indignadas y angustiadas con la atención y reacción de las autoridades respecto a la protección de la población ante el avance implacable del Covid-19. No haré referencia a los casos de corrupción de los recursos destinados a combatir la pandemia, ni a la falta de transparencia para conocer cuánto, cómo y en qué se están invirtiendo dichos recursos. Aunque, por ejemplo, sería tranquilizador saber que una buena parte de ese dinero se está yendo a comprar cientos de miles de pruebas de laboratorio (PCR).

A continuación, una comparación entre dos países con cantidad de población similar Cuba (11, 34 millones de habitantes, según datos al 2018) y Bolivia (11, 35 millones de habitantes, datos del mismo año); dos países latinoamericanos y dos países que no pertenecen al “primer mundo”, en todo caso, Cuba tiene una economía más precaria que la nuestra por el limitante contexto político-económico que vive por más de medio siglo. Le invito a encontrar las diferencias.

Cuba reportó sus dos primeros casos de Covid-19 el 11 de marzo de este año. Según el informe del Dr. Francisco Durán, Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de ese país, del 5 de junio -difundido por Telesur, último reporte encontrado en internet- registraron el sexto día sin fallecidos por Covid 19; ese día tuvieron apenas 200 pacientes ingresados en algún centro médico; y en atención primaria, o sea vigilancia por personal de salud, a 2.036 personas en algún estadio de la enfermedad o con cierto riesgo; también el mismo día, se procesaron 2.015 muestras. En total, en Cuba se aplicaron 114.464 pruebas, de las cuales dieron positivo 2.133, el 1.9%. Pudieron establecer que el 90.6% de los contagiados fueron contactos de casos confirmados. A la mencionada fecha, de los pacientes internados, sólo 3 estuvieron en estado grave. Desde el inicio de la pandemia hasta el 5 de junio, Cuba ha logrado recuperar a 1.848 pacientes, lo que ronda el 85%. Su pico más alto fue el 3 de mayo con 74 casos confirmados, mientras que el 26 de mayo reportó su pico más bajo con 6 casos, y el 5 de este mes, registraron 12 casos. Los fallecidos, son 83 en total.

¿Qué está pasando en Bolivia? Los dos primeros casos fueron reportados el 10 de marzo, un día antes que los primeros casos de Cuba. A efectos de comparación, tomemos datos de la misma fecha, 5 de junio. Según el Ministerio de Salud, se reportaron 483 casos, frente a los 12 de Cuba; no se tiene reporte de la cantidad de internados en los centros de salud ni cuántas muestras se procesaron. Indagando en algunas páginas oficiales y publicaciones de prensa, se puede hacer una aproximación de que en el país se estarían haciendo alrededor de 300 pruebas diarias de PCR, la publicación del diario La Razón del 25 de abril da cuenta de que en Bolivia “se hacen 117 pruebas diarias, la más baja de la región por cada millón de personas” (lamentablemente no se publicaron datos más actualizados sobre las pruebas); por tanto, es difícil saber cuántas pruebas se tomaron hasta el 5 de junio, lo que sí sabemos es que el acumulado de casos positivos hasta esa fecha es de 12.728, frente a los 2.200 de Cuba (redondeando). Efectivamente, no se puede tener el porcentaje de positivos respecto a la cantidad de pruebas aplicadas. A decir de las propias autoridades y otros voceros médicos y especialistas, hace semanas que en Bolivia ya se perdió la cadena de los contagios y no se sabe dónde están los sospechosos o los contactos de los positivos (salvo en las ciudades menos pobladas y con menos casos), información valiosa para ejecutar planes de contención del contagio, mientras que, como vimos, Cuba sabe de más del 90% de las personas infectadas cuál ha sido la cadena de contagio. Quizás ésta sea una de las razones de su éxito en el manejo de la pandemia. Tampoco tenemos el detalle del total de pacientes en estado grave. El dato del total de recuperados felizmente sí se lo tiene, 1.793 personas, esto hace poco más del 14%, frente al 85% de Cuba. El pico más alto tuvimos el 30 de mayo con 861 casos. No hubo un pico descendente importante, pues desde que empezó la pandemia, hemos tenido una curva ascendente que se fue pronunciando en las dos últimas semanas aproximadamente. Finalmente, se registraron 427 decesos, lejos de los 83 de Cuba, tomando en cuenta que lleva más de 6 días sin registrar personas fallecidas. 

La comparación tiene la intención de mostrar que no hace falta ser país del primer mundo para actuar con responsabilidad y eficacia en una emergencia sanitaria como la que nos está tocando vivir globalmente. Hace falta compromiso, desprendimiento, ciencia para la humanidad y no para el negocio.

Lamento las circunstancias en que Bolivia asume la pandemia, lamento ver un pueblo que soporta la adversidad como puede y como viene. Acongoja ver que los menos favorecidos, que son los más, aquellos que viven del día, que no tienen ningún seguro de salud, que el “quédate en casa” no reviste ninguna garantía sobre todo porque no tienen lleno el refrigerador, si asoma el virus en sus vidas deberán tener “el número de la suerte” para poder acceder a una prueba PCR y a un centro de salud que les alivie su mal.

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