18 de septiembre de 2011

Mentalidades desarrollistas se convierten en ecologistas

Max Murillo Mendoza Justificar a ambos lados
Como por arte de magia las mentalidades ambientalistas, desarrollistas, destructoras, modernistas e ignorantes clases a medias, se convierten en ecologistas gracias al TIPNIS. Estas clases medias sin identidad con nuestro país, oportunistas por naturaleza, coyunturalistas y analfabetas funcionales respecto de nuestros problemas hoy son las defensoras de los pueblos indígenas del TIPNIS, y sacan otra vez ante su congénita inutilidad y creatividad intelectual, sus garras políticas y coyunturales para atacar al gobierno.
Hace un mes exactamente, al inicio de la marcha, advertí que la inoperancia de los q´aras que le rodean a Evo no resolverían este complejo asunto, porque sus mentalidades son las mismas de estos que atacan al gobierno; aunque izquierdistas son los mismos que bloquean sistemáticamente cualquier posibilidad de convivencia civilizada de nuestras culturas. Y el tiempo me dio la razón, en este corto tiempo. No se atendió oportunamente por la soberbia y pésima lectura de la realidad de estos grupitos camaleónicos de clase media. Estos t´ocperos de corbata demuestran otra vez su inutilidad en la conducción del estado, eso sí: les gusta el poder y el ejercicio del poder. Su entrenamiento es estricto en nuestras aulas universitarias, destruyendo a más no poder las posibilidades estatales de construcción de algo más de Estado. Asuntos que a estos burócratas no les interesan porque son sus intereses de clase fríamente calculados.
Estos ecologistas de moda se ponen la camiseta del TIPNIS; pero sus ciudades son un asco promiscuo lleno de basura cotidiana. Sus parques huelen a civilización desarrollista: sucia e hipócrita. Y estos ecologistas no se movilizan por ello, al parecer no tienen el olfato adecuado para cuidar su propio medio ambiente. A estos ambientalistas de moda les gustan los autos y cotidianamente destruyen el medio ambiente de sus ciudades. Nadie se hace responsable de semejante avasallamiento ambiental. Sus colegios y centros educativos están rodeados de suciedad y ni siquiera por sentido común, los animales lo hacen, realizan algún ejercicio de limpieza ambiental, al menos unas cuadras a la redonda. Les encanta la basura y la mugre citadina; pero son defensoras del TIPNIS, y de los pueblos indígenas. Oh sorpresa!!!
El oportunismo es el pan de cada día de estas clases medias inoperantes y antibolivianas. Con ese oportunismo clásico hoy se ponen la camiseta del TIPNIS; pero es para atacar en su dolor al gobierno, que muy a pesar de sus torpezas les ha quitado protagonismo político, y les ha dejado al margen de la mamadera del estado. Acostumbrados como estaban con todos los gobiernos de turno, de izquierda o derecha, a manguear y robar de las arcas del estado a nombre del desarrollo, hoy se ven marginados, sobre todo por sectores más populares que han tomado la batuta de las instituciones. Entonces su racismo se expresa en su conversión mágica hacia el ecologismo. Ni siquiera su impotencia les saca creatividad.

Extraviadas como siempre han estado, estas clases medias sin identidad con lo nuestro, en estas semanas encontraron un filón político para estrellarse en su impotencia contra el gobierno. Se convirtieron en defensoras de los derechos de nuestros hermanos del TIPNIS. De pronto, estas castas señoriales y racistas y pigmentocráticas son los defensores de la naturaleza y de los indígenas. Pero lo ridículo es que eso mismo les delata lo que son en esencia: sus ciudades mugres y contaminadas, sin movilizaciones para una convivencia más civilizada pues no les interesa un carajo. No les interesa su misma educación retrasada, retrógada, anti ambientalista humana y natural, racista y anti indígena, es decir anti boliviana. Y los q´aras de izquierda del gobierno les facilitaron la tarea, porque en su inutilidad e inoperancia estatal les dieron a sus cumpas de clase media la excusa que necesitaban para atacar al gobierno políticamente. Con la ayuda de sus medios de incomunicación se convierten en los baluartes de la ecología. Un cuento clásico y una novela típicamente colonial y republicana a varios colores racistas y oportunistas.
Cochabamba, 16 de Septiembre de 2011.

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