28 de agosto de 2010

¿Apagar el fuego o evitar que se prenda?‏

Carta abierta al Presiente Evo Morales

Marianela Curi Chacón
marianelacuri1@hotmail.com
Señor Presidente, recuerdo muy bien un día de octubre de 2005, que coincidimos en un vuelo de Santa Cruz a Cochabamba. Usted se sentó a mi lado y conversamos, yo le comenté de la celebración el día anterior, de la certificación internacional de dos millones de hectáreas de bosques naturales manejados, lo que nos convertía en el país número 1 en el mundo, que obtenía un reconocimiento internacional por el manejo de sus bosques en esa significativa cantidad.
Recuerdo también que le comenté que los bosques son un recurso de gran potencial e importancia y le mostré una presentación sobre la economía forestal, en la que se demostraba que son un recurso estratégico tan importante como los hidrocarburos, porque son recursos renovables, porque su manejo y aprovechamiento no requiere mayor inversión, porque son generadores de empleo y porque la mitad del territorio boliviano está cubierto por bosques naturales de gran riqueza.
Asimismo recuerdo que le mostré cómo se habían democratizado los derechos de acceso a los recursos forestales y la necesidad imperiosa que había de ampliar las áreas de manejo por parte de comunidades indígenas, organizaciones sociales y empresas privadas, pues la mejor forma de conservar los bosques, de evitar el cambio de uso del suelo, de reducir la ilegalidad y prevenir los incendios forestales, es manejándolos y aprovechándolos de manera sostenible.
Me alegré mucho cuando lo escuché, ya como Presidente de los bolivianos, decir que los bosques son muy importantes, que se debía conservar los recursos naturales, respetar los derechos de la Madre Tierra y de la naturaleza. Era una gran señal política que avivaba la esperanza de que los logros alcanzados se multiplicarían.
Pero con asombro vi también, que la política de colonización de tierras bajas impulsada por su gobierno iba en contradicción con ese discurso, simplemente por el hecho de que una política de colonización de tierras bajas por habitantes de tierras altas, debía ir acompañada de políticas y estrategias de desarrollo de capacidades e incentivos para el manejo de ecosistemas boscosos, no aptos para actividades agrícolas por su fragilidad extrema.
Hoy, se ven los resultados de esa política de ocupación de los bosques y de desinstitucionalización de la instancia de regulación, control y fiscalización del manejo forestal. Como hace años no se veía, el humo ha cubierto en los últimos días, todas las ciudades del oriente boliviano por las quemas descontroladas y los incendios forestales que se han desatado, apoyados sin duda, por el fenómeno del cambio climático, pero sobre todo, por una política de desatención al tema forestal y de un contradictorio enfoque para el aprovechamiento y uso de las tierras forestales.
El resultado: 25 mil focos de calor con posibilidades de duplicarse; 1 millón y medio de hectáreas de bosque incendiadas debido a la práctica del chaqueo para ampliar la frontera agrícola, recursos de biodiversidad extinguidos, recursos naturales y económicos irrecuperables, perdidos para las comunidades que habitan los bosques y para el país. Un verdadero desastre, en este caso, no "natural" sino ocasionado por prácticas inadecuadas, por políticas contradictorias e inconsistentes, por la ausencia de instituciones solidas y por la mala práctica de gastar las energías y el dinero en reparar antes que en prevenir.
Me duele mucho oírlo declarar que el gobierno no tiene la culpa de no tener helicópteros, aviones y maquinaria para apagar el fuego. Con mucho respeto debo decirle que el Gobierno tiene mucha responsabilidad en lo que está pasando. No son suficientes los discursos de exportación, se requieren políticas coherentes de conservación y manejo de bosques, se requieren instituciones públicas sólidas, con capacidad técnica y recursos para hacer cumplir una ley forestal que ha sido ejemplo para muchos países de América Latina y que le dio a Bolivia la posibilidad de obtener un reconocimiento mundial por su manejo de bosques.
Los cambios deben ser para mejorar y avanzar y en materia de bosques hemos retrocedido, lo certifican el fuego, el humo y la pérdida de una cantidad de bosques que no se recuperarán nunca MAS.
Estas experiencias dolorosas deben servir para reflexionar y rectificar, hemos perdido mucho todos los bolivianos con este desastre forestal, ojalá que la lección que se saque de todo esto sirva para el desarrollo de políticas coherentes para manejar los bosques de acuerdo a su capacidad de uso, para la generación de información y capacidades que nos permitan volver a ser ejemplo para el mundo por el manejo de nuestros bosques y por tener una coherencia entre discurso y práctica.

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