20 July 2011
Arild Angelsen
Senior Associate, Center for International Forestry Research
Professor, Norwegian University of Life Sciences
¿Cuánto cuesta REDD+? Desde que el influyente Informe Stern fuera publicado en 2006, muchos han argumentado que REDD+ (Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de los Bosques) es una de las opciones más económicas para mitigar el cambio climático. Sin embargo, hay quienes consideran que se trata de un esfuerzo costoso con resultados impredecibles para el clima y las poblaciones forestales del globo. ¿Quién tiene entonces la razón?
La interrogante “¿cuánto cuesta REDD+?” es tan imprecisa como preguntar “¿cuánto cuesta un automóvil?” Todo depende del modelo, la cantidad de automóviles, si el “costo” se refiere al costo de producirlo, comprarlo, operarlo, etc. La mayor parte de las estimaciones de los costos de REDD+ –incluyendo los del Informe Stern– se centran en los costos de oportunidad que se refieren a los beneficios económicos perdidos de una mejor alternativa de uso de tierra, es decir, los ingresos perdidos por no conservar las tierras forestales. Esto incluye las ganancias agrícolas y también los beneficios perdidos de la madera, carbón y otros productos aprovechados en formas que degradan los bosques. Un país que pone en marcha REDD+ también deberá asumir costos de transacción e implementación, por ejemplo, los costos de establecer un sistema REDD+ e implementar las políticas necesarias para alcanzar los objetivos REDD+. Por lo tanto, la suma de los costos de oportunidad, los costos de implementación (excepto aquellos que compensan directamente los costos de oportunidad) y los costos de transacción (de los gobiernos y los usuarios de los bosques) representan una estimación del costo neto total para un país de la deforestación evitada y la degradación.
Sin embargo, es posible que los gobiernos de los países REDD+ estén también interesados en una variante de esta pregunta: ¿cuáles son los costos presupuestarios de REDD+? Los costos de oportunidad no son necesariamente un buen indicador de los costos presupuestarios, ya que todo depende de las políticas elegidas y su efectividad. Solo en un caso particular son los costos presupuestarios idénticos a los costos de oportunidad, e n un sistema hipotéticamente perfecto de Pagos por Servicios Ambientales (PSA): ningún costo de transacción, centrándose solo en los usuarios forestales que planean usar su motosierras en los próximos años e información completa sobre los costos de oportunidad de los usuarios. Estas suposiciones son, por supuesto, muy poco realistas y en la práctica los costos de los sistemas de PSA serán mucho más altos –siempre y cuando la tenencia de tierra y otras condiciones los permitan.
Existen muchas otras políticas REDD+. Los gobiernos podrían emitir permisos para la conversión de los bosques, establecer áreas de protección forestal y aumentar el cumplimiento de leyes y regulaciones forestales sin compensación alguna para los usuarios forestales actuales o futuros. En este caso, los costos presupuestarios podrían ser menores que los costos de oportunidad.
Una tercera opción son las políticas agrícolas que hacen el cultivo de la tierra existente más atractivo que la invasión de bosques. ¿Cuánto les costarán estas políticas a los gobiernos? Investigación llevada a cabo por un grupo de científicos liderados por Brendan Fischer de la Universidad de Princeton publicado en Nature Climate Change analiza esta cuestión para el caso específico de Tanzania. Estos investigadores calculan primero los costos de oportunidad de REDD+ medido en términos de los beneficios existentes de la producción agrícola y de carbono y determinan que estos se encuentran entre US$3.20 y US$5.50 por tCO2, muy por debajo de los precios de carbono actuales en el mercado europeo de carbono.
Luego este equipo de investigación aborda la siguiente pregunta: ¿cuánto le va a costar a los gobiernos o los donantes implementar una política que aumente la productividad agrícola y la eficiencia del carbón, liberando así la presión sobre los bosques? El costo calculado por estos investigadores se ubica en el rango de los US$4.60-US$9.40 por CO2, es decir, muy por encima de los costos de oportunidad.
Una de las principales ventajas de promover la productividad agrícola y la eficiencia del carbón es que se pueden alcanzar los múltiples objetivos de la producción de alimentos y energía junto con la mitigación del cambio climático. Los autores también argumentan muy convincentemente que el aumento de la producción agrícola reduce el riesgo de fugas (más aclareo en otros lugares) en comparación con un proyecto puro de conservación que solo restringe la expansión agrícola.
El incremento de la productividad agrícola para detener la deforestación (hipótesis de Borlaug) o el aumento en la eficiencia del combustible para reducir la degradación de los bosques son medidas de políticas REDD+ que cada vez están captando más interés. Sin embargo, cabe una advertencia. La investigación sobre el vínculo entre las tecnológicas agrícolas y la deforestación, también llevada a cabo por CIFOR, ha destacado que en muchos casos, el impacto directo del aumento de la productividad en ciertos lugares es simplemente hacer la expansión agrícola en bosques más rentable, aumentando en lugar de reducir la deforestación. Los incrementos en la productividad son con frecuencia necesarios pero no suficientes para obtener resultados positivos para la conservación forestal. Así como hace 150 años se observó que el uso más eficiente del carbón en Inglaterra no reducía el consumo del mismo (paradoja de Jevons), hay preocupación en la actualidad del efecto rebote de una tecnología doméstica mejorada de energía (como lo destacaron Fisher y sus coautores). La implicación es que las políticas que tienen como objetivo mejorar la eficiencia de los combustibles necesitan combinarse con un mejor control del aprovechamiento.
Entonces, ¿cuál es el verdadero costo de REDD+? La respuesta aburrida es: “depende”. Sin embargo, estamos obteniendo mejores pruebas de los factores de los que dependen los costos gracias a artículos como el de Fisher y sus colegas. En primer lugar depende de qué tipo de costos estamos hablando: los de la sociedad en general, el gobierno, los usuarios forestales locales o los comercializadores de comodidades. En segundo lugar, depende en gran medida de la combinación de políticas elegidas para implementar REDD+. Si bien REDD+ puede contribuir significativamente a la mitigación general del cambio climático, coincidimos con los autores en que posiblemente no sea tan económico como se pensó en un principio algunos años atrás.
Arild Angelsen
Senior Associate, Center for International Forestry Research
Professor, Norwegian University of Life Sciences
¿Cuánto cuesta REDD+? Desde que el influyente Informe Stern fuera publicado en 2006, muchos han argumentado que REDD+ (Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de los Bosques) es una de las opciones más económicas para mitigar el cambio climático. Sin embargo, hay quienes consideran que se trata de un esfuerzo costoso con resultados impredecibles para el clima y las poblaciones forestales del globo. ¿Quién tiene entonces la razón?
La interrogante “¿cuánto cuesta REDD+?” es tan imprecisa como preguntar “¿cuánto cuesta un automóvil?” Todo depende del modelo, la cantidad de automóviles, si el “costo” se refiere al costo de producirlo, comprarlo, operarlo, etc. La mayor parte de las estimaciones de los costos de REDD+ –incluyendo los del Informe Stern– se centran en los costos de oportunidad que se refieren a los beneficios económicos perdidos de una mejor alternativa de uso de tierra, es decir, los ingresos perdidos por no conservar las tierras forestales. Esto incluye las ganancias agrícolas y también los beneficios perdidos de la madera, carbón y otros productos aprovechados en formas que degradan los bosques. Un país que pone en marcha REDD+ también deberá asumir costos de transacción e implementación, por ejemplo, los costos de establecer un sistema REDD+ e implementar las políticas necesarias para alcanzar los objetivos REDD+. Por lo tanto, la suma de los costos de oportunidad, los costos de implementación (excepto aquellos que compensan directamente los costos de oportunidad) y los costos de transacción (de los gobiernos y los usuarios de los bosques) representan una estimación del costo neto total para un país de la deforestación evitada y la degradación.
Sin embargo, es posible que los gobiernos de los países REDD+ estén también interesados en una variante de esta pregunta: ¿cuáles son los costos presupuestarios de REDD+? Los costos de oportunidad no son necesariamente un buen indicador de los costos presupuestarios, ya que todo depende de las políticas elegidas y su efectividad. Solo en un caso particular son los costos presupuestarios idénticos a los costos de oportunidad, e n un sistema hipotéticamente perfecto de Pagos por Servicios Ambientales (PSA): ningún costo de transacción, centrándose solo en los usuarios forestales que planean usar su motosierras en los próximos años e información completa sobre los costos de oportunidad de los usuarios. Estas suposiciones son, por supuesto, muy poco realistas y en la práctica los costos de los sistemas de PSA serán mucho más altos –siempre y cuando la tenencia de tierra y otras condiciones los permitan.
Existen muchas otras políticas REDD+. Los gobiernos podrían emitir permisos para la conversión de los bosques, establecer áreas de protección forestal y aumentar el cumplimiento de leyes y regulaciones forestales sin compensación alguna para los usuarios forestales actuales o futuros. En este caso, los costos presupuestarios podrían ser menores que los costos de oportunidad.
Una tercera opción son las políticas agrícolas que hacen el cultivo de la tierra existente más atractivo que la invasión de bosques. ¿Cuánto les costarán estas políticas a los gobiernos? Investigación llevada a cabo por un grupo de científicos liderados por Brendan Fischer de la Universidad de Princeton publicado en Nature Climate Change analiza esta cuestión para el caso específico de Tanzania. Estos investigadores calculan primero los costos de oportunidad de REDD+ medido en términos de los beneficios existentes de la producción agrícola y de carbono y determinan que estos se encuentran entre US$3.20 y US$5.50 por tCO2, muy por debajo de los precios de carbono actuales en el mercado europeo de carbono.
Luego este equipo de investigación aborda la siguiente pregunta: ¿cuánto le va a costar a los gobiernos o los donantes implementar una política que aumente la productividad agrícola y la eficiencia del carbón, liberando así la presión sobre los bosques? El costo calculado por estos investigadores se ubica en el rango de los US$4.60-US$9.40 por CO2, es decir, muy por encima de los costos de oportunidad.
Una de las principales ventajas de promover la productividad agrícola y la eficiencia del carbón es que se pueden alcanzar los múltiples objetivos de la producción de alimentos y energía junto con la mitigación del cambio climático. Los autores también argumentan muy convincentemente que el aumento de la producción agrícola reduce el riesgo de fugas (más aclareo en otros lugares) en comparación con un proyecto puro de conservación que solo restringe la expansión agrícola.
El incremento de la productividad agrícola para detener la deforestación (hipótesis de Borlaug) o el aumento en la eficiencia del combustible para reducir la degradación de los bosques son medidas de políticas REDD+ que cada vez están captando más interés. Sin embargo, cabe una advertencia. La investigación sobre el vínculo entre las tecnológicas agrícolas y la deforestación, también llevada a cabo por CIFOR, ha destacado que en muchos casos, el impacto directo del aumento de la productividad en ciertos lugares es simplemente hacer la expansión agrícola en bosques más rentable, aumentando en lugar de reducir la deforestación. Los incrementos en la productividad son con frecuencia necesarios pero no suficientes para obtener resultados positivos para la conservación forestal. Así como hace 150 años se observó que el uso más eficiente del carbón en Inglaterra no reducía el consumo del mismo (paradoja de Jevons), hay preocupación en la actualidad del efecto rebote de una tecnología doméstica mejorada de energía (como lo destacaron Fisher y sus coautores). La implicación es que las políticas que tienen como objetivo mejorar la eficiencia de los combustibles necesitan combinarse con un mejor control del aprovechamiento.
Entonces, ¿cuál es el verdadero costo de REDD+? La respuesta aburrida es: “depende”. Sin embargo, estamos obteniendo mejores pruebas de los factores de los que dependen los costos gracias a artículos como el de Fisher y sus colegas. En primer lugar depende de qué tipo de costos estamos hablando: los de la sociedad en general, el gobierno, los usuarios forestales locales o los comercializadores de comodidades. En segundo lugar, depende en gran medida de la combinación de políticas elegidas para implementar REDD+. Si bien REDD+ puede contribuir significativamente a la mitigación general del cambio climático, coincidimos con los autores en que posiblemente no sea tan económico como se pensó en un principio algunos años atrás.
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