Max Murillo Mendoza
En estos últimos veinte años, los grupos de poder mundiales se han encargado de arrinconar a los estados nacionales, para hacer consorcios poderosos y paralelos e incluso más poderosos que los mismos estados. Intereses creados ya no para defender estrategias de estado sino de oscuros grupos de poder mediáticos, armamentísticos, biológicos y petroleros, sobre todo. Estas oligarquías mundiales no tienen rostro ni fronteras. Persiguen apetitos voraces de lucro desmedido, que tienen sus tentáculos en el narcotráfico, la banca y las industrias de armamentos para las distintas guerras inventadas por ellos. Para todo eso, estos grupos de poder tienen que controlar el flujo de información: manipulación, juego de agencias de inteligencia, espionaje, asesinatos y compra de información y control a cualquier costo.
Felizmente la impunidad tiene patas cortas, ni siquiera los poderes más absolutos e intocables quedan al final impunes. Y la historia nos ha demostrado que siempre existirán quiénes desde su conciencia se aferren a la verdad, a la transparencia y la honestidad; aunque tengan que enfrentarse a monstruos y titanes del mal y sin rostro alguno. En estos tiempos cibernéticos, donde las revoluciones de la informática y las computadoras han modificado absolutamente todo concepto de información, los grupos de poder no han escatimado esfuerzos ni economía para controlar estos flujos de información. La oligarquía norteamericana, porque hasta la burguesía norteamericana está muriendo, se ha apoderado de la CIA y el Pentágono. El desprecio que tienen por el mundo es impresionante, es decir el miedo que tienen. Lo sabemos gracias a los archivos secretos que WikiLeaks puso a disposición del mundo. Un pueblo informado es potencialmente peligroso para los grupos de poder. Y si la información es poder pues Julian Assange entrega información a los pueblos del mundo, para desenmascarar los oscuros intereses de oligarquías transnacionales, que utilizan a los estados nacionales para sus intereses mezquinos y de lucro desmedido.
Esta es una demostración contundente de cómo utilizar los archivos, la información, para cambiar las estructuras injustas de nuestras sociedades. Para modificar las arcaicas mentalidades de cómo tratar los sistemas de información, sobre todo el de la televisión y los periódicos que en el tercer mundo son los más antinacionales, y destructores de las culturas y los sistemas comunitarios de reciprocidad. Qué más ejemplo de tenacidad y valor, de Julian Assange, para asaltar y destruir los muros del poder de los grupos de poder del mundo?
Desde Bolivia debemos, tenemos que solidarizarnos con este paladín de los archivos informáticos, con su actitud democrática y revolucionaria hacia todas las sociedades del mundo. Probablemente los poderes oscuros del mundo se impongan sobre Julian Assange, manipulando a los sistemas de justicia del primer mundo; pero el hecho está consumado. Este héroe y apasionado archivista informático ha hecho su papel, ya no interesa que los barones del poder actúen sobre él. Nos toca actuar a los distintos colectivos del mundo, para seguir este ejemplo de desnudar y poner a disposición del pueblo, de la gente, de nosotros los de a pie, todos esos archivos “secretos” imperiales, conectados a los distintos grupos de poder autóctonos, que se sirven de sus patrones para destruir y destruir lo poco de riqueza que ya queda en nuestros territorios. Es un imperativo categórico desmantelar toda esa farsa diplomática de las embajadas, utilizadas para negocios personales y grupales, que nada tienen que ver con los intereses nacionales o de nuestras colectividades. A ver si nos queda algo de coraje para seguir este ejemplo.
Cochabamba, 9 de diciembre de 2010.
En estos últimos veinte años, los grupos de poder mundiales se han encargado de arrinconar a los estados nacionales, para hacer consorcios poderosos y paralelos e incluso más poderosos que los mismos estados. Intereses creados ya no para defender estrategias de estado sino de oscuros grupos de poder mediáticos, armamentísticos, biológicos y petroleros, sobre todo. Estas oligarquías mundiales no tienen rostro ni fronteras. Persiguen apetitos voraces de lucro desmedido, que tienen sus tentáculos en el narcotráfico, la banca y las industrias de armamentos para las distintas guerras inventadas por ellos. Para todo eso, estos grupos de poder tienen que controlar el flujo de información: manipulación, juego de agencias de inteligencia, espionaje, asesinatos y compra de información y control a cualquier costo.
Felizmente la impunidad tiene patas cortas, ni siquiera los poderes más absolutos e intocables quedan al final impunes. Y la historia nos ha demostrado que siempre existirán quiénes desde su conciencia se aferren a la verdad, a la transparencia y la honestidad; aunque tengan que enfrentarse a monstruos y titanes del mal y sin rostro alguno. En estos tiempos cibernéticos, donde las revoluciones de la informática y las computadoras han modificado absolutamente todo concepto de información, los grupos de poder no han escatimado esfuerzos ni economía para controlar estos flujos de información. La oligarquía norteamericana, porque hasta la burguesía norteamericana está muriendo, se ha apoderado de la CIA y el Pentágono. El desprecio que tienen por el mundo es impresionante, es decir el miedo que tienen. Lo sabemos gracias a los archivos secretos que WikiLeaks puso a disposición del mundo. Un pueblo informado es potencialmente peligroso para los grupos de poder. Y si la información es poder pues Julian Assange entrega información a los pueblos del mundo, para desenmascarar los oscuros intereses de oligarquías transnacionales, que utilizan a los estados nacionales para sus intereses mezquinos y de lucro desmedido.
Esta es una demostración contundente de cómo utilizar los archivos, la información, para cambiar las estructuras injustas de nuestras sociedades. Para modificar las arcaicas mentalidades de cómo tratar los sistemas de información, sobre todo el de la televisión y los periódicos que en el tercer mundo son los más antinacionales, y destructores de las culturas y los sistemas comunitarios de reciprocidad. Qué más ejemplo de tenacidad y valor, de Julian Assange, para asaltar y destruir los muros del poder de los grupos de poder del mundo?
Desde Bolivia debemos, tenemos que solidarizarnos con este paladín de los archivos informáticos, con su actitud democrática y revolucionaria hacia todas las sociedades del mundo. Probablemente los poderes oscuros del mundo se impongan sobre Julian Assange, manipulando a los sistemas de justicia del primer mundo; pero el hecho está consumado. Este héroe y apasionado archivista informático ha hecho su papel, ya no interesa que los barones del poder actúen sobre él. Nos toca actuar a los distintos colectivos del mundo, para seguir este ejemplo de desnudar y poner a disposición del pueblo, de la gente, de nosotros los de a pie, todos esos archivos “secretos” imperiales, conectados a los distintos grupos de poder autóctonos, que se sirven de sus patrones para destruir y destruir lo poco de riqueza que ya queda en nuestros territorios. Es un imperativo categórico desmantelar toda esa farsa diplomática de las embajadas, utilizadas para negocios personales y grupales, que nada tienen que ver con los intereses nacionales o de nuestras colectividades. A ver si nos queda algo de coraje para seguir este ejemplo.
Cochabamba, 9 de diciembre de 2010.
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