Por: Miguel García Angelo
Una de las últimas producciones intelectuales más desafiantes, no solamente a la historia boliviana intencionalmente mal contada y recreada desde las diferentes instituciones sociales hasta las producciones propias de la intelectualidad nacional y escrita aperiodísticamente en los diarios del país desde la Guerra Federal de 1899 hasta nuestros días, y sugestivas para repensar y seguir profundizando el nuevo Estado Boliviano, fue presentado el libro “El indio en la prensa: representación racial de la prensa boliviana con respecto a los levantamientos indígenas/campesinos (1899-2003)”, del pensador social Yuri F. Tórrez en la ciudad de Cochabamba.
El libro de Tórrez describe la concepción y práctica racista y discriminatoria que reflejaron periódicos nacionales desde 1899 hasta el 2002; veamos los siguientes ejemplos: “…Ponga término a los salvajes excesos en que se ejercita el carácter feroz del indio aimará...” reflejaba el periódico cochabambino El Heraldo un 27 de enero de 1899; “…será una guerra de civilización y la barbarie, entre razas progresistas o refractarias… hoy tiene como sombra negra, como terrible amenaza, a su indiada aimará…” se escribía en el periódico chuquisaqueño El Correo del Plata un 18 de febrero de 1899; “… una medida de represión enérgica, se impone atajo al desborde sanguinario de los indios; ya un distinguido publicista boliviano, ha dicho entre otras cosas lo siguiente: Hay una época del año en que la Municipalidad se preocupa de hacer envenenar a los perros y arrojarlos puente abajo, sería una medida muy eficaz, si se hiciera con los indios otro tanto…” reflejaba el periódico paceño La Reforma un 15 de marzo de 1921; el artículo Don Demetrio Canelas y los alzamientos indigenales, publicado en el periódico La Razón, de La Paz, un 21 de agosto de 1927 decía “… la raza indígena está evidentemente en una condición degradante. La libertad no ha sido aún conquistada para ella. El régimen de la propiedad rural, asimila al indio en Bolivia al siervo de la edad media. No tiene, por tanto, independencia y soberanía económica. Tampoco tiene cultura…”; “…No es posible permitir que abusando de la ignorancia de nuestros campesinos se los lleve a extremos censurables. La ansiedad de la raza indígena, es explotada con fines políticos, confundiendo un problema social con un elemento más de acción proselitista…” describía el periódico también paceño La Noche un 27 de julio de 1947; también, un 24 de noviembre de 1979, en el periódico de Cochabamba Los Tiempos, en el artículo de Manuel Zanzetenea se describía que “… una mayoría de los escritores coincide en que para incorporar al indio a la civilización moderna se precisa plantear el asunto desde el punto de vista económico...” Finalmente, ya llegando a la actual década, en la columna editorial del periódico paceño La Prensa (un 5 de octubre de 2000), se escribía que “…en Bolivia, la modernización no ha sido suficiente para transformar del todo al agro… también se encuentra en la innegable carga racista de los sublevados y en sus utopías de regreso a un imaginario paraíso pre-capitalista e incluso pre-colonial. Idealizar el pasado es una típica reacción en contra de los incesantes y casi crueles – darwinistas – mutuaciones de la sociedad moderna…”; otra editorial de fecha 8 de octubre de 2000, titulada El Mallku plantea una guerra racial en el periódico El Diario de La Paz muestra que “…en cambio el móvil de la insurrección aymara es muy distinto y, a la vez, más grave. No persigue fines económicos, sino que plantea una guerra racial a partir de las posiciones de su líder Felipe Quispe, un ex terrorista del Ejercito Guerrillero Tupac Katari, quien proclamó la expulsión de los ´blancos´ del país y que ha llegado la hora de la venganza aymara después de 500 años de esclavitud…”.
Todas las citas descritas anteriormente son apenas una pincelada de la riqueza de información histórica que presenta el libro de Tórrez. Casualmente, o mejor dirían los holistas que la historia no es lineal por lo que los hechos siempre se repetirán, estas últimas semanas Bolivia debate la Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminación, ya promulgada por cierto, y como si la historia refrescase la memoria nacional, en particular a quienes son periodistas y dueños de medios de comunicación, y que hoy en día cuestionan dicha ley les dijese que el indio en la prensa es también un sujeto – y no objeto - pleno del derecho a la comunicación y a la información.
Una de las últimas producciones intelectuales más desafiantes, no solamente a la historia boliviana intencionalmente mal contada y recreada desde las diferentes instituciones sociales hasta las producciones propias de la intelectualidad nacional y escrita aperiodísticamente en los diarios del país desde la Guerra Federal de 1899 hasta nuestros días, y sugestivas para repensar y seguir profundizando el nuevo Estado Boliviano, fue presentado el libro “El indio en la prensa: representación racial de la prensa boliviana con respecto a los levantamientos indígenas/campesinos (1899-2003)”, del pensador social Yuri F. Tórrez en la ciudad de Cochabamba.
El libro de Tórrez describe la concepción y práctica racista y discriminatoria que reflejaron periódicos nacionales desde 1899 hasta el 2002; veamos los siguientes ejemplos: “…Ponga término a los salvajes excesos en que se ejercita el carácter feroz del indio aimará...” reflejaba el periódico cochabambino El Heraldo un 27 de enero de 1899; “…será una guerra de civilización y la barbarie, entre razas progresistas o refractarias… hoy tiene como sombra negra, como terrible amenaza, a su indiada aimará…” se escribía en el periódico chuquisaqueño El Correo del Plata un 18 de febrero de 1899; “… una medida de represión enérgica, se impone atajo al desborde sanguinario de los indios; ya un distinguido publicista boliviano, ha dicho entre otras cosas lo siguiente: Hay una época del año en que la Municipalidad se preocupa de hacer envenenar a los perros y arrojarlos puente abajo, sería una medida muy eficaz, si se hiciera con los indios otro tanto…” reflejaba el periódico paceño La Reforma un 15 de marzo de 1921; el artículo Don Demetrio Canelas y los alzamientos indigenales, publicado en el periódico La Razón, de La Paz, un 21 de agosto de 1927 decía “… la raza indígena está evidentemente en una condición degradante. La libertad no ha sido aún conquistada para ella. El régimen de la propiedad rural, asimila al indio en Bolivia al siervo de la edad media. No tiene, por tanto, independencia y soberanía económica. Tampoco tiene cultura…”; “…No es posible permitir que abusando de la ignorancia de nuestros campesinos se los lleve a extremos censurables. La ansiedad de la raza indígena, es explotada con fines políticos, confundiendo un problema social con un elemento más de acción proselitista…” describía el periódico también paceño La Noche un 27 de julio de 1947; también, un 24 de noviembre de 1979, en el periódico de Cochabamba Los Tiempos, en el artículo de Manuel Zanzetenea se describía que “… una mayoría de los escritores coincide en que para incorporar al indio a la civilización moderna se precisa plantear el asunto desde el punto de vista económico...” Finalmente, ya llegando a la actual década, en la columna editorial del periódico paceño La Prensa (un 5 de octubre de 2000), se escribía que “…en Bolivia, la modernización no ha sido suficiente para transformar del todo al agro… también se encuentra en la innegable carga racista de los sublevados y en sus utopías de regreso a un imaginario paraíso pre-capitalista e incluso pre-colonial. Idealizar el pasado es una típica reacción en contra de los incesantes y casi crueles – darwinistas – mutuaciones de la sociedad moderna…”; otra editorial de fecha 8 de octubre de 2000, titulada El Mallku plantea una guerra racial en el periódico El Diario de La Paz muestra que “…en cambio el móvil de la insurrección aymara es muy distinto y, a la vez, más grave. No persigue fines económicos, sino que plantea una guerra racial a partir de las posiciones de su líder Felipe Quispe, un ex terrorista del Ejercito Guerrillero Tupac Katari, quien proclamó la expulsión de los ´blancos´ del país y que ha llegado la hora de la venganza aymara después de 500 años de esclavitud…”.
Todas las citas descritas anteriormente son apenas una pincelada de la riqueza de información histórica que presenta el libro de Tórrez. Casualmente, o mejor dirían los holistas que la historia no es lineal por lo que los hechos siempre se repetirán, estas últimas semanas Bolivia debate la Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminación, ya promulgada por cierto, y como si la historia refrescase la memoria nacional, en particular a quienes son periodistas y dueños de medios de comunicación, y que hoy en día cuestionan dicha ley les dijese que el indio en la prensa es también un sujeto – y no objeto - pleno del derecho a la comunicación y a la información.
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