4 de mayo de 2010

Homenaje a Jaime Escalante: pedagogo de la matemática

De cada diez bolivianos siete u ocho personas odian la matemática. Es una cifra aproximada que se puede confirmar en cualquier ámbito social. La mayoría de los aspirantes a la educación superior buscan carreras donde no exista la materia de matemática. La realidad es dura, las ciencias sociales y humanas no pueden prescindir de ella porque simplemente es el lenguaje de la ciencia. En ese contexto de desamor, en otro país, el Maestro Jaime Escalante hizo que sus estudiantes amen la matemática, lo que le significó el éxito a él y a los suyos e hizo quedar muy bien a Bolivia.
¿Hasta cuándo lo político por encima de lo pedagógico? Un prestigioso periodista de nuestro medio a través de su programa televisivo inició la campaña para la condecoración en vida al profesor Escalante con el “Cóndor de los Andes”, a pesar del amplio respaldo de la población, no fue escuchado en el campo político. Después de su sensible fallecimiento del maestro y la difusión de la noticia, solicité que alguna entidad le haga un homenaje a la altura de su gesta. El director de una institución de educación me respondió con tonillo despectivo: ¿Qué aporte ha hecho? Medité ¡No hay peor educador como aquél que no quiere reconocer el éxito de los demás!
El logro de Jaime Escalante y de su obra pedagógica se puede sintetizar así: sus estudiantes del Instituto (preparatoria) Garfield de Los Ángeles (Estado Unidos), aprobaron el examen de cálculo avanzado para el ingreso a la universidad. En 1982 su primer grupo fue investigado por sospecha de trampa en el examen por El Servicio Educacional de Pruebas (The Educational Testing Service). En la repetición de otro examen, más difícil por cierto, el grupo volvió a aprobarlo. Los posteriores años el número de aprobados fueron aumentando. Este hecho real lo llevaron a la pantalla grande en el film: “Con Ganas de Triunfar” con actores famosos de Hollywood como ser: Edgard James Olmos, Andy García y Lou Diamond Phillips.
Es tan difícil ser exitoso en otro país, en otro contexto y otra cultura. Los que no reconocen a los nuestros deberían aprender de Jaime Escalante, porque en su práctica pedagógica hacía énfasis en su cultura de la que él estaba orgulloso. Una faceta recreada por el imaginario popular cuenta: A los que terminaban la prueba de cálculo el Maestro Escalante les daba un apretón de manos y un abrazo diciéndoles: –Muy bien llok’alla. Los estudiantes le preguntaron: –¿Maestro qué quiere decir llok’alla? Él respondió:
–Llok’alla es superior a superman. ¿Cómo hacía amar la matemática Escalante? Relacionaba la ciencia con la vida cotidiana, proponía niveles de exigencia gradualmente, les abría caminos a la educación superior y a una vida mejor, era un maestro exigente y tenía identidad cultural.
¿Cómo empezamos a odiar la matemática en nuestro medio? Cuando en la escuela primaria los regentes para mantener el curso en silencio dan ejercicios de aritmética (suma, sustracción, multiplicación y división) con cifras exorbitantes porque piensan que educación es hacer callar a los niños. Y esa es la crisis de la educación boliviana, la mayoría quiere estudiar profesiones de servicio y no se orientan al sector productivo-tecnológico, entre otras razones, por temor a la matemática. Otro boliviano valioso como Ivan Guzmán de Rojas denunció en su libro: “Niño vs. Número” (1979), el sadismo y el machismo en la enseñanza de las matemáticas a la niñez. Esto ocurre cuando se inculca que las matemáticas son para los “capos” y los superdotados y cuando se imbuye que “las niñas no sirven para las matemáticas”.
La matemática una ciencia tan cotidiana y universal nos la hacen odiar algunos (as) instructores (as); una ciencia tan útil que nos abre puertas a la tecnología y a la ciencia. Esta es la crisis de la enseñanza de la matemática, donde se enseña a resolver ejercicios mecánicamente y no a formular modelos creativos para resolver problemas concretos en diferentes áreas de la vida: Con razón se dice por ahí que ciertas personas calculan pero no razonan. Es la enseñanza de la matemática mecanicista, perversa y discriminadora. La solución pasa por transformar el sistema escolar y abrirnos a la enseñanza recreativa y creativa de la matemática, a los juegos de razonamiento lógico y a las lógicas de la vida, vinculado al avance de la ciencia y a la tecnología. Lo anterior será fructífero planteando el nuevo perfil de formación de maestros de matemáticas, cuando sientan que educar es alentar y no reproduzcan los docentes tradicionales su frustración haciendo desdichados a los niños y a las niñas.
Hace muchos años atrás, un ministro de educación preguntó a su equipo: – ¿Por qué no lo invitamos al profesor Escalante a la reforma educativa para que colabore con las innovaciones metodológicas en la enseñanza de la matemática? La respuesta de una viceministra fue terminante: – ¡Que nos puede enseñar ese profesor agringolado! Que paradójico es este suceso, mientras fue condecorado y reconocido por la sociedad norteamericana, por un ex presidente y el actual mandatario de los EE.UU., en su propia tierra no fue valorado en vida como debiera ser.
La sabiduría popular talvez nos dé una explicación abreviada de esta situación: Dos pescadores uno de Norteamérica y otro de Bolivia estaban pescando y tenían ambos cangrejos que los usaban de carnada. El recipiente del norteamericano tenía tapa porque los cangrejos subían y escapaban, unas a otras se empujaban hacia arriba. El balde del boliviano no tenía tapa. El gringo preguntó –¿Qué usas? El boliviano respondió –Lo mismo que vos, cangrejos. El gringo insistió y dijo –No puede ser, tu balde no tiene tapa. Su interlocutor respondió –Los cangrejos son bolivianos. El gringo volvió a preguntar –¿Cuál es la diferencia? El pescador boliviano reveló: –Cuando los cangrejos bolivianos se mueven hacia arriba, el otro que está abajo no soporta que escape y jala para abajo.
Este es otro de los rostros de la crisis de la educación en nuestro país: la misma es conducida por “funcionarios” que no dejan que los educadores por competencia y por práctica pedagógica la dirijan. Sostengo que los maestros desarrollen las dimensiones pedagógica-política y político-pedagógica sin deformarla, también reclamo que la responsabilidad en la conducción de la educación se prioricen las competencias profesionales y los valores, porque sencillamente no se puede transformar lo que no se conoce y no se puede amar ni enseñar a amar lo que no se siente. Desde esta columna mi homenaje al Maestro Jaime Escalante –dejando a un lado al ministerio del ramo que es un misterio, a la indiferencia de los “políticos” que no diferencian entre demagogia y pedagogía, argucia y argumento–, la población valora plenamente la ejemplar obra educativa del maestro. Que los lectores saquen sus propias conclusiones: ¿El profesor Escalante habría tenido el mismo éxito si se quedaba en el país?.

Rolando Barral Zegarra
Docente investigador de la UMSA
rolyba17@hotmail.com

2 comentarios:

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