Tinku Verbal - Andrés Gómez Vela
La historia y ERBOL
Estos últimos días, el poder se ocupó de Erbol y lo expuso en un escaparate. Y cuando el poder ataca públicamente a una institución es porque no tiene la llave para controlarla y las falacias que formula se desmoronan frente a su independencia. La palabra del poder no puede contra el poder de la palabra porque esta última se sustenta en la verdad y aquella, generalmente, sobrevive sobre la mentira.
En el caso de Erbol, la historia testifica el valor de sus acciones y esclarece todas las posibles dudas del solipsismo del poder. Veamos:
• Cuando Evo Morales era todavía un niño de 10 años, Erbol ya había comenzado a enseñar a los marginados a leer, a escribir, y, fundamentalmente, a promover pensamiento político para que un día haya un Presidente como él.
•Cuando la exclusión indígena era casi natural en la década del 60, Erbol ya fomentaba el uso de las lenguas originarias en la programación de sus radios para recuperar la autoestima y revalorizar las culturas indígenas originarias campesinas; por lo que los bautizaron como “indio radios”.
• Cuando hablaban y hacían política sólo los poderosos, Erbol abrió sus micrófonos al pueblo (hoy rebautizado como movimientos y organizaciones sociales) para que tome la palabra y después tome el poder, con ese fin formó líderes obreros, campesinos, indígenas, quienes han ido desbrozando el camino hacia el gobierno desde las décadas del 60 y 70.
•Cuando la derecha fascista impuso la dictadura en el país, decenas de trabajadores y sacerdotes de Erbol fueron asesinados, perseguidos, torturados, exiliados; enfrentó a la dictadura a través de las cadenas radiales mineras con las únicas armas que tenía: la palabra y la verdad; y coadyuvó en el retorno de la democracia a través del apoyo logístico y directo a la huelga de hambre de las cuatro mujeres que derrocaron a Banzer.
• Cuando el gobierno de Víctor Paz impuso el sistema neoliberal, Erbol acompañó la marcha por la vida de mineros, relocalizados, obreros empobrecidos, campesinos marginados y propugno un sistema económico más humano.
• Cuando estallaron las movilizaciones de principios del siglo XXI, la “guerra del agua”, los bloqueos campesinos en el altiplano, Erbol acompañó la resistencia del pueblo en busca de un Estado nacional.
• Cuando El Alto sufrió la masacre y comenzó la insurrección revolucionaria en Octubre 2003, Erbol se convirtió en una asamblea virtual del pueblo, sufrió atentados, amenazas y puso en riesgo la vida de sus periodistas. Por la cobertura informativa de ese hecho, el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada culpó a Erbol de su caída. Hoy algunas responsables del MAS culpan a Erbol de causar su baja votación en El Alto y su derrota en La Paz.
• Cuando el MAS ganó las elecciones por primera vez en diciembre de 2005 un grupo de políticos tradicionales increpó a Erbol: “¿Están contentos? Acaban de parir a un indio Presidente, ya verán cómo les va a ir”.
Este paseo histórico demuestra que Erbol nació al lado de los marginados del futuro, de los excluidos de la esperanza, de los más necesitados de palabra.
Las decisiones de Erbol son producto de la deliberación y de un alto razonamiento colectivo en un amplio escenario democrático: la Asamblea Anual. Esta instancia decidió apoyar el proceso de cambio que arrancó con intensidad el año 2000 y llegó a su clímax el 2003. También determinó impulsar y defender la Asamblea Constituyente y sostener el proceso de cambio frente a la derecha fascista y apátrida.
Por cumplir con sus principios, los grupos de choque de las fuerzas conservadoras casi queman las radios de Erbol: Aclo Sucre; San Miguel de Riberalta, Juan XXIII de San Ignacio de Velasco, Alternativa de Santa Cruz; Ichilo de Yapacaní. No sólo eso, por ser consecuente, puso en riesgo la vida de sus periodistas, quienes han sufrido agresiones, insultos y calumnias.
Erbol decidió en marzo de 2009 cuidar el proceso de cambio fomentando un pensamiento crítico y exigiendo consecuencia en las acciones gubernamentales porque “los principios no se negocian”, diría Fidel Castro. La Asamblea de 2010 ratificó esa posición y determinó informar para que el cambio llegue a cada uno de los hogares de los bolivianos. Pues, todo cambio revolucionario requiere pensamiento crítico para sostenerse en el tiempo, escribiría Ernesto “Che” Guevara.
Erbol fomenta la crítica constructiva, en los términos de Luis Espinal, “porque es aquella que se dirige a los amigos. Si no fuesen amigos, ¿para qué ofrecerles el servicio de una crítica constructiva? Pero como la crítica constructiva suele doler, casi siempre se interpreta como crítica destructiva y malévola. Y entonces ¿vamos a perder un medio tan importante para no repetir errores u olvidos como en la crítica y la autocrítica? (…) Pero, por favor, no nos consideren enemigos cuando hacemos alguna crítica constructiva. ¿No es esto un presupuesto para una verdadera democracia?”.
Nuestra crítica es como la de una madre a un hijo, nutre su alma, y es como un faro que ilumina mejor su inteligencia. Sólo los oportunistas no critican porque temen perder su pega y prefieren vivir bajo la sombra del poderoso de turno.
Erbol no es un simple medio, Erbol es un proyecto político de comunicación con una opción muy clara: los pobres. Muchos gobernantes no lo han entendido, entre ellos los ex presidentes Sánchez de Lozada, quien pretendió silenciarnos por informar sobre la Masacre de Octubre, y el ex presidente Carlos Mesa, quien quiso descalificarnos, en su libro Historia de Bolivia, escribiendo que “la Red Erbol tomó liderazgo en el comienzo del siglo XXI, aunque con un sesgo ideológico muy marcado”. ¿Será que el poder actual lo entiende?
Por las razones expuestas Erbol es patrimonio de Bolivia, es la Red Multilingüe que une al país. Erbol mira de frente a los actores políticos de turno porque tiene moral para hacerlo, por sus cabinas pasan todas las personas, desde aquellas que no piensan igual que nosotros hasta los que comparten nuestros sueños.
Erbol es causa del proceso, no es consecuencia. Para Erbol, el cambio está más allá de un partido o de un político porque la historia aún no ha dado su última palabra sobre lo que estamos viviendo en este momento en Bolivia.
La historia y ERBOL
Estos últimos días, el poder se ocupó de Erbol y lo expuso en un escaparate. Y cuando el poder ataca públicamente a una institución es porque no tiene la llave para controlarla y las falacias que formula se desmoronan frente a su independencia. La palabra del poder no puede contra el poder de la palabra porque esta última se sustenta en la verdad y aquella, generalmente, sobrevive sobre la mentira.
En el caso de Erbol, la historia testifica el valor de sus acciones y esclarece todas las posibles dudas del solipsismo del poder. Veamos:
• Cuando Evo Morales era todavía un niño de 10 años, Erbol ya había comenzado a enseñar a los marginados a leer, a escribir, y, fundamentalmente, a promover pensamiento político para que un día haya un Presidente como él.
•Cuando la exclusión indígena era casi natural en la década del 60, Erbol ya fomentaba el uso de las lenguas originarias en la programación de sus radios para recuperar la autoestima y revalorizar las culturas indígenas originarias campesinas; por lo que los bautizaron como “indio radios”.
• Cuando hablaban y hacían política sólo los poderosos, Erbol abrió sus micrófonos al pueblo (hoy rebautizado como movimientos y organizaciones sociales) para que tome la palabra y después tome el poder, con ese fin formó líderes obreros, campesinos, indígenas, quienes han ido desbrozando el camino hacia el gobierno desde las décadas del 60 y 70.
•Cuando la derecha fascista impuso la dictadura en el país, decenas de trabajadores y sacerdotes de Erbol fueron asesinados, perseguidos, torturados, exiliados; enfrentó a la dictadura a través de las cadenas radiales mineras con las únicas armas que tenía: la palabra y la verdad; y coadyuvó en el retorno de la democracia a través del apoyo logístico y directo a la huelga de hambre de las cuatro mujeres que derrocaron a Banzer.
• Cuando el gobierno de Víctor Paz impuso el sistema neoliberal, Erbol acompañó la marcha por la vida de mineros, relocalizados, obreros empobrecidos, campesinos marginados y propugno un sistema económico más humano.
• Cuando estallaron las movilizaciones de principios del siglo XXI, la “guerra del agua”, los bloqueos campesinos en el altiplano, Erbol acompañó la resistencia del pueblo en busca de un Estado nacional.
• Cuando El Alto sufrió la masacre y comenzó la insurrección revolucionaria en Octubre 2003, Erbol se convirtió en una asamblea virtual del pueblo, sufrió atentados, amenazas y puso en riesgo la vida de sus periodistas. Por la cobertura informativa de ese hecho, el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada culpó a Erbol de su caída. Hoy algunas responsables del MAS culpan a Erbol de causar su baja votación en El Alto y su derrota en La Paz.
• Cuando el MAS ganó las elecciones por primera vez en diciembre de 2005 un grupo de políticos tradicionales increpó a Erbol: “¿Están contentos? Acaban de parir a un indio Presidente, ya verán cómo les va a ir”.
Este paseo histórico demuestra que Erbol nació al lado de los marginados del futuro, de los excluidos de la esperanza, de los más necesitados de palabra.
Las decisiones de Erbol son producto de la deliberación y de un alto razonamiento colectivo en un amplio escenario democrático: la Asamblea Anual. Esta instancia decidió apoyar el proceso de cambio que arrancó con intensidad el año 2000 y llegó a su clímax el 2003. También determinó impulsar y defender la Asamblea Constituyente y sostener el proceso de cambio frente a la derecha fascista y apátrida.
Por cumplir con sus principios, los grupos de choque de las fuerzas conservadoras casi queman las radios de Erbol: Aclo Sucre; San Miguel de Riberalta, Juan XXIII de San Ignacio de Velasco, Alternativa de Santa Cruz; Ichilo de Yapacaní. No sólo eso, por ser consecuente, puso en riesgo la vida de sus periodistas, quienes han sufrido agresiones, insultos y calumnias.
Erbol decidió en marzo de 2009 cuidar el proceso de cambio fomentando un pensamiento crítico y exigiendo consecuencia en las acciones gubernamentales porque “los principios no se negocian”, diría Fidel Castro. La Asamblea de 2010 ratificó esa posición y determinó informar para que el cambio llegue a cada uno de los hogares de los bolivianos. Pues, todo cambio revolucionario requiere pensamiento crítico para sostenerse en el tiempo, escribiría Ernesto “Che” Guevara.
Erbol fomenta la crítica constructiva, en los términos de Luis Espinal, “porque es aquella que se dirige a los amigos. Si no fuesen amigos, ¿para qué ofrecerles el servicio de una crítica constructiva? Pero como la crítica constructiva suele doler, casi siempre se interpreta como crítica destructiva y malévola. Y entonces ¿vamos a perder un medio tan importante para no repetir errores u olvidos como en la crítica y la autocrítica? (…) Pero, por favor, no nos consideren enemigos cuando hacemos alguna crítica constructiva. ¿No es esto un presupuesto para una verdadera democracia?”.
Nuestra crítica es como la de una madre a un hijo, nutre su alma, y es como un faro que ilumina mejor su inteligencia. Sólo los oportunistas no critican porque temen perder su pega y prefieren vivir bajo la sombra del poderoso de turno.
Erbol no es un simple medio, Erbol es un proyecto político de comunicación con una opción muy clara: los pobres. Muchos gobernantes no lo han entendido, entre ellos los ex presidentes Sánchez de Lozada, quien pretendió silenciarnos por informar sobre la Masacre de Octubre, y el ex presidente Carlos Mesa, quien quiso descalificarnos, en su libro Historia de Bolivia, escribiendo que “la Red Erbol tomó liderazgo en el comienzo del siglo XXI, aunque con un sesgo ideológico muy marcado”. ¿Será que el poder actual lo entiende?
Por las razones expuestas Erbol es patrimonio de Bolivia, es la Red Multilingüe que une al país. Erbol mira de frente a los actores políticos de turno porque tiene moral para hacerlo, por sus cabinas pasan todas las personas, desde aquellas que no piensan igual que nosotros hasta los que comparten nuestros sueños.
Erbol es causa del proceso, no es consecuencia. Para Erbol, el cambio está más allá de un partido o de un político porque la historia aún no ha dado su última palabra sobre lo que estamos viviendo en este momento en Bolivia.
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