Max Murillo Mendoza
El 9 de marzo, después de los feriados de carnaval, en las regiones de San Pedro de Buena Vista, municipio del Norte de Potosí, nadie trabajaba. El municipio cerrado por las farras y el sistema educativo de estas regiones había decretado “otros días feriados” hasta el 14 de marzo. Es decir, parálisis total de los sistemas del estado por “usos y costumbres” de los carnavales. Tiene eso sentido? Miles de funcionarios públicos (profesores, trabajadores municipales, concejales, etc) cobraran sin trabajar, y seguro muy puntualmente. Tengo entendido, que en muchas otras regiones y municipios se “respetaron” hasta las últimas consecuencias dichos feriados carnavaleros. Alguien se preocupa por los jóvenes y niños de estas regiones? La discriminación del sistema educativo contra estas regiones sigue vigente. Interesa mucho más casi dos semanas de farras monumentales, que el futuro de los niños y los jóvenes campesinos e indígenas. Los discursos después serán brillantes, y se seguirá izando la bandera todos los lunes con “horas cívicas” tontas, repitiendo que lo más “importante es la educación”. Eso cambiará con la nueva Ley Educativa? No cambiará.
Los sindicatos revolucionarios, probablemente troskistas, del magisterio son simples organismos de defensa de derechos y privilegios grupales. No son entes dedicados al ejercicio educativo y pedagógico. De hecho son grupos, en los pueblos, organizados incluso para delinquir abiertamente en contra de instituciones privadas o estatales dedicadas a salvar lo educativo. El sabotaje cotidiano, vía presión a alumnos y comunidades, funciona sistemáticamente. Y ni en este gobierno, ni en los anteriores, han cambiado esos códigos anti educativos. Si sienten alguna presión de comunidades y organizaciones sociales, pues actúan grupalmente para amenazar con paros y bloqueos, para lo que los sindicatos son efectivos. Pero para la creatividad y el aporte pedagógico dichos sindicatos son enemigos no declarados. El menor esfuerzo y la inercia cotidiana condena a miles de jóvenes indígenas, a un futuro mediocre e incierto, y sin chance alguna en la terrible competencia educativa y laboral de las ciudades bolivianas. Pero eso le interesa al sistema educativo? No, en absoluto.
El sistema educativo está en manos equivocadas. Pero esa ceguera seguirá siendo la lógica de la tragedia de varios capítulos, de nuestro sistema educativo anacrónico, anti pensamiento, anti soñador y anti creativo. Mientras este sistema siga en manos de gente poco creativa y exigente, sino simples funcionarios de estado, pues no cambiará mayor cosa. Los parches y parchecitos seguirán siendo el folklor de todos los gobiernos, a este sistema educativo de aparapita. Donde los parlanchines y discurseadores se llevan la flor, gracias a los poderosos y revolucionarios sindicatos del magisterio. Cobertura e implementación de modernos instrumentos no es sinónimo de calidad educativa. El papel de los educadores es fundamental, y en nuestro sistema educativo no existen educadores, sino funcionarios de estado: de tres horas de trabajo torturador (anacrónico, de carátulas, de copias y repetición memorística) al día y listo. Lo demás depende del azar o que resuelvan los sistemas alternativos de educación, etc.
Dicho lo de arriba y además, mientras no haya un real esfuerzo de las carreras de pedagogía de nuestras universidades, de instituciones privadas con mucha experiencia educativa, y las normales donde se forman (o deforman) los futuros profesores, pues no ocurrirá un cambio en el sistema educativo boliviano. Mientras sólo las normales tengan el monopolio de la educación, las cosas seguirán como siguen: sin ningún rumbo y cambio posible. A la educación boliviana hay que salvarle del monopolio de los sindicatos revolucionarios del magisterio. A la educación boliviana realmente hay que inyectarle dosis de nuevas experiencias educativas, capaces de darle dinámica y desafíos sociales nuevos con los instrumentos pedagógicos a la altura de los acontecimientos actuales. Y la municipalización puede ser un paso importante para salvar lo educativo, sobre todo en las regiones rurales de nuestro país donde todo es invisible desde las altas esferas del estado, y la ausencia de políticas de estado sucede por ese desconocimiento burocrático de lo que realmente sucede en nuestras regiones.
Cochabamba, 13 de Marzo de 2011.
El 9 de marzo, después de los feriados de carnaval, en las regiones de San Pedro de Buena Vista, municipio del Norte de Potosí, nadie trabajaba. El municipio cerrado por las farras y el sistema educativo de estas regiones había decretado “otros días feriados” hasta el 14 de marzo. Es decir, parálisis total de los sistemas del estado por “usos y costumbres” de los carnavales. Tiene eso sentido? Miles de funcionarios públicos (profesores, trabajadores municipales, concejales, etc) cobraran sin trabajar, y seguro muy puntualmente. Tengo entendido, que en muchas otras regiones y municipios se “respetaron” hasta las últimas consecuencias dichos feriados carnavaleros. Alguien se preocupa por los jóvenes y niños de estas regiones? La discriminación del sistema educativo contra estas regiones sigue vigente. Interesa mucho más casi dos semanas de farras monumentales, que el futuro de los niños y los jóvenes campesinos e indígenas. Los discursos después serán brillantes, y se seguirá izando la bandera todos los lunes con “horas cívicas” tontas, repitiendo que lo más “importante es la educación”. Eso cambiará con la nueva Ley Educativa? No cambiará.
Los sindicatos revolucionarios, probablemente troskistas, del magisterio son simples organismos de defensa de derechos y privilegios grupales. No son entes dedicados al ejercicio educativo y pedagógico. De hecho son grupos, en los pueblos, organizados incluso para delinquir abiertamente en contra de instituciones privadas o estatales dedicadas a salvar lo educativo. El sabotaje cotidiano, vía presión a alumnos y comunidades, funciona sistemáticamente. Y ni en este gobierno, ni en los anteriores, han cambiado esos códigos anti educativos. Si sienten alguna presión de comunidades y organizaciones sociales, pues actúan grupalmente para amenazar con paros y bloqueos, para lo que los sindicatos son efectivos. Pero para la creatividad y el aporte pedagógico dichos sindicatos son enemigos no declarados. El menor esfuerzo y la inercia cotidiana condena a miles de jóvenes indígenas, a un futuro mediocre e incierto, y sin chance alguna en la terrible competencia educativa y laboral de las ciudades bolivianas. Pero eso le interesa al sistema educativo? No, en absoluto.
El sistema educativo está en manos equivocadas. Pero esa ceguera seguirá siendo la lógica de la tragedia de varios capítulos, de nuestro sistema educativo anacrónico, anti pensamiento, anti soñador y anti creativo. Mientras este sistema siga en manos de gente poco creativa y exigente, sino simples funcionarios de estado, pues no cambiará mayor cosa. Los parches y parchecitos seguirán siendo el folklor de todos los gobiernos, a este sistema educativo de aparapita. Donde los parlanchines y discurseadores se llevan la flor, gracias a los poderosos y revolucionarios sindicatos del magisterio. Cobertura e implementación de modernos instrumentos no es sinónimo de calidad educativa. El papel de los educadores es fundamental, y en nuestro sistema educativo no existen educadores, sino funcionarios de estado: de tres horas de trabajo torturador (anacrónico, de carátulas, de copias y repetición memorística) al día y listo. Lo demás depende del azar o que resuelvan los sistemas alternativos de educación, etc.
Dicho lo de arriba y además, mientras no haya un real esfuerzo de las carreras de pedagogía de nuestras universidades, de instituciones privadas con mucha experiencia educativa, y las normales donde se forman (o deforman) los futuros profesores, pues no ocurrirá un cambio en el sistema educativo boliviano. Mientras sólo las normales tengan el monopolio de la educación, las cosas seguirán como siguen: sin ningún rumbo y cambio posible. A la educación boliviana hay que salvarle del monopolio de los sindicatos revolucionarios del magisterio. A la educación boliviana realmente hay que inyectarle dosis de nuevas experiencias educativas, capaces de darle dinámica y desafíos sociales nuevos con los instrumentos pedagógicos a la altura de los acontecimientos actuales. Y la municipalización puede ser un paso importante para salvar lo educativo, sobre todo en las regiones rurales de nuestro país donde todo es invisible desde las altas esferas del estado, y la ausencia de políticas de estado sucede por ese desconocimiento burocrático de lo que realmente sucede en nuestras regiones.
Cochabamba, 13 de Marzo de 2011.
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