Max Murillo Mendoza
Los norteamericanos gastan por año 100 mil millones de dólares, en sus servicios secretos, para mantener “aliados” o deshacerse de enemigos, según sus conveniencias estratégicas, en todo el mundo. Lo mantuvieron a Mubarak porque era necesario tener un dictador de mano dura, frente al “peligro islamista” de oriente medio. “Sus medios de incomunicación” tardaron 30 años en descubrir que Mubarak era un dictador. Vaya novedad. Y “celebraron” después la caída de este pillo dictador.
Mubarak se embolsó en estos 30 años 70 mil millones de dólares en sus cuentas bancarias, eso lo saben los norteamericanos; pero no habrá mayores problemas porque la corrupción es parte de la política para Washington, es un mal necesario. Tienen en su territorio a tantos gansters y dictadores, incluidos varios políticos fascistas “bolivianos”, que no se harán mayores problemas con tenerlo también a Mubarak, a ellos el mundo no les interesa en lo más mínimo.
Pero seguirán “promocionando” for export los derechos humanos, seguirán alimentando listas de “países terroristas”, seguirán amenazando a países “narcotraficantes”, seguirán dándonos “lecciones de democracia”, etc. Los “liberales” norteamericanos ya no tienen fundamentos para justificar sus cabronadas por el mundo, sus palabras están vacías de contenidos y el asombro mundial por esas actitudes antihumanas crece inconteniblemente. Hacia América Latina su política exterior siempre fue de las más hipócritas y sangrientas. La historia de intervenciones militares y golpes de estado son parte del folklor militarista made in usa. Que aprovecharon la complicidad de grupos de poder sin identidad alguna, normalmente colonias extranjeras, con nuestros países para consolidar sus negocios turbios y mal olientes. Excusas nunca faltaron: comunismos, socialismos y hoy indigenismos comunistas, etc.
Sin embargo existe también un pueblo norteamericano, aquel que está soportando una de las crisis más arrolladoras de los últimos tiempos, de desocupación, de inseguridad total en lo cotidiano, aquel que paga los platos rotos del despilfarro multimillonario de las cuentas de tantas guerras y “errores” bancarios en los mercados mundiales. Y por qué este pueblo no está en las calles? Cuál es el secreto para mantener domesticados a uno de los pueblos, supuestamente, mejor educados? Como lo hizo Hitler: controlar los medios de comunicación y una dictadura sofisticada de control total por medio de sus servicios secretos altamente tecnológicos. Sólo así pueden controlar a una sociedad de 50 millones de pobres y desocupados, de los 300, donde cada vez más las clases medias se empobrecen y no tienen posibilidades algunas para recuperar los mínimos necesarios de subsistencia. El lavado de cerebro por parte de sus medios de incomunicación es una de las claves para mantener domesticados y controlados al pueblo norteamericano.
Estos tiempos complejos y difíciles son el principio del fin de la soberbia norteamericana. Sus maniobras de acción son cada vez más estrechos. Existe una creciente conciencia de que los norteamericanos, la oligarquía, esta de retirada de muchas regiones del mundo, pues les cuesta mantener, incluso económicamente, la mentira, el cuento americano y el sueño americano, porque todo huele a pesadilla norteamericana.
Cochabamba, 14 de Febrero de 2011.
Los norteamericanos gastan por año 100 mil millones de dólares, en sus servicios secretos, para mantener “aliados” o deshacerse de enemigos, según sus conveniencias estratégicas, en todo el mundo. Lo mantuvieron a Mubarak porque era necesario tener un dictador de mano dura, frente al “peligro islamista” de oriente medio. “Sus medios de incomunicación” tardaron 30 años en descubrir que Mubarak era un dictador. Vaya novedad. Y “celebraron” después la caída de este pillo dictador.
Mubarak se embolsó en estos 30 años 70 mil millones de dólares en sus cuentas bancarias, eso lo saben los norteamericanos; pero no habrá mayores problemas porque la corrupción es parte de la política para Washington, es un mal necesario. Tienen en su territorio a tantos gansters y dictadores, incluidos varios políticos fascistas “bolivianos”, que no se harán mayores problemas con tenerlo también a Mubarak, a ellos el mundo no les interesa en lo más mínimo.
Pero seguirán “promocionando” for export los derechos humanos, seguirán alimentando listas de “países terroristas”, seguirán amenazando a países “narcotraficantes”, seguirán dándonos “lecciones de democracia”, etc. Los “liberales” norteamericanos ya no tienen fundamentos para justificar sus cabronadas por el mundo, sus palabras están vacías de contenidos y el asombro mundial por esas actitudes antihumanas crece inconteniblemente. Hacia América Latina su política exterior siempre fue de las más hipócritas y sangrientas. La historia de intervenciones militares y golpes de estado son parte del folklor militarista made in usa. Que aprovecharon la complicidad de grupos de poder sin identidad alguna, normalmente colonias extranjeras, con nuestros países para consolidar sus negocios turbios y mal olientes. Excusas nunca faltaron: comunismos, socialismos y hoy indigenismos comunistas, etc.
Sin embargo existe también un pueblo norteamericano, aquel que está soportando una de las crisis más arrolladoras de los últimos tiempos, de desocupación, de inseguridad total en lo cotidiano, aquel que paga los platos rotos del despilfarro multimillonario de las cuentas de tantas guerras y “errores” bancarios en los mercados mundiales. Y por qué este pueblo no está en las calles? Cuál es el secreto para mantener domesticados a uno de los pueblos, supuestamente, mejor educados? Como lo hizo Hitler: controlar los medios de comunicación y una dictadura sofisticada de control total por medio de sus servicios secretos altamente tecnológicos. Sólo así pueden controlar a una sociedad de 50 millones de pobres y desocupados, de los 300, donde cada vez más las clases medias se empobrecen y no tienen posibilidades algunas para recuperar los mínimos necesarios de subsistencia. El lavado de cerebro por parte de sus medios de incomunicación es una de las claves para mantener domesticados y controlados al pueblo norteamericano.
Estos tiempos complejos y difíciles son el principio del fin de la soberbia norteamericana. Sus maniobras de acción son cada vez más estrechos. Existe una creciente conciencia de que los norteamericanos, la oligarquía, esta de retirada de muchas regiones del mundo, pues les cuesta mantener, incluso económicamente, la mentira, el cuento americano y el sueño americano, porque todo huele a pesadilla norteamericana.
Cochabamba, 14 de Febrero de 2011.
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