por Osvaldo Chato Peredo
Muchísimos son los lloriqueos de aquellos que, naturalmente, no decían nada cuando se apaleaba, se pateaba en la plaza o en la calle, y se atentaba contra la vida de las personas que opinaban distinto de los que habían impuesto un poder regional en base a impunidad, inmunidad y mitos
Fui concejal durante cinco años y, sin entrar en detalles plañideros solo menciono que en ese periodo batieron el record de atentados contra mi persona y mis hijos, en la calle, en el plenario del Concejo y –para no desconocer la labor de los atentos “atentadores”- debo indicar que también me distinguieron con atentados a domicilio.
Llamativo fue que entonces apelaban al “coraje” camba, a la “nación camba”, a la “moral camba” y hasta a la independencia territorial. Desfilaban en las fiestas patrias y departamentales con inscripciones que mancillaban la verde, blanco y verde. Eran muchos los “moralitos” de estas acciones (algunos ahora son seguidores de los pateados). Y eran muchos, no todos, los medios de difusión que incentivaban a los vandálicos. Se sentían realizando una santa cruzada porque hasta hicieron tañer las campanas de la catedral para convocar a los moralitos a moralizar, tomando …..tomando también las instituciones. ¡Acordate moralito de aquel día!
Llamativo es que ahora apelen a la defensa de la libertad de expresión con tanta vehemencia ante una ley aún no reglamentada y se nieguen a participar de su normativa. Pero sí montan escenas con cantantes, misses y hasta, cuando no, con organismos de clara reputación derechista como la SIP, que prefirió susurrar desde afuera para no seguir metiendo las de andar. Curiosos batalladores, pues no aceptan otras reglas que no sean las que ellos impusieron cuando calificaban o descalificaban sin lugar a pataleo.
Pero ….. no hay mal que por bien no venga. Bueno es que se ratifique una vez mas que aquello que se impone por los mitos y las sinrazones puede tener logros temporales, victorias pírricas. Ya no hay campo para otras religiones. Y para nosotros, los que sí estamos en el proceso de cambio, deberá aleccionarnos toda esa parafernalia. Ni la exclusión, ni el racismo al revés se justifican. Cualquier repetición resulta una caricatura.
Por eso les agradezco a esos moralitos por la moraleja que nos dejan: “si hoy te patean y mañana te jalean no te quejes si pasado te mean” y por la canción de Vives que me recuerdan: ”Moralito, moralito se creía que él a mi, que el a mi me iba a ganar/ y cuando me oyó tocar/ le cayó la gota fría/ al cabo e’ la compartía/ el tiro le salió mal. Me lleva él o me lo llevo yo/ pa’ que se acabe la vaina/ moralito a mi no me lleva/ porque no me da la gana”.
Muchísimos son los lloriqueos de aquellos que, naturalmente, no decían nada cuando se apaleaba, se pateaba en la plaza o en la calle, y se atentaba contra la vida de las personas que opinaban distinto de los que habían impuesto un poder regional en base a impunidad, inmunidad y mitos
Fui concejal durante cinco años y, sin entrar en detalles plañideros solo menciono que en ese periodo batieron el record de atentados contra mi persona y mis hijos, en la calle, en el plenario del Concejo y –para no desconocer la labor de los atentos “atentadores”- debo indicar que también me distinguieron con atentados a domicilio.
Llamativo fue que entonces apelaban al “coraje” camba, a la “nación camba”, a la “moral camba” y hasta a la independencia territorial. Desfilaban en las fiestas patrias y departamentales con inscripciones que mancillaban la verde, blanco y verde. Eran muchos los “moralitos” de estas acciones (algunos ahora son seguidores de los pateados). Y eran muchos, no todos, los medios de difusión que incentivaban a los vandálicos. Se sentían realizando una santa cruzada porque hasta hicieron tañer las campanas de la catedral para convocar a los moralitos a moralizar, tomando …..tomando también las instituciones. ¡Acordate moralito de aquel día!
Llamativo es que ahora apelen a la defensa de la libertad de expresión con tanta vehemencia ante una ley aún no reglamentada y se nieguen a participar de su normativa. Pero sí montan escenas con cantantes, misses y hasta, cuando no, con organismos de clara reputación derechista como la SIP, que prefirió susurrar desde afuera para no seguir metiendo las de andar. Curiosos batalladores, pues no aceptan otras reglas que no sean las que ellos impusieron cuando calificaban o descalificaban sin lugar a pataleo.
Pero ….. no hay mal que por bien no venga. Bueno es que se ratifique una vez mas que aquello que se impone por los mitos y las sinrazones puede tener logros temporales, victorias pírricas. Ya no hay campo para otras religiones. Y para nosotros, los que sí estamos en el proceso de cambio, deberá aleccionarnos toda esa parafernalia. Ni la exclusión, ni el racismo al revés se justifican. Cualquier repetición resulta una caricatura.
Por eso les agradezco a esos moralitos por la moraleja que nos dejan: “si hoy te patean y mañana te jalean no te quejes si pasado te mean” y por la canción de Vives que me recuerdan: ”Moralito, moralito se creía que él a mi, que el a mi me iba a ganar/ y cuando me oyó tocar/ le cayó la gota fría/ al cabo e’ la compartía/ el tiro le salió mal. Me lleva él o me lo llevo yo/ pa’ que se acabe la vaina/ moralito a mi no me lleva/ porque no me da la gana”.
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