Claudia Espinoza I.
Indy media La Paz, 18/11/2009.- “Lo personal es político”. Nunca tan sabias las palabras de la feminista Simone de Beauvoir al referirse a la unidad que constituye la vida de las personas. Lo que se hace en privado se refleja en lo público y viceversa. Así se puede comprender la ética en las buenas o malas prácticas de discriminación que se destapan en la conducta de personajes famosos como Fidel Herrera Resseni, conocido en los vaivenes políticos de la vida nacional.
Resulta que el señor Herrera, honorable concejal de la Alcaldía de Sucre, hombre visible en la política de centro izquierda, por su militancia en el Movimiento Bolivia Libre, y precursor de la capitalía plena sucrense junto al Comité Interinstitucional (con Aideé Nava, Jaime Barrón y otros), fue acusado por violación de su propia hija. Ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, la víctima relató los pormenores del infierno que cruzó desde los 14 años.
Herrera ya fue citado por la Fiscalía en La Paz , donde declaró por tres horas y fue liberado mientras continúa el proceso en su contra. Se negó a declarar a los medios de comunicación, no difundió ninguna solicitada y silenciosamente se alejó tanto del Concejo Municipal como de su nuevo partido político, con el cual pretendía mantenerse en los círculos de poder sucrense.
El delito encubierto
"Yo callaba por temor, callaba por vergüenza, he callado por muchas razones (..) Cuando yo tenía 14 años, cuando estaba en colegio, cuando apenas estaba ingresando a esa etapa que todos los adolescentes viven con felicidad y que nunca la he podido disfrutar, porque todo ese tiempo, durante toda la secundaria, mi vida ha sido un calvario, porque he tenido que callar, y si hoy me he atrevido a hablar, es porque ya no soy esa niña que tenía miedo a las amenazas, que se atemorizaba", narró la denunciante de cuya identidad dio fe la congresista Elizabeth Salguero, de la Comisión de Derechos Humanos, donde llegó la denuncia.
La joven que hoy bordea los 20 años decidió romper el silencio, tras la última agresión sexual que vivió el pasado 19 de septiembre. “La última violación que yo sufrí fue el 19 de septiembre. Ese mismo día yo fui (…llanto, ahogo) primero llamé a las personas más cercanas a mí, con las que estoy en contacto; llamé a mi hermano mayor, a Harold Herrera, llamé a mi tía, les conté lo que había pasado, no sabía dónde acudir, no sabía dónde hacer la denuncia, y mi hermano me orientó: ‘andá a la Fiscalía , después al forense’”, le dijo.
Lo privado y lo público
Estos no son antecedentes de un violador, son la constante de una conducta regular. ¿Cómo opera la psicología de un violador como éste? ¿Cómo un hombre puede ejercer cargos públicos al servicio del pueblo y al mismo tiempo agredir el cuerpo y la mente de la propia hija? ¿Qué hará la justicia al respecto? ¿Por qué no se pronuncian sus correligionarios políticos que fervientes han defendido causas comunes? ¿Por qué los medios no hacen seguimiento al caso ni se pronuncian en sus editoriales?
Quizá ahora podamos interpretar de mejor manera la sonrisa de Fidel Herrera, aquel 24 de mayo de 2008, cuando miraba complacido la paliza que recibían campesinos e indígenas en Sucre. Parece ser que ese día –que fue nombrado por las organizaciones sociales “Día de la Vergüenza Nacional ”- tuvo un significado muy diferente para Herrera (ver documental de Cesar Brie, “Humillados y ofendidos”). No cabe duda que se trata de una mente poblada de inescrupulosos deseos sexuales y políticos.
1 comentario:
es muy buena la información
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