Max Murillo Mendoza
Los creadores de Bin Laden son las agencias de espionaje de los Estados Unidos. Le entrenaron, le llenaron de dinero sucio para compra de armamento y le facilitaron información sobre el movimiento de tropas soviéticas en Afganistán. Y luego, Bin Laden les pago mal a sus creadores derribando sus torres gemelas. Eso no habían calculado las “agencias de inteligencia” occidentales. Hoy creen que han vencido a su criatura, vanagloriándose de su muerte a lo largo de todo el mundo. En realidad Obama (el presidente de Estados Unidos) necesita votos, y ese espectacular impacto de cine gringo le hará ganar algunos porcentajes entre sus simpatizantes y sus enemigos.
Mientras las estructuras establecidas sigan iguales: destructivas, injustas, imperiales, sucias, especulativas y poco respetuosas por lo humano, aparecerán Bin Ladens por todo el mundo, y en todas las culturas sometidas a estas reglas de juego imperiales e hipócritas. Los creadores de los terrorismos son los poderes del norte de este mundo. En algunos casos, como en el caso de Bin Laden, creados por sus intereses mezquinos y económicos: la guerra es el principal negocio de occidente. E inventan guerras por todo el mundo con las modas establecidas por ellos: libertad, democracia, juego de mercado libre. Inventos que sirven de enormes mecanismos de dominio y expoliación de los recursos naturales y humanos. En otros, pues por estos mecanismos sofisticados de dominio, que terminan marginando a gran parte del mundo y creando pobreza y miseria en dos mil millones de habitantes, que se convierten en bolsones de terroristas y ejércitos contra poderes asimétricos.
El control de información tiene los mismos mecanismos de dominio. Se sabe lo que ellos quieren que se sepa. Y las sociedades occidentales están absolutamente domesticadas y adormecidas por estos mecanismos. No tienen margen de juego. Viven amenazadas y de miedo por perder su comodidad, que cada vez es menos, y sus privilegios a costa de la gran mayoría de este mundo. Por lo que ya no reaccionan ni protestan ni dicen nada. Castradas como están se creen en todo lo que dice su “prensa libre”. Pero eso también empieza a tener sus propios Bin Ladens, como el caso Wikileaks, porque nada es impune, ni siquiera para los poderes más poderosos. Y en esa podredumbre que es el negocio de la información (que fue el paradigma y la justificación del neoliberalismo), nada sabemos realmente de lo que sucedió en altas esferas del poder imperial. Probablemente sea otro caso más, de los tantos, en las teorías de las conspiraciones de alto vuelo. Y de mucho dinero de por medio.
Estos medios de información hacen creer al mundo occidental que la muerte de Bin Laden es un triunfo del mundo libre. No dicen de quiénes lo crearon, lo cobijaron y lo protegieron con dinero sucio durante años. No dicen de las relaciones comerciales que tuvo Bin Laden con un presidente de Estados Unidos, no dicen de los costos económicos que esos juegos sucios de alto nivel significan para el pueblo estadounidense. Es decir, nada dicen de lo que realmente es, sino de las apariencias, de lo que ellos quieren que se sepa como venta de mercancía e ideología de consumo masivo, y de adormecimiento masivo. Pues eso es suficiente para la frivolidad de las masas domesticadas de occidente.
Por estos lados del mundo nada significan dichas noticias de Hollywood, sino para el negocio informativo de estilo americano de una pequeña población. Nuestros problemas tienen que ver con la construcción de un estado que realmente represente nuestros intereses, nuestro espacio vital y cultural. Que precisamente nos proteja de los poderes ajenos y extraños. La desestructuración de este llamado estado, nos hace débiles ante la tentación de dominio de poderes externos. No podemos, no seremos universales si es que no somos primero nosotros mismos. Y esos desafíos son estructurales y estratégicos ante la codicia y avaricia de los poderes externos y extraños.
Cochabamba, 4 de Mayo de 2011.
Los creadores de Bin Laden son las agencias de espionaje de los Estados Unidos. Le entrenaron, le llenaron de dinero sucio para compra de armamento y le facilitaron información sobre el movimiento de tropas soviéticas en Afganistán. Y luego, Bin Laden les pago mal a sus creadores derribando sus torres gemelas. Eso no habían calculado las “agencias de inteligencia” occidentales. Hoy creen que han vencido a su criatura, vanagloriándose de su muerte a lo largo de todo el mundo. En realidad Obama (el presidente de Estados Unidos) necesita votos, y ese espectacular impacto de cine gringo le hará ganar algunos porcentajes entre sus simpatizantes y sus enemigos.
Mientras las estructuras establecidas sigan iguales: destructivas, injustas, imperiales, sucias, especulativas y poco respetuosas por lo humano, aparecerán Bin Ladens por todo el mundo, y en todas las culturas sometidas a estas reglas de juego imperiales e hipócritas. Los creadores de los terrorismos son los poderes del norte de este mundo. En algunos casos, como en el caso de Bin Laden, creados por sus intereses mezquinos y económicos: la guerra es el principal negocio de occidente. E inventan guerras por todo el mundo con las modas establecidas por ellos: libertad, democracia, juego de mercado libre. Inventos que sirven de enormes mecanismos de dominio y expoliación de los recursos naturales y humanos. En otros, pues por estos mecanismos sofisticados de dominio, que terminan marginando a gran parte del mundo y creando pobreza y miseria en dos mil millones de habitantes, que se convierten en bolsones de terroristas y ejércitos contra poderes asimétricos.
El control de información tiene los mismos mecanismos de dominio. Se sabe lo que ellos quieren que se sepa. Y las sociedades occidentales están absolutamente domesticadas y adormecidas por estos mecanismos. No tienen margen de juego. Viven amenazadas y de miedo por perder su comodidad, que cada vez es menos, y sus privilegios a costa de la gran mayoría de este mundo. Por lo que ya no reaccionan ni protestan ni dicen nada. Castradas como están se creen en todo lo que dice su “prensa libre”. Pero eso también empieza a tener sus propios Bin Ladens, como el caso Wikileaks, porque nada es impune, ni siquiera para los poderes más poderosos. Y en esa podredumbre que es el negocio de la información (que fue el paradigma y la justificación del neoliberalismo), nada sabemos realmente de lo que sucedió en altas esferas del poder imperial. Probablemente sea otro caso más, de los tantos, en las teorías de las conspiraciones de alto vuelo. Y de mucho dinero de por medio.
Estos medios de información hacen creer al mundo occidental que la muerte de Bin Laden es un triunfo del mundo libre. No dicen de quiénes lo crearon, lo cobijaron y lo protegieron con dinero sucio durante años. No dicen de las relaciones comerciales que tuvo Bin Laden con un presidente de Estados Unidos, no dicen de los costos económicos que esos juegos sucios de alto nivel significan para el pueblo estadounidense. Es decir, nada dicen de lo que realmente es, sino de las apariencias, de lo que ellos quieren que se sepa como venta de mercancía e ideología de consumo masivo, y de adormecimiento masivo. Pues eso es suficiente para la frivolidad de las masas domesticadas de occidente.
Por estos lados del mundo nada significan dichas noticias de Hollywood, sino para el negocio informativo de estilo americano de una pequeña población. Nuestros problemas tienen que ver con la construcción de un estado que realmente represente nuestros intereses, nuestro espacio vital y cultural. Que precisamente nos proteja de los poderes ajenos y extraños. La desestructuración de este llamado estado, nos hace débiles ante la tentación de dominio de poderes externos. No podemos, no seremos universales si es que no somos primero nosotros mismos. Y esos desafíos son estructurales y estratégicos ante la codicia y avaricia de los poderes externos y extraños.
Cochabamba, 4 de Mayo de 2011.
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