Pasaron ya casi dos meses desde que el actor estadounidense Vincent Kartheiser hiciera declaraciones de corte racista en la que refiriéndose a su lugar de nacimiento decía más o menos así “Nacimos con una cuchara de plata en la boca. Tenemos mucha más suerte que aquellos que nacieron en Bolivia o en el Oeste de África”. Demás está referirse a toda la molestia que esto causó en los bolivianos que se sienten dignos de haber nacido en esta tierra.
Las personas no deberían ser juzgadas por el sitio donde nacieron o los recursos con los que cuentan sus naciones. Estas inequidades, sin embargo, suceden justamente por la existencia de construcciones mentales retrogradas que permiten la discriminación y diferenciación de las personas haciendo que existan ficticiamente ciudadanos de primera y segunda clase.
Afortunadamente, en nuestro hermoso país Bolivia, desde que se inició el denominado proceso de cambio y se aprobó una ley contra toda forma de discriminación y racismo, podemos decir con orgullo que todos somos iguales y con los mismos derechos sin importar el color de nuestra piel y donde hayamos nacido. ¿O no?
Convencido estoy que al haber nacido en el altiplano no soy menos que ningún otro boliviano. Aunque a veces me pregunto ¿por qué actualmente algunos pueblos reciben dineros extraordinarios por el uso de recursos que genéricamente nos pertenecen a todos? Más ello no debería importarme pues al final somos todos iguales.
Así tampoco me debería importa que otros reciban más dinero por persona en sus municipios y departamentos por el pago de las regalías que generan los recursos estratégicos que son de todos los bolivianos, o que existan universidades que reciban más dinero que otras por alumno sin justificativo aparente.
Al parecer, el solo hecho de nacer en uno u otro lugar todavía puede generar mayores o mejores derechos de unos sobre otros aunque ello contradiga la igualdad que queremos lograr como ciudadanos bolivianos y porque no decirlo como país indígena considerando que la mayoría de la población se auto identifica con algún pueblo o nación indígena. Entonces ¿cual la razón de pedir mayores beneficios para unos pocos y no para otros si como país somos indígenas y todos somos Bolivia?
La participación en filmes de ciencia-ficción probablemente haya alejado de la realidad al actor al cual hice referencia en mis líneas iniciales haciéndole creer que existen ciudadanos de primera y segunda clase. ¿Pero cuál es la excusa para nosotros?
Las personas no deberían ser juzgadas por el sitio donde nacieron o los recursos con los que cuentan sus naciones. Estas inequidades, sin embargo, suceden justamente por la existencia de construcciones mentales retrogradas que permiten la discriminación y diferenciación de las personas haciendo que existan ficticiamente ciudadanos de primera y segunda clase.
Afortunadamente, en nuestro hermoso país Bolivia, desde que se inició el denominado proceso de cambio y se aprobó una ley contra toda forma de discriminación y racismo, podemos decir con orgullo que todos somos iguales y con los mismos derechos sin importar el color de nuestra piel y donde hayamos nacido. ¿O no?
Convencido estoy que al haber nacido en el altiplano no soy menos que ningún otro boliviano. Aunque a veces me pregunto ¿por qué actualmente algunos pueblos reciben dineros extraordinarios por el uso de recursos que genéricamente nos pertenecen a todos? Más ello no debería importarme pues al final somos todos iguales.
Así tampoco me debería importa que otros reciban más dinero por persona en sus municipios y departamentos por el pago de las regalías que generan los recursos estratégicos que son de todos los bolivianos, o que existan universidades que reciban más dinero que otras por alumno sin justificativo aparente.
Al parecer, el solo hecho de nacer en uno u otro lugar todavía puede generar mayores o mejores derechos de unos sobre otros aunque ello contradiga la igualdad que queremos lograr como ciudadanos bolivianos y porque no decirlo como país indígena considerando que la mayoría de la población se auto identifica con algún pueblo o nación indígena. Entonces ¿cual la razón de pedir mayores beneficios para unos pocos y no para otros si como país somos indígenas y todos somos Bolivia?
La participación en filmes de ciencia-ficción probablemente haya alejado de la realidad al actor al cual hice referencia en mis líneas iniciales haciéndole creer que existen ciudadanos de primera y segunda clase. ¿Pero cuál es la excusa para nosotros?