22 de noviembre de 2011

Bolivia demanda nuevas leyes

Por: Alicia Tejada Soruco
Si la Constitución Política del Estado señala el rumbo hacia el nuevo Estado de Derecho Plurinacional, comunitario, democrático, con autonomías, las leyes constituirían los caminos por los cuales transitar hacia ese fin, mientras ello no ocurra “todos los caminos llevarán a Roma”, axioma que, por cierto, tiene que ver con los medios, que en democracia son tan importantes como el fin mismo.
La CPE define límites legales pero no los mecanismos para la aplicación de dichos límites especialmente los referidos al ejercicio de las potestades del gobierno en sus tres niveles; los jurisdiccionales, los de justicia, por eso es que hay vaguedad y hasta contradicciones en la resolución de muchos de los asuntos de Estado, que aún se ajustan a anterior legislación, que deben respetar la CPE y los Convenios y Tratados Internacionales pero que también podrían determinarse sin legislación en la cual basarse, ejemplo, el derecho a la consulta.
En otras palabras, empezando por el preámbulo de la nueva CPE y abarcando Tratados y Convenios Internacionales, son vinculantes, es decir, conllevan responsabilidad y restricciones para el ámbito material, civil, laboral y para las autonomías. Entonces ¿por qué debe preocuparnos el proceso de implementación legislativa de la CPE? Han preguntado algunos, también hay quienes se darán a la tarea deliberada de truncarlo, basados en su desacuerdo con la nueva CPE.
La mayoría considera innecesaria la formulación de otras leyes y no voy a disentir con ello, puesto que los buenos ciudadanos, así como los buenos padres no requieren conocer el Código de Familia para educar con amor a sus hijos, no necesitan leyes para serlo. Pero saliendo del ámbito de la ética las sociedades necesitan regulaciones claras en la construcción de Estados con garantías de derecho para todos.
Veamos algunos ejemplos de por qué la participación propositiva e informada en este proceso es importante: Existe en la CPE el mandato de cooperación y de coordinación entre justicia ordinaria, indígena originaria campesina y agro ambiental, pero la ley de deslinde jurisdiccional es tan vaga en estos aspectos que dejará gran parte de la coordinación a la voluntad de los administradores de justicia, idéntica situación con respecto a las ocho leyes referidas a Tierras, Áreas Protegidas, Bio Diversidad, Bosques, Hidrocarburos, Minería, Aguas, Medio Ambiente, con respecto a los tres niveles de autonomías y a la potestad del Estado Central. En otras palabras las leyes determinan los límites también para los funcionarios públicos que las aplican sean de este gobierno o de cualquier otro; son una cuestión de Estado y no solo de política.
Desde al año 2000 diversos acontecimientos han generado un gradual vaciamiento de la institucionalidad sin haberse construido la de reemplazo, lo que conduce a sucesivas crisis que debemos empeñarnos en resolver en democracia alejándonos de los arrebatos y urgencias relacionados a acortamientos de mandatos y de los mandatos autoritarios que únicamente generarán otra década de nuevos vacíos normativos e institucionales a la que difícilmente sobreviviremos como país, maxime si se tiene en cuenta que la crisis económica mundial, también dará sus coletazos en América Latina.

21 de noviembre de 2011

El almuerzo desnudo

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-7478-2011-11-13.html
¿Por qué los pollos tienen olor a lavandina y sus huesos se parten como si nada? ¿Cuántos peces mueren por cada plato de sushi? ¿Qué hay dentro de ese impoluto vaso de leche blanca? ¿Por qué todas las hamburguesas tienen el mismo sabor? ¿Sabía que cada vez menos chanchos tienen cola de rulito? ¿Por qué se suicidaron 200 mil agricultores en India? ¿Cuál es ese ingrediente fantasma incluido en el 75 por ciento de los alimentos procesados? Los alimentos y la alimentación es probablemente el tema en el que confluyen casi todos los problemas relevantes del mundo: la corrupción, la experimentación científica, la fuerza o debilidad de los Estados ante las corporaciones, la ecología y la salud de la población mundial. Por eso, son cada vez más los libros y documentales que echan luz sobre ese oscuro entramado que hace de cada plato de comida un expediente X. Radar vio y leyó buena parte de ellos y ofrece una guía y algunas respuestas.
Por Soledad Barruti
El 31 de octubre, Naciones Unidas ungió con el título Ser Humano 7 mil millones a Danica, una bebé filipina. El nombramiento fue por supuesto simbólico: la persona 7 mil millones podría haber nacido bastante antes en una clínica privada, en un hospital público o en una carpa improvisada en las arenas ardientes del desierto africano. En un Estado en guerra o en una democracia reciente. Puede también estar por nacer y saltar inmediatamente al olvido desde el grueso margen de error sobre el que se sostiene este mundo superpoblado. Como sea, el número al que llegó nuestra especie alarma y vuelve la atención sobre cuestiones que van del azar de un nacimiento acontecido en una determinada coyuntura política al bochorno colectivo de un sistema mundial en crisis donde el acceso a la comida y su calidad ocupan el centro de la escena. ¿Estará el ser humano 7 mil millones del lado de los 925 millones de hambrientos que hay según datos de la FAO (Organización mundial de alimentos)? ¿O crecerá hasta volverse uno de los 1500 millones de obesos que estima la ONU habrá para el 2015? ¿Tendrá la mejor de las suertes y será de los que eligen qué y cuándo comer y qué arrojar a la basura, participando del descarte anual de 1300 millones de toneladas que van al tacho, también según la FAO? Y la última: incluso si perteneciera a la franja acomodada, comiendo lo que se come en las grandes ciudades, ¿estaría a salvo?
Teniendo en cuenta que en la actualidad se producen alimentos para que coman 12 mil millones de personas, la comida no tendría que ser un tema. Y sin embargo cada día lo es más. Al margen del fenómeno “gourmet”, la problemática sobre la comida se ha ido complejizando hasta volverse un género de denuncia en sí mismo, al que se vienen dedicando desde activistas hasta periodistas, estrellas de Hollywood, políticos, documentalistas y escritores. En este sistema de producción intensiva hay material para variados intereses: especulación financiera, experimentación biológica, expulsión de pueblos enteros del campo a la pobreza, acopio global de tierras y semillas por gigantes multinacionales, polución, envenenamiento, hacinamiento y tortura de millones de animales; enormes negociados para pocos y un “consumidor” que no tiene idea de qué es lo que se lleva diariamente a la boca.
ESA MALDICION LLAMADA SUSHI
Nada es lo que era. Ni una manzana, ni un vaso de leche. Pero tal vez (quitando el complejo universo de los granos) sea el pescado el alimento que mejor ejemplifique cómo ha cambiado todo.
El salmón es un plato paradigmático: si bien sigue figurando entre los gustos más exquisitos, su consumo se extendió desaforadamente en los últimos años, impulsando la aparición de numerosos bolichones de sushi en casi todas las ciudades del mundo. Este boom ocurrió irónicamente al mismo tiempo que los pescadores locales denunciaban que volvían a la costa con sus redes vacías y los mares eran declarados ecosistemas en crisis. ¿Cómo puede ser que un recurso que escasea y se denuncia en extinción se popularice y disminuya su precio al mismo tiempo? En primer lugar, las megaempresas pescadoras aumentaron el pique doblando la apuesta. Sus barcos adquirieron el tamaño de un estadio, se equiparon con computadoras, rayos infrarrojos y comunicación satelital para detectar a sus presas. Sus bocas de red cuentan con la capacidad para meter adentro trece aviones intercontinentales. Como si con eso no bastara, también se usa cada vez más el sistema de pesca de arrastre: una especie de arado con el que barren el fondo del mar removiéndolo todo y llevándose peces de consumo, especies exóticas que no sirven de nada, delfines, tortugas, aves marinas, corales y millones de etcéteras que después, como no se pueden vender, son devueltos muertos al mar.
Los pescadores locales, sin posibilidad de competencia, se tienen que mudar a las ciudades o emplearse en las empresas que más han crecido al amparo de esta desgracia (y completan el porqué de tanto pescado): las granjas marinas. Con un desarrollo tres veces superior al de la agricultura, del 35 al 40 por ciento del pescado (y casi todo el salmón que comemos) y los crustáceos que se venden en el mundo vienen actualmente de esas granjas líquidas. Enormes jaulas de agua en medio del mar que pueden contener millones de peces que crecen prácticamente inmóviles en aguas que se pudren producto del hacinamiento. Los ojos de estos peces estallan en sangre mientras sobreviven entre parásitos y bacterias. Entre otras porquerías se los alimenta con maíz, y se les suministran antibióticos, alguicidas y tranquilizantes. Las costas que albergan estos emprendimientos se vuelven lodazales, los peces salvajes de zonas aledañas o se mudan o se mueren. Así como están las cosas, “imaginen que les sirven un plato de sushi: si ese plato contuviera todos los animales que murieron para hacerlo, el plato debería medir 1500 metros”, escribe Jonathan Safran Foer en Comer animales (Seix Barral). En este libro de reciente edición en Argentina, Safran Foer recorre el terrible camino que siguen dentro de las granjas industriales no sólo los peces sino todos los animales que van a parar a nuestro plato y cómo eso ha modificado la vida del pescador y el granjero, de las aguas y de la tierra, a la vez que empobrece la comida mientras pone en riesgo la salud del mundo entero.
Comer animales generó debates en todos los países en los que fue presentado y sirvió para volver la atención sobre la inmensa producción de libros, películas y documentales que en los últimos años se arrojaron a desentrañar cómo se producen en la actualidad los alimentos. “La industria no quiere que se sepa lo que estamos comiendo porque si lo supiéramos tal vez no querríamos seguir comiendo.” La frase aparece al comienzo del documental Food Inc. y resume el propósito detrás de cada una de estas investigaciones: correr el velo y descubrir qué hay detrás de esta industria que factura 140 mil millones de dólares al año y ocupa un tercio de la superficie del planeta.
EL OTRO LADO DEL PLATO
Para dimensionar el fenómeno de producción cultural alcanza con intentar recopilarla: en el área de los documentales hay novedades semanales (hablando por supuesto no sólo de películas sino de cortos, animaciones y documentales para Internet). Sólo acotando la elección a los que tienen extensión de película, hay decenas. De 2005 hasta hoy se pueden encontrar desde clásicas deconstrucciones de la realidad alimentaria (un recorrido bastante simple sobre cómo llegamos hasta acá y cuál será el desenlace de no producir un cambio) como la famosa Food inc. o la más reciente Fresh –sobre los sistemas alternativos de producción de alimentos–, hasta joyitas como The Future of Food que devela los peligros –de salud, de medio ambiente y hasta de independencia de los Estados nacionales– detrás de los alimentos genéticamente modificados. Otras como Dying in abundance, que muestran la desalmada especulación financiera que se hace alrededor de los granos en los mercados bursátiles. También intentos de concientización más artie como la alemana Our Daily
Bread que, sin más recursos que una cámara quieta y un micrófono, reproduce las imágenes y los sonidos de este cruel sistema moderno: sólo la imagen y el sonido de pollos recién salidos del cascarón que de a cientos son arrojados como piedras al galpón en el que seguirán creciendo o a la basura porque no nacieron con las condiciones exigidas, es escalofriante. Sólidas investigaciones periodísticas como la francesa El mundo según Monsanto (que recorre la historia de la ominosa compañía que es dueña de la mayoría de las semillas del mundo y consigue acallar a quienes osan iniciarles demandas por problemas económicos, ambientales o de salud), y la inglesa The end of the line: documental sobre la pronta extinción de la fauna marina que advierte sobre aguas sin peces libres en las próximas décadas. También Got the Facts on Milk?: un viaje por las entrañas de la industria láctea y sus siniestros métodos –como vacas con ubres veinte veces más grandes a fuerza de inyecciones de hormonas– para aumentar la producción.
Las crónicas y denuncias periodísticas, por su parte, también se suceden descubriendo para el lector interesado un sinnúmero de aberraciones cotidianas. Hay periodistas especializados en comida que dejaron de hablar de tendencias gastronómicas y se volvieron activistas presentando interesantes campañas, como Hugh Fearnley-Whittingstall de The Guardian, que promovió un petitorio para frenar el descarte de 70 millones de peces que son devueltos muertos por año al mar y que en estos días está trayendo curiosos debates en la Unión Europea (¿está bien regalarles a los pobres el pescado que “sobra”? Si se paga a los pescadores por esas especies cuya pesca innecesaria pone en peligro el ecosistema, ¿no se comenzará a alentar la pesca de animales exóticos o en extinción?). En esa línea de denuncia se mueve también Michael Pollan, escritor del New York Times (con libros como El dilema omnívoro y Food Rules: An Eater’s Manual), que ha utilizado las páginas de ese diario para escribirle directamente a Obama instándolo a modificar un sistema agrícola que sólo beneficia a las grandes corporaciones. “Hay que promover un consumo ético”, dice Pollan, quien no es vegetariano como Safran Foer, e impulsa fervorosamente la ingesta de carne siempre y cuando no provenga de granjas industriales.
Con toda la información que circula, surgen y se nutren movimientos que no son nuevos pero sí cada vez más masivos: carnívoros selectivos y consumidores de carne ética como Pollan (personas que comen sólo sabiendo cómo fue criado y muerto el animal en cuestión), vegetarianos que no comen transgénicos, veganos (que no comen nada de origen animal) y freegans (“veganos libres” o anticonsumistas, que sacan su comida únicamente de las bolsas de basura de los ricos).
Pareciera que una vez que se aborda cualquier asunto alrededor de la comida no hay espacio para la indiferencia. Pero lo más interesante del suceso no es la cantidad de voces que se levantan, sino cómo entre todas logran devolverle visibilidad a un tema tapado a medida que el mundo adoptaba este sistema agroindustrial. Productores en bancarrota por asumir los costos de la bioctecnología y pueblos enteros intoxicados con agroquímicos. Personas que consideran inmoral que el 50 por ciento de los granos que se cultivan sean utilizados para alimentar a animales (que a su vez sólo alimentan a una pequeña porción de la humanidad) y que 100 millones de toneladas anuales de granos sean usadas para crear biocombustibles (un hecho condenado por Jean Ziegler, de la ONU, como crimen de lesa humanidad). Científicos que alertan sobre el consumo de transgénicos, consumidores enfermos o parientes de víctimas directas de la comida y ambientalistas con una denuncia cada vez más atendible: el sufrimiento al que son expuestos miles de millones de animales criados bajo las condiciones más sádicas con el fin de optimizar el tiempo y maximizar las ganancias de las compañías.
LA COMIDA QUE MATA
Soja, maíz, sorgo. Los cereales han aumentado su producción en cantidades aún mayores que los animales. Son tantas las hectáreas que tienen sólo diez empresas semilleras y agroquímicas, que si sumaran sus tierras dispersas y decidieran constituirse como país, serían el más grande y poderoso. Si bien la propuesta con la que han ido avanzando a lo largo del mundo desde su aparición tuvo que ver con paliar el hambre generando cultivos invencibles ante las plagas, lo cierto es que desde la Revolución Verde en los años ’60 hasta hoy se duplicó la producción mundial y el hambre continuó su avance. Los transgénicos no sólo no tienen genes que los vuelvan más ricos en algún nutriente (como se dijo algún día que ocurriría) sino que cada día están más sospechados y relacionados con alergias, enfermedades del sistema inmunológico, nervioso y endocrino y otras patologías. Los alimentos procesados están llenos de rellenadores económicos sucedáneos de la soja como la lecitina o endulzantes como el jarabe de alta, fructosa proveniente del maíz; conocidos como “anti nutrientes”, son responsables entre otras cosas de los altos índices de obesidad y diabetes que hay en las ciudades desarrolladas.
Estos cultivos que ocupan todo también afectan la biodiversidad. De las mil variedades de papas que había en el mundo, actualmente se cultivan intensamente cuatro. De los siete mil tipos de manzanas que nutrían la imaginación del siglo XIX, quedan las cuatro o cinco que se suelen ver. El 97 por ciento de la variedad de vegetales que había al comienzo del siglo XX se extinguió. Los campesinos o pequeños productores independientes desaparecieron o se volvieron empleados de esas grandes compañías. En India, más de 200 mil deudores desesperados (¡200 mil!) que ya no tenían cómo afrontar las deudas a las que se vieron expuestos desde que las multinacionales empezaron a cobrarles por sus semillas, se suicidaron.
En la expansión verde, las vacas se trasladaron del campo a los feedlots, los cerdos de sus chiqueros a galpones de engorde intensivo y los pollos a cámaras oscuras de crecimiento acelerado. La vida de los criadores y la calidad de todos estos alimentos se han empobrecido cuantificablemente: la carne de hoy es más rica en grasas saturadas y remedios. El cambio en sus dietas y los espacios cerrados en donde se hace vivir a los animales cubiertos por sus propios excrementos volvió el terreno propicio para la aparición de virus y bacterias nuevas, o viejas pero mutadas. Es tal la cantidad de antibióticos que se les aplica para que aguanten y sobrevivan y que luego consumimos nosotros en forma de carne que las enfermedades en humanos se han vuelto cada vez más resistentes. Escherichia coli, salmonella, gripe aviar y gripe porcina son riesgos que se relacionan directamente con las granjas industriales. Y la obesidad avanza, y el cáncer avanza y los problemas cardíacos y la infertilidad y una larga lista de etcéteras. Si bien la mayor responsabilidad de este desbarajuste recae en países como Estados Unidos y China, no hay sociedad que esté exenta de sufrir las consecuencias.
¿Existe el modo de salir de esto o la fecha de vencimiento de la humanidad está escrita en letra invisible sobre cada tiquet de supermercado? Uno de los fenómenos más llamativos en la proliferación de estos documentales y libros es que, pese a todo, subyace la esperanza. Porque hay quienes ven en el colapso las semillas del cambio: un modo de leer el presente compartido también por los que en estos meses copan las plazas del mundo protestando contra este sistema tan injusto. Se trata de barajar y dar de nuevo para recuperar las pequeñas producciones locales, redistribuir el consumo globalmente, resignar un poco de confort o del gusto entre los que vivimos en sociedades desarrolladas (disminuir el consumo de carnes, por ejemplo, sería un primer paso) y alentar los nuevos movimientos que surgen en beneficio de las personas y los ecosistemas. Así como estamos hoy, en el tiempo que toma leer esta nota, siete mil personas más están entre nosotros. Si no nacieron en un país en guerra, si llegan a sortear el hambre y la pobreza, si pueden crecer hasta elegir y cuentan con una sola herramienta para seguir adelante, ésa debería ser la información para saber qué es lo que están comiendo, cuál es su origen y el proceso que atravesó antes de llegar a su plato, para no ser uno más de los tantos que sin saber juegan en cada comida a la ruleta rusa.

Periodismo y Género

Por: Miguel García Angelo
La anterior semana, una periodista argentina visitó Cochabamba, quien durante un seminario taller organizado por instituciones locales, manifestó que a nivel mundial, el 78% de periodistas son varones y el 76% de las personas que trabajan en radio son también varones. Aseguró que a nivel mundial, las mujeres llegan a un 52% en comparación al 48% de los varones, y aun así el protagonismo en el ámbito periodístico sigue siendo de exclusividad “machista”.
Los medios de comunicación, en general, crean y reproducen estereotipos, como por ejemplo, relacionan permanentemente a los varones con poder, liderazgo y racionalidad; en cambio, a las mujeres como seres afectivas, buenas esposas y amas de casa. Por eso -decía la periodista argentina- que los medios de comunicación invisibilizan a las mujeres y eso requiere de una acción política que permita revertir esta situación; el tema de género debe ser transversal en todo el lenguaje periodístico, por ejemplo, cuando se escribe “la presidente de Brasil”, debiese redactarse “la presidenta de Brasil” o cuando se redacta “diputados atienden demandas de la sociedad” debiese escribirse “diputados y diputadas atienden demandas de la sociedad”.
En el mismo seminario, la institución organizadora entregó a los presentes una ordenanza municipal (Nro. 4023/09) aprobado para el Municipio de Cercado, Cochabamba denominado “Promueva una cultura de respeto a la dignidad de la mujer, regulando la emisión y difusión de publicidad con contenido sexista y su transmisión en horarios de protección al menor, evitando la vulneración de derechos de mujeres, niños, niñas, adolescentes y jóvenes en nuestro municipio”. Entre los puntos más importantes que se pueden rescatar de esta ordenanza son: los publicistas, consultores creativos, empresas, instituciones públicas y privadas y otras que elaboran material publicitario deben aplicar y tomar en cuenta parámetros mínimos que eviten publicidad sexista; toda publicidad o programa que cosifique el cuerpo de la mujer o que afecte su calidad de ser humano y ciudadana con iguales derechos y que estén enmarcadas en el decálogo, serán oficialmente notificadas por los representantes de la comisión de la mujer y la niñez; el horario de protección al menor es de 06:00 de la mañana a 22:00 de la noche; la sanción al incumplimiento de la presente ordenanza será de Bs. 50.000.
El taller terminó con una reflexión de la expositora argentina, solicitando a los presentes que sean portavoces de buscar una sociedad cada vez más equitativa, particularmente con el rol de la mujer en la sociedad en general, y específicamente en el tratamiento de la información que los medios de comunicación le dan cuando se trata de mujeres.
La preguntas es, ¿los medios de comunicación realizan un tratamiento de la información con enfoque de género?, ¿conocen los periodistas y comunicadores de la ordenanza municipal relacionada al tema de género en los medios de comunicación, particularmente en publicidades?, o finalmente, ¿las autoridades llamadas por esta ordenanza, hacen cumplir la misma?; en todas las preguntas, lamentablemente la respuesta es NO.

19 de noviembre de 2011

A un año de Cancún y días de Durban

A un año de Cancún y días de Durban: Más de 4º C: Balance y perspectivas de las negociaciones de cambio climático
Pablo Solón
ALAI AMLATINA, 17/11/2011.-
Ha pasado casi un año desde que los resultados de las negociaciones de cambio climático en Cancún se impusieran con la sola objeción de Bolivia. Ha llegado la hora de hacer un balance y ver donde estamos.
En Cancún los países desarrollados listaron sus promesas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para el periodo 2012-2020. Estados Unidos y Canadá dijeron que iban a reducir sus emisiones en un 3% tomando en cuenta los niveles de 1990. La Unión Europea entre un 20% y un 30%. Japón un 25%. Rusia entre un 15% y un 25%[1]. Sumando todas las promesas la reducción de los países desarrollados la reducción de emisiones hasta el 2020 sería de un 13% a un 17%[2] tomando como referencia sus emisiones de 1990.
Estas “promesas” de reducción de emisiones según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente[3], el Instituto Medioambiental de Estocolmo[4] y la propia Secretaria Ejecutiva de la Convención de Cambio Climático [5] nos llevan a un incremento de la temperatura de alrededor de 4º C o más [6]. Es decir dos veces el objetivo que ellos establecieron en Cancún y que es limitar el incremento de la temperatura a solo 2º C.
Con un incremento de 2º C se incrementará a millones la cifra de 350.000 muertes por año que ya se produjeron el 2009 por desastres debidos al cambio climático[7]; entre un 20% y un 30% de las diferentes especies de plantas y animales desaparecerán; muchas zonas costeras e incluso estados insulares quedaran bajo el océano; y los glaciares de los Andes -que ya han perdido un tercio de su nieve con un incremento actual de la temperatura de 0,8º C- podrán desaparecer definitivamente.
¿Ahora se imaginan lo que significa un incremento promedio a nivel mundial de la temperatura de 4º C o mas[8]? Nadie en las negociaciones de cambio climático defiende o justifica un incremento de tal magnitud. Sin embargo, Cancún abrió el camino para ello.
Cuando Bolivia se opuso a este resultado los negociadores nos dijeron que lo importante era salvar el proceso de negociación diplomática y que en Durban salvarían el clima. Ahora estamos a días de que empiece Durban y resulta que las cifras no se han movido ni un milímetro hacia arriba. Peor aun, algunos anuncian que podrían quedarse con el rango mas bajo de su promesa de reducción de emisiones.
Lamentablemente durante todo el año 2011 las negociaciones de cambio climático realizadas en Tailandia, Alemania y Panamá se han centrado en la forma más que en el contenido. Lo que se está negociando no es como subir las promesas de reducción de emisiones sino en como se las formaliza.
El “acuerdo” de Cancún es pasar de un régimen obligatorio y con metas globales de reducción de emisiones a un régimen voluntario y sin metas globales de reducción de emisiones. Es como si uno diría a los habitantes de un pueblito que puede ser arrasado por una inundación: “¡traigan las piedras que puedan y veremos cuan alto construimos una represa!” cuando en realidad lo que corresponde es definir primero la altura de la represa para contener el río que se avecina, y en función a ello asignarle a cada familia la cantidad de piedras que debe traer para que la represa salve a todo el pueblo.
En Durban se discuten dos caminos para formalizar este “régimen voluntario de dejar hacer, dejar pasar”: uno es acabar en Durban con el Protocolo de Kyoto y listar las promesas de reducción de emisiones “que cada uno quiera” en una decisión de la COP 17. El otro camino es hacer lo mismo vaciando de contenido del Protocolo de Kyoto. En ambos casos el acuerdo es deshacerse definitivamente del Protocolo de Kyoto antes del 2020.
Para entender mejor este segundo camino, actualmente el Protocolo de Kyoto fija una meta global de 5,2 % de reducción de emisiones para el periodo 2007-2012. Lo que debería hacerse, para limitar el incremento de la temperatura a los 2º C que ellos han fijado, es reducir entre 25% y 40% las emisiones para el periodo 2013-2020 según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas[9]. Sin embargo, lo que quieren hacer es simplemente listar las “promesas de reducción voluntarias” sin hacer referencia a ninguna meta global que guarde relación con un determinado incremento de la temperatura.
Quienes abogan por mantener el protocolo de Kyoto como un cascaron vacío son los países que tienen miedo a una reacción de su opinión publica: “Al menos hay que dar la ilusión de que el Protocolo de Kyoto continúa para tranquilizar a nuestros electores”. Pero la otra razón que les lleva a continuar con un Protocolo de Kyoto vacío en reducción de emisiones son sus mecanismos de mercado de carbono que están colapsando.
El Protocolo de Kyoto tiene muchas debilidades, pero convertirlo en un cascarón vacío o hacerlo desaparecer en Durban es un suicidio. La única alternativa responsable con la vida es preservar el Protocolo de Kyoto con una meta de reducción de emisiones que no lleve a incendiar el planeta.
- Pablo Solón, analista internacional y activista social. Fue Jefe negociador para cambio climático y Embajador ante Naciones Unidas del Estado Plurinacional de Bolivia (2009-junio 2011). http://www.facebook.com/solonpablohttp://pablosolon.wordpress.com/
[1] Documento UNFCCC FCCC/SB/2011/INF.1
[2] 13% en el escenario de reducción de emisiones mínimas y 17% para las promesas máximas en el periodo 2013-2020
[3] http://www.unep.org/publications/ebooks/emissionsgapreport/
[4] http://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/sei-comparison-of-pledges-jun2011.pdf
[5] http://cancun.unfccc.int/cancun-agreements/significance-of-the-key-agreements-reached-at-cancun/#c45
[6] 4° C es el promedio mundial, lo que implica que para algunos continentes como el África será 8º C.
[7] Datos del Foro Humanitario Global presidido por el ex Secretario de las Naciones Unidas Kofi Annan
[8] http://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/syr/en/contents.html
[9] http://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/syr/en/contents.html

11 de noviembre de 2011

TIPNIS: una mirada desde la Bolivia que somos

Juan Carlos Pinto Quintanilla
…TIPNIS, el conflicto parecería empezar apenas hace unas semanas para los medios de comunicación y sectores opositores que siempre pugnaron por un país sin raíces ni pasado, por un olvido de la memoria que ha hecho posible el proceso que estamos viviendo… Les hiere en su orgullo señorial encontrar pueblos que hoy se enorgullecen de ser ellos mismos, dejando de lado la vergüenza con la que vivieron por la condena republicano-colonial. Por eso no les cuesta volverse de izquierda, de derecha o del centro, al final todos apuntan al enemigo indio, aquel que tiene un proyecto de país y lo sostiene, no el exótico indígena de Oriente que ahora ha sido convertido en el representante de los derechos de los pueblos y la ecología, y recibe el apoyo de esos mismos representantes políticos que ayer planeaban la manera de exterminarlo para generar una “mejor raza”.
En fin, dejemos de lado a la derecha y sus miserias que hoy se camuflan y se expanden a través de las voces y acciones de los “viejos militantes del cambio”, que a nombre del purismo revolucionario se encuentran dando discurso a la oposición, dejándose halagar por los medios de comunicación que los convocan a dar argumentos en contra del Proceso de Cambio.
Más allá de las marchas, contramarchas, movilizaciones, bloqueos e incluso denuncias internacionales (además de acuerdos firmados), las tensiones seguirán porque en estos momentos hacen al contenido del proceso que vivimos, y que es necesario entender para continuar.
El contexto Constituyente
Debemos recordar, y la memoria siempre será la de los pueblos, cómo llegamos al momento constituyente en el que la plurinacionalidad por primera vez pudo expresar su proyecto de país. Tuvo que haber un proceso acumulativo de largo aliento -en el que la lucha de los sometidos jamás se dio por vencida-, junto a la crisis neoliberal de reciente memoria, para producir un momento constitutivo con la elección del primer presidente indio del país y una propuesta constituyente de un nuevo acuerdo para Bolivia.
También habrá que recordar que el MAS, en el magno evento constituyente, no proponía más que 10 puntos, y que fue el Pacto de Unidad, constituido por las principales organizaciones indígena originario campesinas (IOC), el que enarboló la propuesta de mayoría, misma que subrayaba el proyecto hegemónico IOC, de transformación revolucionaria para el país, que sin embargo pasó a ser deliberada y matizada por los otros representantes de mayoría a fin de generar la incorporación de sectores urbanos y mestizos. Aun así la propuesta, a pesar de las grandes coincidencias con la minoría, fue enfrentada en las calles y en las plenarias para obstaculizar la viabilidad de un proyecto de país.
Finalmente estos sectores minoritarios, aún con importante presencia política y territorial, lograron transformar el proyecto de Constitución, “empatando” las dos visiones de país que se encontraban enfrentadas. La de mayoría, inclusiva y que permitía la presencia protagónica de los pueblos IOC, y la de minoría, republicana y liberal, que marcaba claramente las dimensiones del proceso. En definitiva, se dejaba a la historia la capacidad de construir puentes de convivencia creativos para hacer posible la plurinacionalidad, y sin embargo se postergaban al mismo tiempo tensiones históricas provenientes de distintos proyectos de país, que entienden de manera diferente el desarrollo, y por tanto la convivencia entre las economías en la pluralidad o los mismos derechos entre lo individual y lo colectivo.
El Estado Plurinacional y el liderazgo
La CPE le otorga un papel fundamental al Estado Plurinacional junto a los movimientos sociales: el de recuperar los recursos naturales hipotecados y vendidos por el neoliberalismo para beneficio de todos los bolivianos, el de construir institucionalmente la nueva estatalidad plurinacional que permita una nueva etapa de “nacionalismo” en el que el país recupere el orgullo de la identidad plurinacional que tenemos, y el de recuperar la territorialidad para el país, demasiados años a expensas de expropiaciones extranjeras, poderes locales o de invasiones populares que asumieron la inexistencia del Estado en Bolivia.
Para llevar a cabo todo eso era necesario un liderazgo histórico, que no sólo representara el protagonismo de los IOC, sino también el carisma de quien refleja la voluntad política de cambiar el país: el Presidente Evo Morales, que asume la vanguardia de los principales cambios estructurales a desarrollarse, desde el Estado, y convierte al Estado Plurinacional en el principal actor político de las transformaciones en el país.
Durante su primer mandato, se aplicaron medidas estratégicas como las nacionalizaciones y se confrontó a los sectores de poder minoritarios que se atrincheraron en la territorialidad departamental y en la propiedad de los medios de comunicación, situación que tuvo un primer desenlace con la desarticulación política de las minorías y la victoria estratégica del Proyecto de Cambio, hecho que fue acompañado por 7 victorias arrolladoras en las urnas, con el respaldo popular para continuar el proceso.
El segundo mandato fue vislumbrado como el momento en el que debían desarrollarse las tareas estratégicas de transformación del país. Hasta entonces se habían logrado importantes victorias simbólicas en el proceso de inclusión que abarcaban políticas de redistribución de la riqueza, permitiendo bajar los niveles de extrema pobreza que históricamente nunca habían sido afectados. Esto, además de la inclusión política, en todos los ámbitos estatales, de actores políticos IOC.
Estos avances estratégicos junto a la creciente confianza en el liderazgo, impidieron analizar que el proyecto de gobierno propuesto por el MAS para el segundo mandato era una propuesta fundamentalmente desarrollista, elaborada principalmente por los ministerios, y que ya contenía los proyectos hoy interpelados.
Con el protagonismo estatal plenamente asumido en el contexto político, donde el Estado es poder y el poder se ejerce como sentido, se despliegan las certidumbres del desarrollo junto a un convencido nacionalismo que plantea una nueva historia para el país, en la que la transformación de las condiciones estructurales de pobreza de la mayoría implica la generación de nuevas posibilidades de acceso a mejores condiciones de vida con electricidad, agua potable, caminos, que permitan mayores empleos, salud y educación. Es decir que, en las circunstancias democráticas de transformación, sólo es posible construir condiciones de equidad, si desde el Estado se crea la infraestructura para permitir el acceso a los principales recursos de vida a la mayoría postergada y excluida.
Así se explica la insistente recurrencia a subrayar el ahorro de reservas internacionales de más de $us 10.000 millones para sostener este proceso, pero también la manera en la que se justificó el intento de nivelación de los precios a fines del año 2010. En otras palabras, el país entraba a una nueva etapa en la que se debían saldar las cuentas dejadas por la historia neoliberal, e invertir en las grandes tareas estratégicas y no en pagar las deudas de la dependencia.
Un segundo tema tenía que ver con la construcción de la nueva estatalidad que construye un nuevo principio de poder basado en la legalidad y la legitimidad en la aplicación de la Constitución y las leyes, y que necesariamente generaba una separación con la sociedad civil, para normar la convivencia y definir el sentido de soberanía a través del Estado Plurinacional. De esta manera, la lucha contra el contrabando, la invasión de tierras, la explotación ilegal de recursos y la misma Ley contra la corrupción Marcelo Quiroga Santa Cruz, definen un horizonte de estatalidad, que encontraría sus propios límites en una sociedad civil que se siente parte del Estado y demanda ser escuchada por quienes están en funciones como servidores públicos.
De Movimientos a Organizaciones Sociales
Esta condición estatal que se metamorfoseaba con el poder, tenía una historia paralela en los propios movimientos sociales que habían sido los protagonistas de las principales transformaciones revolucionarias políticas frente al neoliberalismo. Además, ese reconocimiento se encuentra claramente expresado en la Constitución cuando se dice que el Estado Plurinacional es la expresión de los movimientos y organizaciones sociales. La CPE propone un equilibrio de poder para cuidar que el Estado Plurinacional sea un instrumento del pueblo y no un poder separado por sobre la gente en el sentido clásico.
Sin embargo, los movimientos sociales, constituidos principalmente por los IOC como vanguardia del Proceso de Cambio, luego de lograr las principales victorias acompañando la formalización electoral del proceso, asumieron que el Estado Plurinacional eran ellos y se replegaron a pelear por una mayor participación institucionalizada, convirtiéndose en funcionarios públicos varios dirigentes sociales y de los pueblos IOC. Los movimientos sociales se descabezaron y volvieron a ser organizaciones sociales, con su estructura orgánica y sus demandas específicas, en las que operó un paulatino proceso de despolitización; las demandas se convirtieron en sectoriales y eran básicamente económicas, sin ningún contenido propositivo para seguir profundizando el proceso de transformación del país.
Llovieron las exigencias sobre el Estado Plurinacional sin asumir la corresponsabilidad en el proceso. La COB se movilizaría, al igual que los mineros cooperativistas, los movimientos regionales como el de Potosí o el de Oruro, los pueblos indígenas del Oriente, sectores vecinales de El Alto, y también provinciales como Caranavi; en definitiva, se pulverizó el tablero de la demanda estratégica para pedirle al Estado Plurinacional su parte de los recursos provenientes de la redistribución, aspiración legítima pero que reflejaba los límites políticos que tenía el proceso para sostener a los sectores movilizados e incondicionales del Proceso de Cambio. Simplemente delegaron esa labor al Estado y prefirieron demandarle recursos.
El Estado por su parte asumió plácidamente la tarea de la redistribución, de entrega de recursos de los beneficios compartidos como objetivos constitucionales, entendidos como la ampliación de la equidad como derecho, pero también como la reproducción de una forma de poder IOC que desde la mejora de su calidad de vida avanzaría en un proceso autodeterminativo que haría posible el Vivir Bien como proyecto de país.
Masismo, Nacionalismo y Desarrollo
En este proceso de construcción de la institucionalidad, ¿cuál ha sido el papel del Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP)? El Instrumento Político exitoso en las urnas (obtuvo todas las victorias electorales) y de descomunal crecimiento político como única fuerza nacional, en realidad se fue vaciando de contenido político revolucionario y se limitó a sostener el “Evismo” presente en la movilización de masas. Ese liderazgo, como cabeza de la nueva institucionalidad, convierte al Estado Plurinacional en el nuevo Instrumento Político y Económico, con presencia en los confines del territorio. Es a partir de las instancias de Estado que los funcionarios estatales llegan a transmitir información, apoyar en los proyectos locales de las alcaldías, otorgar recursos con el “Evo cumple” y definitivamente a ser presencia política de Estado.
El MAS como identidad política victoriosa, que congregaba a las organizaciones sociales, se convirtió en el mismo freno del desarrollo político de la transformación revolucionaria, cuando emparentó el horizonte político estratégico con la participación personal de los militantes en el Estado, dejando de plantearse el desarrollo revolucionario del Proceso de Cambio.
Por eso es comprensible el que exista más “Evismo” que “Masismo”. Esa es la realidad del contexto político en el que el liderazgo representa la principal potencia pero también su mayor debilidad. Se trata de un liderazgo creado por las bases insurgentes a las que representa en su identidad pero también en su negación de historia larga de colonialidad republicana y de la más corta, la neoliberal que había profundizado las exclusiones. Era expresión de la resistencia y la negación de una forma de construcción de la realidad, y sin embargo ella misma era su limitación, pues el despliegue de un proyecto de país luego de la primera victoria electoral, se convirtió precisamente en una reinvención del nacionalismo, con tareas que además de discursos se hicieron hechos a través de la recuperación de los recursos naturales, la inclusión de la diversidad en la política y en la economía, y el papel atribuido al Estado para redistribuir recursos y construir una nueva legitimidad estatal basada en presencia real que acompañaba una nueva legislación constitucional.
Por primera vez el país en su conjunto empezaba con todos y todas una nueva historia nacional. No es del todo extraño por tanto, en este contexto, que la idea del nuevo nacionalismo se asociara a la del desarrollo de las fuerzas productivas para generar un proceso de redistribución que permitiera a la mayoría excluida ser parte de un país del que nunca lo fue como derecho ejercido. Sin duda alguna, en un país donde lo único que se ha democratizado y ampliado de forma permanente es la miseria, es comprensible entender que desde una perspectiva de la mayoría IOC, la ampliación de las posibilidades de vida y la inclusión pasen por permitir a los más pobres el acceso a los recursos básicos.
Es una versión clásica del capitalismo social, que asume que sin dejar el mercado se puede lograr una mejor redistribución a través del Estado, que es el que atenúa las diferencias sin generar confrontación e impulsa la construcción de la igualdad de oportunidades como proceso que permite una mejor correlación para hacer posible cambios estructurales mayores en la sociedad, que paralelamente se tiene que proponer la eliminación de la colonialidad y la dependencia, para hacer posible el Vivir Bien.
La otra mirada de país
Sin embargo, Bolivia tiene otra historia contenida en la plurinacionalidad, aquella de resistencia desde la identidad, la de memoria larga que al mismo tiempo ha sido capaz de convivir junto a un “Estado Aparente” que no logró representar al país porque los sectores dominantes no se propusieron construirlo más allá de sus propios intereses patrimoniales, pero también porque la fuerza de los IOC presentes en la historia generaron un camino paralelo de luchas y resistencia que en los hechos planteaba una forma propia de existencia y de convivencia.
Este otro país, de la plurinacionalidad, es el que le permitió al liderazgo ser portador de su historia comprimida, reivindicada y sostenida en la oposición y en la resistencia. La propuesta constituyente del Pacto de Unidad intenta sistematizar no sólo la resistencia sino sobre todo el proyecto alternativo al neoliberalismo y al capitalismo, recoge la historia no escrita de los pueblos y busca convertir en propuesta nacional lo que fue la resistencia pero sobre todo lo que esos pueblos proponen en el marco de la construcción plurinacional de Bolivia. A pesar de eso, existen diferencias políticas en las que se inscribe cada pueblo; así, los aymaras y los quechuas, que son mayoría en Bolivia, se han inscrito en las luchas como vanguardia, reivindicación y propuesta, mientras que los pueblos del oriente lo hicieron como resistencia frente a la ofensiva permanente a desaparecerlos y subsumirlos en la migración.
La propuesta de vida es el proyecto político del Vivir Bien, que recoge como ideal la tierra sin males de unos pueblos y el suma kamaña de otros, y que definitivamente implica otra forma de entender el desarrollo y la convivencia. Sin embargo, lo que fue la base de la resistencia comunitaria, que hizo posible el compartir y el poder compartido en las comunidades, y que es una lección histórica que quiere ser proyecto de país, se ha encontrado en la realidad con demasiadas limitaciones hasta ahora.
Algunas fundamentales pasan todavía por las sombras colonizadoras que sobreviven y se multiplican cuando los dirigentes de los pueblos olvidan a sus bases al convertirse en dirigentes o funcionarios de gobierno, pero también cuando no han podido avanzar en una propuesta política que haga posible el Vivir Bien en este momento histórico que exige a los movimientos sociales la capacidad de proponer y construir una alternativa desde la plurinacionalidad para hacer contrapeso o complemento a la propuesta estatal del nacionalismo y a las políticas de desarrollo. No está demás mencionar las decenas de proyectos que habiendo sido traspasados por el Estado para la administración IOC, fracasaron con estafas y apropiaciones dirigenciales, o bien las cientos de hectáreas de bosques que son vendidas por pueblos indígenas a madereros y expoliadores de recursos naturales.
Estos ejemplos históricos no deslegitiman la propuesta histórica de los IOC, pero permiten ver las limitaciones que actualmente se tienen para avanzar en un proceso político donde sean los pueblos, en su construcción autonómica, los que generen una posición de vanguardia en la transformación del sistema. Las resistencias particulares, válidas en tanto reivindicaciones y en tanto recordatorios del olvido de las necesidades urgentes de los pueblos al Estado Plurinacional, no terminan de plantear una propuesta de país diferente y diferenciado. Más allá de eso, al discurso romántico de los pueblos y de la ecología se suben demasiados oportunistas y opositores del pasado que no encuentran reparos ni resistencia en los mismos pueblos, para asumirse como “defensores de indígenas” aparentemente maltratados por su “gobierno indio”.
El TIPNIS y el reto país
Lo expuesto anteriormente nos permite reflexionar algunas conclusiones para seguir el debate. Quizás en primer lugar, el asumir que el contexto político de la Constitución es el de la correlación de fuerzas vigente en el país, con el que debemos continuar como punto de partida y de transición. Quiere decir que el contexto de la democracia formal y representativa y la de los consensos tienen igual derecho para construir Bolivia, pero que definitivamente en el desarrollo político del Estado Plurinacional, la lucha ideológica será cada vez más preponderante.
Las tensiones asumidas en la Constitución entre dos formas de hacer-sentir-vivir país que reflejan un reconocimiento básico de dos perspectivas históricamente contrapuestas y enfrentadas, tienen a la democracia intercultural como propuesta de convivencia de la diversidad. Sin embargo, el punto de partida para la resolución de las tensiones es: o bien la mirada liberal vuelve a ser hegemónica, en tanto discurso y práctica institucional, de relación entre la sociedad civil y el Estado como entes separados pero al mismo tiempo ligados por la legalidad y la legitimidad, o bien las organizaciones y movimientos sociales son capaces de construir los fundamentos históricos del Vivir Bien, no como práctica defensiva y de romántica preservación ecológica y humana, sino como propuesta de país, donde los derechos colectivos, la economía comunitaria, la autonomía indígena, sean capaces de establecer para Bolivia una propuesta de la Plurinacionalidad como esencia del Vivir Bien.
Mientras eso no ocurra, el país seguirá viviendo el despliegue de un proyecto desarrollista en lo económico, que en lo político y lo social permite, a través del Estado, una redistribución de recursos a la sociedad civil en procura de la mejora de sus condiciones de vida, y como idea en proceso, la generación histórica de condiciones para que los actores sociales se potencien en su capacidad de proponer y de construir país con el Estado Plurinacional, pero también fuera de él en su capacidad autodeterminativa.
El debate por tanto transcurre en su forma creativa en la capacidad de proponer, desarrollar y construir, desde las organizaciones y movimientos sociales, una propuesta nacional que involucre a los actores sociales que hicieron posible este proceso, repolitizando el proyecto de transformación y revolucionando al propio Estado Plurinacional en su mandato de ser “gobierno de los movimientos sociales”. No basta a estas alturas, aunque siga siendo fundamental, la democratización de la representación en el Estado de los IOC si no es acompañada de un proceso deliberativo y de formación política que transcurra en su calidad autodeterminativa, fuera y dentro del Estado Plurinacional.
Esto sólo será posible si las organizaciones sociales asumen su proyecto histórico en el marco de un proceso creado por ellos mismos, que implica la permanente reapropiación propositiva del Estado Plurinacional y de su liderazgo. No existe otro espacio más allá del presente. Las demandas y reivindicaciones locales y particulares no aportan, ni tampoco las escisiones políticas de quienes apuestan a la sustitución del liderazgo, que lo único que pueden provocar es el crecimiento de una oposición que, arrinconada históricamente y sin argumentos, hoy apuesta a su rearticulación en base a los errores y traiciones en el marco del propio Proceso de Cambio.
El Estado Plurinacional, por su parte, debe recuperar su capacidad de tejer consensos y construir voluntades políticas, debe contribuir a la deliberación pública y a la permanente politización de las organizaciones sociales para que sean más democráticas cuando sean capaces de proponer miradas estratégicas y ponerlas en marcha, para que la revolución de las voluntades no se trate tan sólo de funcionarios estatales, sino del conjunto de la sociedad civil. Mientras no exista un permanente reencuentro entre el Estado Plurinacional y las Organizaciones Sociales en torno a un proyecto histórico en construcción permanente, seguramente los errores estatales continuarán y las organizaciones sociales se mantendrán en el plano reivindicativo frente al Estado sin asumir el reto histórico de construir el Vivir Bien con un Estado Plurinacional que es su propio instrumento.
En definitiva, para continuar construyendo debemos salir de la agenda que le han puesto los medios de comunicación y los opositores al proceso: ni el gobierno ha traicionado el proceso revolucionario ni los IOC son opositores y vendidos al imperialismo. Estas tensiones, alimentadas desde la marginalidad política, buscan una nueva correlación de fuerzas que atomice a los actores sociales y desmitifique el liderazgo que ellos no tienen, para reestructurar el poder colonial que aún no perdieron. Estas mismas tensiones leídas desde la Plurinacionalidad tendrán que ser asumidas como permanentes en el proceso de construcción del Vivir Bien, pero sólo tendrán sentido creativo cuando sean capaces de proponer conjuntamente un rumbo consensuado para la revolución que hoy vivimos en Bolivia.

5 de noviembre de 2011

El irracional modelo de consumo occidental

Max Murillo Mendoza

Está llegando a su fin apocalíptico el “Modelo de Desarrollo y Progreso” occidental? Dicho modelo es también mental e ideológico, traído a estos lados del mundo por colonias extranjeras que hasta hoy son parte del poder clasista y oligárquico de nuestro país. Modelo que les sirvió para destruir hasta donde pudieron, sobre todo en el siglo XIX, nuestras comunidades indígenas y nuestros territorios. Y en este modelo nosotros los indígenas somos un escollo, un obstáculo al desarrollo. No nos ven como desarrollados ni eventualmente capaces de pensar en términos de progreso y consumo. Por lo que desde siempre quisieron destruirnos y eliminarnos desde el llamado estado; pero no podían destruir a la gallina de los huevos de oro, porque también desde siempre vivieron a costa de nosotros. Ese modelo aparentemente ha entrado en crisis: Cambio Climático, crisis global financiera y económica, crisis política global y sistémica.
Pero a no confiarnos. Nada hay a cambio. La agonía durará muchos años todavía, y entre tanto estos grupos de poder acudirán a sus estrategias de sobrevivencia antes de convertirse totalmente. Y ya está sucediendo: se están convirtiendo en ecologistas y verdes. Se están acomodando a los tiempos cambiantes, a las modas intelectuales y al folklor de la información de consumo masivo. Empezaron con vestirse la camiseta del MAS, para entrar como ministros y de palaciegos del poder. Las mentalidades depredadoras y anti indígenas, es decir anti bolivianas, se están acomodando a los procesos de cambio. Pero sus mentalidades son las mismas, sus intereses no han cambiado, porque los hechos son los mismos a pesar de los tiempos cambiantes. Su congénito racismo y ceguera anti indígena sigue a flor de piel. Su bloqueo mental por construir un estado propio y nuestro no funciona, porque no se consideran parte de nuestras civilizaciones, y al parecer no despejarán sus traumas de seguir siendo los señoriales y los dueños de nuestros territorios. Las historias en todo esto son las mismas: nos matamos entre indios, y nos peleamos entre indios por ellos.
Los centros de los poderes, Europa y Norte América, están en profundas crisis. Pero no tienen la intención de modificar sus lógicas perversas de comercios y economías depredadoras. Y sus poblaciones agonizan en la desesperación total, y los miedos de perder sus privilegios ganados a costa de la explotación mundial. Poblaciones castradas y domesticadas políticamente, que son incapaces de generar ideas alternativas, ni procesos sociales distintos. Apenas atinan a ponerse los títulos de “indignados”, porque no son capaces de nada más. Las revoluciones han quedado en el recuerdo de sus museos mentales. Por lo que ni siquiera desde esos lares llegarán cosas alternativas.
Qué nos queda a los que somos de estos lados, desde siempre? Seguir profundizando lo nuestro: nuestras lógicas sociales y culturales, a pesar de las modificaciones y los desastres ocasionados por los agresivos ataques que hemos recibido: culturales, religiosos, ideológicos e históricos. Conocemos todos los tiempos llegados y todas las modas llegadas y venidas. Para nosotros es un tiempo más. Mientras no tengamos nuestros propios estados, nuestras propias lógicas nada cambiará, sino el folklor de quiénes desde siempre nos toman sólo como carne de cañón. Como experimentos y experiencias de laboratorio. Nuestras persistencias deben seguir siendo constantes y también agresivas. Todos los tiempos son los mismos. Y esas agresiones sangrientas y pacíficas ideológicas no nos han derrotado. Pues quizás esté cerca por fin nuestro tiempo, nuestra PACHA y por fin entonces nos encontremos con nuestros antepasados que resistieron como nosotros, con sabiduría y constancia y paciencia.
Cochabamba, 4 de Noviembre de 2011.

1 de noviembre de 2011

El país en el que las empanadas tumbaron a McDonald´s

Lorena Arroyo
BBC Mundo
Última actualización: Martes, 1 de noviembre de 2011

McDonald´s intentó adaptarse a los gustos locales pero no tuvo éxito.
Su gran "M" amarilla sobre fondo rojo es reconocible practicamente en cualquier parte del mundo y es uno de los símbolos de la globalización, pero hay un lugar de América Latina en el que la cadena de hamburguesas McDonald´s no tuvo el éxito esperado.
Fue en Bolivia donde, pese a que el restaurante intentó adaptarse a los gustos locales (incluyó la llajwa, la salsa con la que los bolivianos aliñan sus platos, y música folclórica), no logró triunfar.
Por eso, en 2002 y después de cinco años en el país, la cadena de hamburguesas decidió cerrar sus ocho sucursales en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
Ahora el documental "¿Por qué quebró McDonald´s en Bolivia?" explora el motivo por el que los habitantes de esas ciudades le dieron la espalda a las hamburguesas más populares del mundo."La cultura le ganó a una transnacional, al mundo globalizado", afirma en conversación con BBC Mundo Fernando Martínez, director del documental.
Para Martínez, una de las claves de ese fracaso fue el precio, ya que, según explica, el menú más barato costaba entonces 25 pesos bolivianos (algo más de 3 dólares), mientras que, por ejemplo, en La Paz, en la actualidad se puede conseguir un almuerzo completo en un mercado popular por 7 bolivianos (menos de un dólar)."Es fácil atribuirlo a la economía, pero detrás de ella están las personas, la sociología y los aspectos culturales", matiza Martínez al explicar que esos precios tan asequibles se deben a la relación de los bolivianos "cercana a la tierra" que les lleva a comer platos con los productos tradicionales "de sabores intensos y fuertes y de muchas horas en la cocina".
Viaje a través de la comida boliviana
El documental muestra cómo se prepara la khala purka, una sopa que se calienta con piedra volcánica.
El documental, que se acaba de estrenar en Bolivia después de pasar por varios festivales internacionales, hace un recorrido por el país sudamericano a través de su comida.
El viaje cinematográfico comienza en Potosí, con la preparación de la khala purka (una sopa de maíz espeso con ají y charque que se calienta con una piedra volcánica) y también lleva a Cochabamba a conocer los famosos "trancapechos de doña Betty", un generoso sándwich cochabambino que lleva arroz, carne y huevo frito.
McDonald´s en Sudamérica
Argentina: 192, Brasil: 480, Chile: 55, Colombia: 97, Ecuador: 19, Paraguay: 7, Perú: 20, Uruguay: 19, Venezuela: 180
Datos del documental "¿Por qué quebró McDonald´s en Bolivia?
Además de visitar mercados tradicionales, en el documental también entrevistan a chefs de la comida nueva boliviana, a historiadores, nutricionistas, sociólogos y al que fue dueño de la franquicia de McDonald´s en Bolivia, Roberto Udler."Yo había crecido haciendo varios viajes al exterior y la verdad que miraba con envidia que otros países tenían Mc Donald´s y nosotros no", confiesa el empresario en el documental, donde explica que la multinacional decidió cerrar todas las franquicias que estaban en zonas conflictivas después de los atentados 11 de septiembre.
Sin embargo, los bolivianos en cuanto a gustos, lo tienen claro. Y, como dice la canción que pone la banda sonora al documental "a mi paladar no se le impone ni cómo ni cuándo".
Por eso, en Bolivia siguen triunfando los platos tradicionales como las empanadas salteñas, el pan con queso, el fricasé, el majadito o el silpancho.